Decisiones e Ilusiones

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Amanece y trae consigo un nuevo y prometedor día que daba comienzo.
Amethyst se estiró,sentándose con cansancio sobre el lecho.
No  había logrado conciliar el sueño con facilidad.
Pero finalmente éste sobrevino con una fuerza abrumadora que le fue incapaz de eludir.
Desconociendo la hora se puso de pie para ir a lavarse la cara en un pequeño cuenco depositado en la mesa.
Volcó sobre él el agua caliente de un jarro que había ido a buscar unas horas antes.
Bueno,también debía asearse.Dar una excelente impresión y estaba más que segura de que lo lograría.En cuanto a sus habilidades y manejo de la espada era insuperable.
Hábil,ágil y con una perfecta precisión.
Una media sonrisa surcó por sus labios al pensar en ella.

Estaba decidida.

De pronto escuchó un sonido repetido y agudo provenir de la ventana.
Se acercó lentamente con la espalda pegada a la pared y con cuidado,a la vez que sujetaba su espada.

¿La habrían seguido?¿Sería un espía?
Acercó su cabeza para observar a lo que se enfrentaba y abrió los ojos como platos al notar que no era nada más ni nada menos que Jazmeen,lanzando pequeñas piedras que tenía a sus pies contra la ventana.
una forma nada sutil de llamar su atención.

Bajó su espada.Vaya susto le había dado.

La pelinegra abrió la ventana y le hizo un gesto con la mano,saludandola.

-¿Porqué no pasas?

-Es que no quiero molestarte-se asombró ante la poca lógica de sus palabras.Si no quería molestarla, en primer lugar por qué había arrojado piedras a su ventana llamando así su atención?

¿Que más daba?suspiró pesadamente y le dirigió una sonrisa.

-Sube,te estás congelando-y era cierto,era una mañana muy fresca.

-Aún no abre el posadero...

-Deja,yo hablaré con él-cerró la ventana despacio y vistiéndose con unas cómodas prendas fue hasta donde se.encontraba el posadero.
Al cabo de unos minutos,la puerta se abrió para recibirla.
Jazmeen se apresuró a abrazarla con fuerza.Y no se preocupó de que nadie la viera,debido a lo temprano que aún era.

-Vamos,pasa-dijo amablemente la mayor observando como la castaña asentía débilmente.
Ésta pasó delante de amethyst y saludó con gentileza al posadero.
Luego se encaminó a la habitación.
Una vez dentro,la mayor sujetandola con firmeza por la cadera y girándola para quedar frente a ella,la besó,envolviendo los dulces labios de la contrarlia.

-no dejas de sorprenderme-suspiró con agitación sobre los labios húmedos de amethyst y una pequeña y traviesa sonrisa se dibujó en los suyos.

-Eso nunca-respondió apoyando su frente contra la de jazmeen-¿y bien?¿hay buenas noticias?-quiso saber con cierta latente inquietud la pelinegra-.

-a decir verdad-dijo rodeando la pequeña mesita hasta llegar a la cama y sentarse en ella- le comenté la idea a mi padre anoche y estuvo de acuerdo-ladeó su cabeza ligeramente al responder-en el día de hoy...debes presentarte ante él y si lo deseas,darás tus votos de lealtad para...conmigo-dijo y sus mejillas adquirieron un exquisito color rosado,mientras mordía su labio inferior.

-Claro-respondió amethyst-después de todo,para eso estoy aquí-dijo con firmeza mientras comenzaba a calzarse la ligera armadura y la capa.

Notó como jazmeen la observaba con intriga.

-Es una armadura especial.La realizó mi padre,el mejor y más habilidoso herrero en el reino-comentó pasando sus dedos sobre el peto.

-¿Pesa?-fue la pregunta de la castaña.

-No,no lo hace.Naturalmente,por ser mujer,soy más rápida y ágil que un hombre,es por eso que desarrollo esta armadura,con un metal ligero pero lo suficientemente resistente-amethyst sonrió con orgullo y satisfecha mientras que jazmeen fruncía el ceño.

-¿Ah sí?-dijo levantándose casi de un salto del lecho-pues yo tambien soy mujer y no soy ninguna de esas dos cosas-se llevó ambos brazos a la cintura y los puso en jarras.

-No es para que estés orgullosa de eso-respondió riendo de buena gana-Es que tú siempre has sido mala para ese tipo de cosas ,jazmeen.Además, yo he recibido un arduo y especial entrenamiento por parte de mis hermanos mayores ,y tú-carraspeó un poco echándose el cabello hacia atrás,gesto que hacia involuntariamente siempre que no encontraba las palabras adecuadas-eres una princesa.Pienso que es normal que diferamos en eso si lo piensas-.

La pelinegra hablaba tan bien de su padre y hermanos que la menor no pudo evitar sentir algo de celos de ellos.

Amethyst se expresó con claridad y tono ameno,para luego acercarse unos pasos hacia la joven princesa y así acariciar con dulzura su cabello.-tú tienes muchas otras cosas buenas de las que yo carezco,jazmeen-dijo recordando algunas de ellas,evocando el pasado juntas-pero ahora-sujetó el delicado rostro de la menor con ambas manos-dedicame una de tús bonitas sonrisas y partamos,¿sí?

Y eso hizo jazmeen,poniendo sus manos sobre las de la pelinegra dedicándole una amplia y cálida sonrisa a la que solamente amethyst tenía acceso y siendo la única persona capaz de provocarla.

-Bien,vamos-respondió con ojos cariñosos pero decididos.

Recuerdo que  esa mañana,era una mañana fría,diferente de otras.
Un día que nunca olvidaría.
Un día que marcaría mi vida  para siempre.

De haber sabido que mis decisiones cambiarían el rumbo de todo cuanto conocía...

No debería haber accedido.

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