Parte 1

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-Vístete-le digo a una joven acostada a mi lado-Ya es tarde- suavizó el timbre de mi voz y le acaricio la mejilla. Ella sonríe complacida, sentándose a mi lado. Su largo cabello rosa cae sensualmente sobre su espalda desnuda, hermosas curvas y suave piel blanca. Continúo recostado en la cama, ella se voltea, me ve nuevamente y sonríe. Sus pechos perfectos están justo delante de mí. Toma su brasier que esta sobre la cama, a mis pies, hecho de un bonito encaje rojo y lo coloca sobre sus senos blancos poniéndole fin al bonito paisaje.

-¿No piensas vestirte tu?-pregunta mirando hacia la ventana. -Ya es muy tarde para que regreses a tu casa, porque no te quedas aquí- me acorrala hacia la cama robándome un beso pequeño. No contesto, solo sonrío y le acaricio el rostro nuevamente.

-Tomare un taxi, esa casa se derrumbaría sin mi-ella sonríe volteando los ojos hacia la izquierda, se retira y comienza a ponerse la falta. Me levanto de la cama, tomo mis pantalones del suelo, el silencio reina entre nosotros. No hay más que decir. Al terminar de vestirme me despido con un beso, un agridulce "Nos vemos" y cierra la puerta tras de mí. Ella sabe inconscientemente que no volveré y aun así note en sus ojos un rastro de esperanza.

Camino con tranquilidad hasta casa. Los negocios comienzan a cerrar, la gente apresura el paso en dirección contraria a la mía. Giro en una esquina, cruzo una calle... me adentro en una avenida, el viento sopla. La ciudad sigue estando igual de monótona que el día anterior. Cuando llego a casa me doy cuenta de que la luz del cuarto de Rin aun sigue encendida.

Saco las llaves de mi mochila para abrir la puerta cuando de repente esta se abre sin avisar. Una joven chica de largo cabello verde sale risueña de la casa, me hago a un lado para verla pasar. "Es tan hermosa", pienso sin razonar mis palabras. Rin se encuentra en el marco sonriéndole, ninguna de las dos se da cuenta de mi presencia. Todo pasa en cámara lenta: Sus ojos radiantes, su piel blanca, el ajustado uniforme de marinera que porta de manera majestuosa, los suaves destellos que las lámparas le roban a su melena... ¡Pareciese una princesa que escapo de un cuento de hadas!

El tiempo comienza su marcha habitual, acelera el paso sin mirarme y se sube a una limosina negra que la espera. Rin voltea hacia mí, desaparece la sonrisa que estaba en su rostro, deja la puerta abierta sin dirigirme la palabra.

Entro a la casa cerrando la puerta con suavidad ensimismado en mis pensamientos y en el ligero trance que la joven me ha causado.

-Buenas Rin-saludo, ella apenas si me atiende-¿Quién era...?-se voltea furiosa, no me deja terminar la frase, siento su intenso mirar. Intuyo lo que piensa

-¡Ah no!-grita-¡Con ella no te metas! ¿Acaso piensas que no medí cuenta de tus negras intensiones?-Trago saliva, es difícil imaginar el concepto en el cual te tiene tu hermana mayor.

-Solo quiero saber su nombre, eso es todo, además no hare nada. Lo prometo-pongo la mano derecha en mi corazón para causar un efecto más dramático.

-No te creo-dice entrecerrando los ojos. Camina hacia la cocina. La observo caminar desde el frutero, tomo una manzana y la muerdo si despegar la vista de ella. Camina de un lado a otro guardando comida y cazuelas vacías. Rin también es bonita, una imagen perfecta de mi. Cabello rubio, ojos azules, mismo rostro... parecemos el reflejo de un espejo. Rin es inquieta, rebelde y testadura pero sabe cuando parar, es por eso que es la chica más inteligente de la escuela.

-Y... por cierto, como esta Kaito-Rin deja lo que está haciendo de manera inmediata, noto como su rostro se enrójese rápidamente, rio para mis adentros.

-Yo, este... no se de lo que hablas...- se voltea rápidamente y continua realizando su labor.

-Vamos, ¿Qué no piensas presentarme? Me siento ofendido-Pongo mi mano en mi frente y cierro los ojos, ladeando mi cuerpo un poco. Rin no voltea a verme.

-No es nada serio, solo salimos un par de veces-Noto timidez y dulzura en su voz. Un ligero escalofrió recorre mi espalda, no puede ser.

-¿Estas enamorada?-pregunto atónito. Me es difícil creerlo-¿La gran tsudenre Rin se ha enamorado?... ¡o por dios es el apocalipsis!-corro en círculos en torno a ella, Rin toma un sartén y me lo estrella en la cabeza.

-¡No es algo para que fastidies!-Su rostro aun sigue rojo. Continua golpeando mi cabeza mientras corro. Esa felicidad que ella siente, pienso, ¿podre sentirla algún día?


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