Celia iba al instituto, cursaba cuarto de la eso. Su novio, Alex, no iba a su mismo instituto.
Un día sale de clase, y ve a su mejor amiga en la puerta, sale corriendo y la abraza. Pero esta, se la lleva a un lado, la dice que espere ahí, cuando, de repente, aparece Alex.
Celia se puso muy nerviosa, no se esperaba esta sorpresa, se le comió a besos. La joven estaba muy feliz de volver a verle, pero con el tiempo, Alex ya no la daba mas sorpresas, ya no hablaba de una forma muy cariñosa...
Para Celia eso se fue convirtiendo un algo normal, ya era costumbre no hablar con él.
Pero la joven llevaba cuatro meses hablando con Nico, un chico de su instituto, un poco tímido en persona, ya que cuando se veían, se miraban disimuladamente y sonreían.
A Celia le encantaba cuando se miraban y sonreían.
Esa sonrisa, esa perfecta sonrisa acompañada de esa dulce mirada. Porque aún que Nico tuviese los ojos marrones, la forma de mirarla les hacia especiales.