Emily POV's
— ¿Emily? ¡Emm cariño! ¿Dónde estás, Emm?
— Justo aquí — sonrió hacia mi padre desde el pequeño jardín que he logrado construir a lo largo de mis doce años de vida.
Mi padre se acerca sonriendome y alterna su vista entre las plantas y yo, observando como hago florecer una pequeña rosa, luego su rostro se torna serio. — Nena tenemos que hablar.
Frunzo el ceño y me levanto sacudiendo mis manos en mi pequeño delantal azul. — ¿Qué sucede, papá? — casi nunca se pone serio cuando se dirige hacia mí.
El ruido de risas y pisadas provenientes del interior de la casa hacen que volteé mi vista hacia la puerta corrediza que da al jardín, veo dos chicas salir por ella. Ambas son sumamente parecidas; de estatura alta, una de ellas tiene el cabello en ondas perfectas, la otra lo tiene totalmente lacio, ambos largos hasta sus cinturas y totalmente negros, como una noche sin estrellas. Es lo único que logró distinguir ya que se detienen en la puerta.
Papá voltea hacia ellas y con su mano les hace un ademán para que se acerquen, ambas sonríen y se acercan a nosotros. Papá voltea hacia mí y me da una sonrisa tensa, lo sé porque conozco muy bien sus gestos. Cuando las chicas llegan junto a él me miran de una manera cariñosa, como si me tuviesen gran cariño.
La chica de cabello ondulado se pone de rodillas y estira su mano hacia mí. — Mucho gusto, Emily — miro su mano, luego a papá y por último a ella, tiene ojos grises casi transparentes. Su mano no se mueve, espera que la aprete, pero mis manos están cubiertas por tierra, así que me acerco y le doy un beso en la mejilla. Ella se sorprende un poco pero luego recupera su sonrisa, la otra murmura un "qué linda".
— Yo soy Samantha y ella es Jessica — señala a la de cabello lacio, quien me mira muy fijamente con sus ojos azul profundo.
— Pero puedes llamarnos Sam y Jess — se apresura a agregar a quién presentó como Jessica.
— ¿Quiénes son? — murmuro mirando a papá.
— ¿Recuerdas cuando mamá y yo te hablamos del consejo? ¿Y de los otros chicos que también eran diferentes y especiales? — pregunta sentándose en el césped, ellas lo imitan.
— Sí — murmuro lentamente.
Jessica se levanta y me muestra su mano — No apartes tu vista — dice mirándome fijamente, entonces sus venas comienzan a tomar un tono azul oceánico, mi boca se abre y mi respiración se detiene. Luego y sin previo aviso, del recipiente en el que tenía el agua de las plantas, sale un hilo de agua, que se vuelve más ancho cada segundo. Miro su rostro y ella me sonríe, y de un segundo a otro, el agua vuelve a estar en su lugar.
Ella vuelve a sentarse y ahora es Samantha quien se acerca, solo que ella no me pide que mire su mano, ella sólo me señala un árbol, éste está totalmente quieto, no hay ni un poco de viento. Entonces ella abre su boca y sopla un poco y es como si de un segundo a otro el aire hubiese llegado. Me sonríe y se sienta.
Miro a papá totalmente sorprendida y él suelta una pequeña risa — ¿Qué te ha parecido? Una demostración dice más que mil palabras, no lo crees.
— ¿Pero, por qué? No creo que vienieran hasta aquí por una simple demostración — un pequeño capullo abre sus pétalos para dar vida a una rosa, lo miro y luego volteo mi vista de nuevo a mi padre.
— El consejo quiere que se reúnan, todos ustedes, los chicos que son especiales, cariño.
Asiento lentamente. — ¿Y ellas por qué están aquí?
— Nosotras — dice Jessica haciendo que me volteé hacia ella -venimos para llevarte.
— De acuerdo, iré a empacar.
El ceño de papá se frunce y ellas me miran sorprendidas. Creo saber porqué lo hacen, cualquier niña a mi edad a la que le dicen que la van a alejar de su familia, haría muchos problemas, pero no en mi caso. Desde que papá y mamá me informaron que existían personas como yo, he estado totalmente impaciente por conocerlos. Ahora que me dicen que iré a conocerlos, me encanta la idea. Por una vez en la vida conoceré personas que me entenderán y no mirarán con desprecio o miedo.
— De acuerdo, entonces ve a empacar — murmura papá después de unos minutos.
Empiezo a caminar hacia la puerta corrediza que da al jardín, a mitad de camino escucho pisadas y me volteo, Jessica me hace una seña para que la espere y corre el tramo que le falta para llegar hasta mí.
— ¿No necesitas un poco de ayuda, Emily? — miro a Samantha, ella habla con papá y le sonríe seguido, conozco esas expresiones, intenta calmarlo, son iguales a las que recibimos en el funeral de mamá.
— Claro — tomo su mano y la guió, primero entramos al salón principal, luego nos dirigimos a las gradas y por último a mi habitación, que está en el ala este de la casa.
Cuando entramos me dirijo a tomar una de mis valijas que está bajo la cama y Jessica se queda justo en medio de la habitación. Me pongo en pié y la lanzo sobre la cama, la abro y me dirijo al closet para tomar algunas prendas, cuando acerco de nuevo a mi cam, Jessica toma la ropa que hay en mis manos y empieza a doblarlas para introducirlas en la valija.
— ¿Esta es toda o necesitas más? — pregunta mirándome de reojo con cariño.
Tardo unos segundos en responder, jamás, con excepción de papá, me habían mirado así. Desde que mamá murió, todas las niñeras, cocineras y demás, me miraban con temor, como si acercarse les doliera. Pero no, simplemente tenían miedo, miedo de que pudiese perder el control y hacerles daño, miedo. — No, creo que es todo.
Ella termina de guardar la ropa y se voltea para acercarse a mí, es muy alta por lo que se inclina para quedar a mi altura -¿Muñecas, juguetes o alguna otra cosa que ocupes o quieras llevar, cariño? - dice con una sonrisa y un brillo fraternal en sus ojos.
Asiento mientras la esquivo para ir por mi oso y mi bolsita con cosas personales. El brillo fraternal con que me mira no deja de rodar en mi cabeza, es la misma forma en la que me miró Samantha cuando me mostró quién era. Me miran como si me conocieran desde que nacimos, desde siempre, como si fuese parte de su familia. No es la mirada que me dieron todos cuando mamá murió, aquella mirada de lástima. No, esta es totalmente diferente.
— Eres muy madura para tener apenas doce años, Emily — dice y me volteo hacia ella. Es algo que me dicen muy seguido, eres muy madura para ser tan pequeña. Supongo que el dolor nos muestra qué tan maduros y fuertes somos para asumir las cosas, y yo he tenido mucho de ese.
— Gracias.
— No hay de que, pequeña. Ahora, si no necesitas más ayuda, iré a abajo a hablar con mi hermana y tu padre, no te tardes — niego con la cabeza y cierro mi valija mientras escucho como se cierra la puerta.
La tomo y llevo conmigo hacia la salida, me detengo justo antes de tocar la perilla de la puerta y me giro hacia mi escritorio, al lado derecho se encuentra una de las pocas fotos que tengo con mamá. Ella era tan hermosa y carismática, decidida y valiente, fuerte y vivaz, espero algún día ser como ella.
— Y lo serás — doy un pequeño salto y me volteo, al principio creo que es Jessica pero luego miro sus ojos y veo el gris claro que lo adornan comprendiendo que es Samantha. — Lo siento, te asusté.
— No, no, está bien. Estoy lista — camino hasta ella y le doy una sonrisa.
— Pues vamos — ella sale de la habitación y yo la sigo. Antes de cerrar completamente miro hacia dentro, es el único lugar que me recuerda a mamá.
Espero que esta reunión sea algo bueno, espero agradarle a todos los únicos. Pero sobre todo, espero no perder el control.
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The Only Ones [PAUSADA]
Ciencia Ficción7 chicos. Una herencia que ninguno pidió. Un futuro incierto para la tierra. Prohibida la copia de esta novela. Di no al plagio. Créditos por ayuda con la portada a @almadetinta ¡Gracias hermosa!