5. La noche

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*SUMMER*
Me revuelco en la cama y me estrego los ojos para bloquear el maldito rayo de sol que me ha despertado. En mi reloj de muñeca marcan las 10 de la mañana y me sorprende bastante que nadie haya venido a despertarme antes, de cualquier manera lo agradezco, hace rato no tenía tan buena noche de sueño. Luego de asearme y ponerme presentable nadie ha venido a sacarme de la habitación; ni John, ni Addie, ni tampoco Winter. Un escalofrío me sube por la espalda al sentir que algo no anda bien, salgo de la habitación y sé que no hay un alma en 100 metros a la redonda. Y más que saberlo lo siento, me apresuro a buscar a mi hermana. Grito su nombre por toda la casa, pero nadie responde, reviso cada cuarto en toda la casa, pero no hay respuesta de nadie. Finalmente me dirijo a la biblioteca ya que es el único cuarto que no he revisado, y lo que me encuentro me deja atonita. Hay alguien sentado en la silla donde usualmente se hace John, por tanto deduzco que es él.

-John menos mal te encuentro -Mi mano toma el espaldar de la silla- He estado buscando a mi hermana sabes... -no termino la oración porque al voltear la silla descubro que es mi padre el que esta sentado en la silla

-¿me ibas a preguntar sí sé dónde esta tu hermana? -Mi padre sonríe, es una sondira malévola y en el instante sé que está sobrio y tiene sed de venganza- Por supuesto que sé dónde está tu hermana, pero la pregunta es querida ¿quieres tu saberlo?

-Dime que le hiciste a Winter, ¿dónde estan todos? -Estoy muerta de miedo por dentro pero no puedo permitir que lo note

Mi padre suelta una carcajada y señala la mesa que esta a pocos metros de mi, sobre ella se puede ver el cuerpo inerte de Winter, con todos los organos internos afuera y sus ojos vidriosos y sin luz. Doy una vuelta sobre mi eje y veo a todas las personas de la casa en cada una de las mesas, a todas menos a John. Volteo la mirada hacia mi padre donde una lágrima se escapa de mi ojo derecho.

-Oh mi pequeña, no llores pronto te unirás a ellos -Saca un cuchillo y se aproxima a mi, pero es bloqueado por un cuerpo alto y de cabellos rubios

-No vas a tocarla -Dice John en tono decidido, mi padre suelta una risa y puedo decir que se esta divirtiendo. Empiezan a luchar y todo va y viene en flashes, al final John unde su cuchillo en el pecho de mi padre tan profundo que la muerte es casi inmediata, solo le quedan fuerzas para sacar un arma de fuego, apuntarme y disparar. Cierro los ojos instintivsmente y espero el impacto, pero este nunca llega así que ne obligo a abrirlos para ver como John se a puesto en medio de la bala y yo. Cae y yo lo sostengo mientras muere, me gustaría hacer algo, quiero hacer algo, pero la herida es mortal, lagrimas caen por mis mejilla y le ruego al cielo que no me lo quite a él también.

-¿Por qué hiciste eso estúpido? -Digo con lágrimas en los ojos

-Tenía que protegerte, lo intenté con tu hermana pero fallé, no podía fallarte a ti también -Dice con dificultad, pone su mano sobre mi mejilla y suelta su último respiro.

Todo se empieza a volver ver negro poco a poco y el pánico invade mi sistema, "Se sacrificó por tí" "Se sacrificó por ti" "Se sacrificó por tí" es en lo único que puedo pernsar apesar del pánico. La negrura me absorve y entonces, solo entonces, despierto.

Lo primero que siento es la fina capa de sudor que me recorre el cuerpo, abro los ojos y antes de mover un solo musculo examino mi entorno, aun esta de noche lo que me tranquiliza un poco, -solo un sueño, solo ha sido eso- me digo a mi misma tratando de tranquilizarme. Me levanto de la cama y descubro que esroy empapada en sudor así que voy al armario y saco un pequeño short blanco y me lo pongo acompañado de un sueter vinotinto. Siento la necesidad de conprobar que mi hermanita este a salvo así que abandono mi habitación y abro con cuidado la de ella, la veo durmiendo profundamente en su cama así que sonrío y cierro la puerta con cuidado de no despertarla. Suspiro y luego de un segundo decido que necesito un vaso de agua para relajarme, así que bajo a la cocina y cirvo un poco de agua y luego le agrego unos cuantos cubitos de hielo. Estoy por subir de nuevo a mi habitación cuando escucho un ruido proveniente de la biblioteca. Mi corazón da un vuelco y la parte activa de mi cerebro me grita que debo coger mi vaso con agua y encerrarme en mi habitación, pero por supuesto no le hago caso.

Como Fuego y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora