1. El comienzo

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Me gusta la noche, me gusta la manera que la luna refleja todo lo bueno del sol, me gusta que a la vez las estrellas siempre la acompañan, mostrando su gran lealtad. Solía creer que las estrellas eran las compañeras inseparables de los dos amantes eternamente separados. El sol y la luna. Mi madre solía contarnos, a mi hermana y a mi, un tierno poema sobre como el sol y la luna resultaron separados.

"El sol de la tarde es el más hermoso,
Con sus colores rosa, blanco y rojo
Esos son los colores de la primera vez
El rosa la inocencia, el blanco la esperanza
El rojo el amor que tenemos tu y yo

Pasada la tarde cae la noche,
Aquella chica que emite una bella luz plateada
Monta las estrellas como un coche
El cielo nocturno refleja la batalla,
Entre tu y yo, entre la obsidiana y la escarlata

Finalmente el sol sale de nuevo,
Y con este el cielo se vuelve celeste,
Reflejando el ganador
De la batalla anterior

A habido perdidas entre tu bando y el mío,
A habido discordia en tu corazón podrido,
A habido guerra desde que te conocí,
A habido paz desde el momento que te vencí"

Me gustaba ese poema porque mostraba como el sol había tenido que abandonar cualquier sentimiento hacia la luna para lograr la paz en el cielo. Quizás es por eso que me gusta la noche, porque mi único deseo es que, a pesar de mis sentimientos, mi hermana debe permanecer a salvo.

Mi reloj de muñeca me dice que son las 2:30, por tanto decido que es demasiado tarde para estar despierta. Entro con cuidado por la ventana de la sala y subo las escaleras en dirección a mi cuarto, escucho gritos y golpes y sé que mis padres pelean de nuevo, salvo que esta vez escucho vidrios rompiéndose y un disparo.

Rápidamente corro hacia mi habitación y me meto debajo de las cobijas, escucho las fuertes pisadas de mi padre por el pasillo, al seguir mi.cuarto de largo sé que se dirige al cuarto de mi hermana. Escucho con atención y rápidamente salgo de mi cama y me pongo unos pantalones verdes, una camiseta roja, un gorro blanco, mi suéter del mismo color que la camiseta y unos tenis vinotinto. Al escuchar un leve quejido de mi hermana salgo disparada hacia este y al llegar sorprendo a mi padre violandola.
El mi sonríe y la rabia se apodera de mi.

-¡Sumer! Justo a quien quería ver- el olor a Alcohol de su putrefacto aliento llena mis fosas nasales, haciendome estornudar -¿Quieres acompañarnos?- en ese instante mi hermana suelta un grito sonoro y lagrimas congeladas salen de sus bellos ojos azules

-¡Déjala, no la toques!- toda la felicidad, paz o tranquilidad es reemplazada por furia... pura y ardiente furia. Me acerco a.mi padre y sé, por su mirada de miedo, que mis ojos están totalmente rojos y mis manos ya tienen una bolita de fuego en ellas.

-¡Sumer! ¡Sumer! ¡Para por favor! Esta muerto- la voz de mi hermana me saca del trance, suelto a lo que era mi padre, pues ahora es tan solo un cuerpo completamente incinerado.

-¿Qué pasó? ¿Estás bien?- tomo a mi hermanita por los hombros y la abrazo, después examino su rostro y sus ojos buscando cualquier señal de daño

-estoy bien, no me hizo nada- ella aparta mis manos de su rostro y me dedica una sonrisa débil

-solo porque no tuvo el tiempo para hacerlo- respondo cogiendo su muñeca y llevándola al baño, al pasar por el cuarto de mis padres algo en su interior llama la atención de mi hermana, la aparto sabiendo que lo único que encontrara será el cuerpo inerte de nuestra madre.

Una vez llegamos al baño la limpio y le ordeno que se cambie y se ponga ropa cómoda. Mientras ella lo hace yo busco dos pequeñas maletas para poder meter todo lo que necesitemos, pues será un viaje largo. Una vez ella esta lista le entrego la maleta y ella la cuelga en sus hombros

-la extrañare- me dice en un susurro y de inmediato sé que se refiere a nuestra madre. Ella solía contarnos cuentos para tranquilizar un poco los pensamientos que teníamos hacia papá después que nos golpeaba o nos violaba. Una vez pregunte a mamá el por qué de nuestra estadía ella me dijo que todos podíamos cambiar con un poquito de amor. Supongo que el amor a veces no es suficiente.

-yo también Winter, yo también- tomo mi mochila y le indico que salga, una vez ella lo hace yo lo hago también. Sabiendo que nunca mas volveremos a esa casa, el lugar originario de todas nuestras pesadillas.

Como Fuego y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora