Capítulo III-Siempre te amaré

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-No puedo creer que me haya mentido, aunque pensándolo bien... siempre me ha respetado, aún así me niego a escucharlo, ninguna mujer es digna si está con un hombre casado- pensaba Brucelda mientras se encontraba recostada sobre su cama en una noche cálida, pero que se sentía fría en su cuerpo.

Son las diez de la noche y el teléfono suena insistentemente, Brucelda cede ante tanta insistencia y lo responde.

Brucelda-¿alo?

-¡Hola! ¿disculpe con quién hablo?- preguntó una mujer.

Brucelda se puso helada e inmediatamente colgó el teléfono para luego regresar a desvanecerse en su cama.

-No puedo creer que su esposa me haya llamado, la entiendo, pero que ella me comprenda a mí, todos tenemos derechos de amar y lo mío no fue un error porque yo ni sabía nada- se decía a sí misma Brucelda en busca de un consuelo que nadie más le daría.

al llegar la mañana Brucelda revisa su teléfono y ve que el número de la noche anterior no le pertenecía a Sebastián ni a nadie que conociera, armada de valor regresa la llamada para afrontar las consecuencias de los actos de Sebastián.

-Alo- Le responden

-Alo, sí, disculpe ayer me llamaron de este número y pues se me cortó la llamada... ¿qué... qué necesitaba?

-¡ah sí! Llamaba por mi hija Alejandra, pero después noté que era un número equivocado, mil disculpas

-No se preocupe. Tenga un buen día- Le respondió aliviada Brucelda.

La hora de entrar al trabajo había llegado y después de tratar de evitar tantas veces a Sebastián era hora de confrontarlo.

Sebastián- Brucelda, déjame hablar contigo, te lo suplico.

Brucelda- Adelante, di tus últimas palabras y después me dejas en paz.

-Brucelda, yo te amo, no hay día que no piense en ti y quiero estar a tu lado siempre. Sí, estoy casado, pero no la amo, acepto que soy débil y no sé decir no, pero no tengo hijos ni nada que me ate a ella más que un simple papel...-Le decía Sebastián a Brucelda con una voz firme

Brucelda lloró y se lanzó a los brazos de Sebastián, ella pensaba que lo amaba y que merecían estar juntos sin importar qué...


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