Al día siguiente, Celia tenia que ver a Nico.
Su día se resumió en falsas sonrisas, sonrisas que escondían miles de lágrimas. Se paso la noche llorando.
Ella notaba que era al centro de atención, todos la preguntaban como estaba y el motivo de su ruptura. De vez en cuando veía a Nico que la miraba de reojo, al parecer a él le preguntaban lo mismo que a mi.
Por más que la decían que se merecía algo mejor, que ella valía mucho más que él.. Pero ella sentía lo mismo, la decían que como había salido con Nico, que era muy feo, pero ella no se fijaba en el físico, lo único que buscaba era una persona que la entendiese, que la apoyase y estuviese con ella en sus peores momentos, que la sacase una sonrisa cuando más lo necesitase.
Pasó una semana, y poco a poco a Celia le fue doliendo menos.
Era viernes, y como todos los días, Celia veía a Nico muy apagado, con ojos llorosos... Celia, al llegar a casa, le pregunto lo que le pasaba. El se arrepentía de muchas cosas según el, pero ella no sabia si se arrepentía de lo sucedido.
Ella le intento ayudar y le animó, ya que le seguía queriendo con todas sus fuerzas. Fueron hablando cada vez mas, volvieron a hablar. Volvieron a ser amigos.
Hablaron y hablaron, y se demostraron que se seguían queriendo, así que decidieron volver a intentarlo.
Nico le contó todo lo que sentía, y estaba muy arrepentido de lo sucedido. Él ya estaba preparado para estar en una relación.
Era Junio, la semana que viene iban de viaje de fin de curso a Italia.
Los días antes de irse, como nadie sabia que habían vuelto, por miedo a los comentarios de la gente.
No se podían besar en publico, ni tan siquiera hablar y estar juntos...
Un día, estaban en el recreo, cuando tocó el timbre para volver a clase. Celia y Nico se quedaron atrás, y se dieron un corto pero intenso beso, sin que nadie les viera. A los dos se les dibujo una sonrisa enorme en la cara.