Parte 3

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No podía creer que esto me estuviera pasando a mí. Jamás pensé que me sucedería, Rin me lo advirtió muchas veces pero no creí en la fidelidad de sus palabras. Lo peor de todo era que con aquella chica jamás me había besado... ni siquiera cruzado palabra, ¡El colmo! Era que yo sentía que la amaba tanto que podría explotar en cualquier momento. Ella era la más lista de la escuela, una chica hermosa y popular que recibía cientos de propuestas de chicos de todo aspecto físico y condición social. Se había mudado a la ciudad apenas unos meses atrás y ya era una noticia. Y no es para menos... ella posee la sonrisa más hermosa que había visto.

Su nombre es Miku Hatsune. Alta de piel blanca y suave (o al menos eso es lo que yo me imagino), sus ojos son de color aqua brillantes como dos soles en el horizonte matutino. Es dos años mayor que yo, pero si considerando que Meiko-san me lleva casi de doble de años, entonces es una edad considerable. Miku es muy buena en todas las clases, ella y mi hermana se conocieron en un club de juegos de mesa, donde las estrategias y las trampas quisquillosas están a la orden del día. Todos sus integrantes se esfuerzan al máximo para no caer en manos de la líder del club, Akita Neru, quien obliga a sus compañeros a cumplir vergonzosos castigos que consisten en vestirse de manera ridícula o ser la sirvienta de todo el club. Poco después me entere que Akita saco aquellas terrible ideas de su anime favorito.

Miku poco a poco se convirtió en la mejor amiga de mi hermana, cómplice de sus desventuras y guardiana de sus secretos. Rin le tenía mucho aprecio, es por eso que en cuanto se entero de mis, según ella, malévolas intenciones me aclaro que Miku "no estaba en juego".

-Ya se lo que piensas-me dijo una noche-¡Y no lo harás! Ella es mi amiga y está PROHIBIDA-me acorralo en una esquina de la sala señalándome acusadoramente-¡Prohibida!-dio media vuelta de forma amenazante y salio de la casa dando un portazo.

El viento sopla con serenidad en lo alto de la escuela, los ruidos llegan amortiguados hasta mis oídos debido a la lejanía. El cielo se encuentra limpio de nubes... me recuesto sobre el suelo, cansado, la jordana escolar es increíblemente agotadora, hoy desde que entre a la escuela, entre a todas mis clases sin excepción, y todo por ver, si de casualidad, me topaba con ella. ¡¿Que es lo que me sucede?! Tomo mi cabeza entre mis manos... hoy no es mi día.

Imágenes vienen a mi memoria, recuerdos de vivos colores. Es una tarde de verano, hace mucho calor, corro hacia un árbol para protegerme del calor, sé que no bastara para protegerme de los rayos del sol, pero por lo menos disfrutare de la brisa sin rostizarme. Cuando me acerco mas al árbol puedo vislumbrar a un niña recargada en el, esa niña es muy parecida a Miku, sin embargo su cabello es corto. Poco después... los recuerdos desaparecen detrás de una nube gris.

Miro mi reloj, ya en el presente, me doy cuenta de que es muy tarde, si no me apresuro, perderé el camión de las seis. Me levanto con apuración, bajo las escaleras como un rayo, cruzo pasillos y aulas sin darme cuenta de mí alrededor. Pronto, choco contra algo suave, caigo al suelo junto con aquello y pierdo la visión por una fracción de tiempo, por lo menos lo suficiente para perder mi paradero.

-Lo siento mucho-oigo que una voz se disculpa a mi lado, levanto el rostro, mi corazón casi se detiene al darme cuenta quien es.

-Miku, no yo lo siento ¡lo siento mucho!-me levanto lo más rápido que puedo y le ayudo a ponerse de pie, recojo del suelo todas sus hojas y libretas que debido a mi imprudencia, ahora están esparcidos por el suelo.

-Muchas gracias Len, ¡eres muy caballeroso!- me sonrojo cuando lo menciona, me doy cuenta que es la primera vez que me lo dicen.-¿Quieres acompañarme a la central de autobuses?

-¡Claro!-digo sin pensar, tomo mis cosas del suelo y la sigo hipnotizado viendo su espalda delante de mí. El silencio ronda entre nosotros, me siento incomodo y sé que ella también.

-¿Estas en algún club?-preguntamos los dos al mismo tiempo, nos reímos por nuestra torpeza, responde ella primero.

-No, pero soy integrante del consejo estudiantil. Las reuniones siempre son después de clases todos los jueves... salgo hasta tarde, ¿Y tú?

-Ammm-siento un poco de vergüenza decir que solo pierdo el tiempo-No, me quede a hacer una tarea algo difícil.-ella se ríe de mi respuesta-¿Qué es tan gracioso? ¿Fue algo que dije?

-No-me dice con una sonrisa en el rostro y una mano en la barbilla-es que Rin siempre dice que eres un cabezota-me sonrojo de nuevo, tiene razón, yo nunca he hecho una tarea por mi cuenta.

-Pues he cambiado-digo con mucho orgullo-En todos los aspectos-pongo mis manos enfrente de mi abarcando todo mi cuerpo en un arco, ella me mira, curiosa.

-¿En todos?-veo esperanza, emoción y curiosidad en sus ojos, me conmueve.

-En todos-suspiro, era verdad, desde que descubrí que estaba enamorado de Miku, no he tocado a una chica. No he tenido una sola cita desde que Meiko se mudo. Era algo por qué presumir. Nos detuvimos en la parada, un camión llego casi de inmediato, ambos subimos. Escogimos los asientos más| alejados del conductor.

-¿Sabes? Me alegro mucho de que hayas cambiado. Por un momento pensé que te había perdido.-me sorprendieron sus palabras, ella me miraba, como si me conociese de años, aunque solo hemos convividos unos meses. Puso su mano sobre mi mano, el calor me reconforto. Nos quedamos en silencio hasta que el cambio se detuvo, Miku se levanto, se puso delante de mí, y me dio un beso en la mejilla... sus labios eran muy suaves y cálidos.-Nos vemos mañana-me dijo sonriendo, le respondí de la misma manera y la observe perderse entre las casa y comercios de la zona.

El sol estaba a punto de ocultarse, la luz rojiza iluminaba mi rostro completamente feliz. Ahora entendía que Miku no era solo un pasatiempo, era algo real, algo que quería tener por siempre... para siempre.


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