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En la cola del cine había seis personas. Un verdadero récord para una película tan mala. La trama era simple: un vampiro aparecía en una universidad y atacaba a cada chica que se cruzaba en su camino. Aún continuaba atacando gente cuando ella salió para ir al baño, una hora después de que hubiera empezado. Era sangre, sangre y más sangre. Nat ya necesitaba un respiro de tanta violencia, aunque fuera por unos pocos minutos.

―Enseguida regreso ―susurró. Su compañero dijo que sí con la cabeza, sin apartar la vista de la pantalla. Se había transformado en zombi.

En el pasillo, un hombre extraño con un un largo abrigo de cuero blanco y plumas negras en el cuello la observó salir de la sala. Le provocó escalofríos. Tenía los ojos delineados de negro y los labios pintados. Su cabellera, de color rojo oscuro, hacía que su rostro se viera anormalmente pálido; la llevaba recogida en una larga trenza, apoyada sobre su hombro. Calzaba botas con plataforma, blancas como su abrigo, y unos pantalones de cuero verde. Era muy bien parecido; pero muy extraño. Incluso tenía las uñas pintadas. Tal vez había tardado más que ella en arreglarse.

Nat siguió caminando y entró al baño.

Al salir, el hombre la esperaba frente a la puerta. La miraba fijamente, como si esperara algo de ella. Hasta ese instante ella no había reparado en la rareza de sus ojos. De color verde amarillento, se asemejaban a los de un gato. Daba miedo.

―Así que eres su hermanita ―vociferó, cuando pasó a su lado.

No había sido una pregunta. Ese sujeto sabía quién era. ¿Acaso se trataba de un amigo de Joel?

La muchacha se detuvo para contemplarlo por segunda vez. Él caminó esbozó una sonrisa que la hizo temblar. ¿Quién era ese sujeto tan raro?

―¿Conoce a Joel? -inquirió Natasha, intentando descifrar la enigmática expresión de su acompañante. No podía apartar la vista de esos grandes y brillantes ojos, a pesar de que su intuición le indicaba que se alejara.

―Nos conocemos desde hace años.

―¿Sabe dónde está?

El hombre suspiró meneando la cabeza.

―Esperaba que tú me lo dijeras, preciosa.

―Lo siento; no sé dónde ha ido. Nunca me lo dice.

―Bueno, tal vez podamos hacer que venga a nosotros. No creo que ande lejos ―propuso él―. ¿Qué te parece?

―¿Hacer que venga? ―se sorprendió la joven―. ¿Cómo?

―Sígueme y lo verás ―Se dirigió hacia la salida de emergencia del edificio.

De pronto, Nat se acordó de Lucas. No podía irse con ese extraño y dejarlo plantado. ¿Qué clase de novia era? Además, su hermano y su abuela le habían dicho miles de veces que tuviera cuidado con los desconocidos. En especial, si se mostraban demasiado amables. Podría ser una trampa. Cosas horribles ocurrían todos los días. Miles de jovencitas desaparecían y jamás volvía a saberse de ellas.

―No puedo. Lo lamento. ―Se alejó y regresó a la sala.

Se sentó al lado de Lucas, con un molesto presentimiento. Tenían que irse. Lo contempló de reojo; se hallaba muy quieto con la vista fija en la pantalla, sin pestañear. Ni siquiera parecía estar respirando, de lo concentrado que estaba en esa horrenda película. No podía esperar a que terminara para hablarle. Su instinto le decía que, si no se iban pronto, algo horrible pasaría.

―Oye, Luc... -lo llamó en voz baja.

Él no le prestó atención; seguía hipnotizado. ¿Cómo la escucharía con el ruido que había?

Respiró hondo. Le dieron ganas de zamarrearlo. Se juró que era la última vez que lo acompañaba a mirar ese tipo de cosas sangrientas.

―Luc ―repitió, poniendo una mano sobre el hombro del muchacho.

Él siguió mirando al frente, sin ponerle la menor atención. ¿Lo estaría haciendo a propósito para que dejase de molestarlo? Era tan chiquilín...

―¡Luc! ―exclamó, sacudiéndolo con fuerza. Se había enojado. ¿Cómo era capaz de ignorarla así? -¡Lucas, te estoy hablando!

La cabeza de su novio se precipitó violentamente hacia atrás y permaneció así, inmóvil, con la boca y los ojos abiertos.

Ella gritó.

Lucas no la había estado ignorando. Estaba muerto.

Temblorosa, Natasha se puso de pie y retrocedió sosteniéndose de las butacas para no caerse al piso. No podía creer lo que veía. ¡Alguien había asesinado a Lucas! Miró a su alrededor. Una oleada de espanto la golpeó de pronto, con gran intensidad. Todas las personas que había en aquella sala estaban muertas. Todavía permanecían en sus asientos, formando parte de una espeluznante escena en la cual no dejaban de observar hacia delante, a la película que continuaba rodando.

Solamente se había ausentado unos minutos. ¡¿Qué demonios había ocurrido?!




Dhampyr: el clan de los cazadores (dhampyr #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora