CAPÍTULO ONCE

2K 268 59
                                    

 Japón, Taiwan, Malasya, Singapore, Indonesia, Hong Kong, realmente yo ni siquiera conté los países, solo iba de una lado a otro haciendo lo mismo, de habitación en habitación, de un avión a otro, de escenario e escenario, de camerino a camerino, ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Japón, Taiwan, Malasya, Singapore, Indonesia, Hong Kong, realmente yo ni siquiera conté los países, solo iba de una lado a otro haciendo lo mismo, de habitación en habitación, de un avión a otro, de escenario e escenario, de camerino a camerino, simplemente no podía quedarme quieto, es cómo cuando estás en el medio del océano, si no nadas te hundes.

Yo me quedaba quieto, me quedaba solo, me quedaba sin nada que hacer y me rompía, en pedazos más pequeños de los que ya era, acababa con lo poco que quedaba de mi ser, todo se me venía encima, era cómo...una bola de nieve, constantemente se volvía más grande por cada día que yo evitaba pensar en mis problemas y emociones pero negaba a detenerla, solo la dejaba crecer.

En un intento por salvar lo que quedaba de mí empecé a salir de nuevo, un club diferente cada noche, un millón de tragos diferentes cada noche, una chica nueva cada noche, un paquete nuevo de preservativos cada noche, un demonio más cada noche.

Se me salió de las manos de nuevo y volví a ser lo que era antes.

Un inútil dependiente. Ahora dependía del alcohol, dependía de no estar sobrio, dependía de no quedarme lúcido, dependía de chicas que no me dejaran pensar en nadie más que en mí y en ellas, dependía de esa música depresiva para olvidar.

Fue un milagro que nadie notara lo que estaba sucediendo conmigo, creo que entendían que necesitaba mi espacio y mi tiempo, pero ni siquiera yo mismo me lo estaba dando.

No necesitaba tiempo para meditar y superar, necesitaba no pensar en nada. Todas las noches esperaba a que la chica en turno se durmiera, entraba al baño, me tomaba varios de mis antidepresivos con una botella de coñac y rasgaba mi muñeca mientras pintaba un paisaje hermoso que reflejaba quien había sido cuando había sido feliz.

Era casi una rutina diaria.

¿Me hacía sentir mejor?

No.

Solo me hacía olvidar y eso era mejor que nada.


...


— ¡Suelta eso saldremos en 50 minutos! — exigió Luke tratando de quitarme la botella con vodka de mis manos.

— ¡NO! — grité furioso ¿Por qué debía meterse en mis asuntos? si yo quiero me bebo hasta la conciencia y él que se pudra — Déjame en paz.

— Michael estás ebrio y no puedes tocar, debes dejar de beber. — el rubio aún seguía forcejeando.

— ¡DÉJAME SOLO LUCAS!

— Michael basta no te hagas esto más. — pidió sacudiéndome de los hombros.

— VETE. — ¿Por qué mierdas no me deja solo? pero no Luke jamás me dejaría en paz, se volvió a acercar a mí y volvimos a forcejar, el jalaba, yo jalaba y de un momento a otro la botella estaba rota entre mi manos que comenzaban a chorrear sangre por los pedazos que se incrustaron en mis palmas, el liquido quedó vertido en el piso y todo se destrozó, cómo yo, yo estaba destrozado, no, peor que eso, yo estaba jodido.

Cecile | Michael Clifford | Girl.Part: 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora