Data 002: Junk Shop Sannin

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La anciana estaba perforando con la mirada la nuca del Uchiha mientras éste atinaba a comerse rápidamente lo que tenía por delante. Si mal no recordaba, esa viejita era una de las líderes en la aldea de Suna, la maestra en títeres. Pero él y ella no tenían ningún vínculo sanguíneo. ¿Porqué lo llamaría nieto?

—Te lo repito una y otra vez, pero no hay manera de que te entre en esa cabezota tuya —Chiyo-san se llevó una mano a la frente en forma de lamento. Notablemente no era la primera vez que sucedía esta situación, era cosa de ver a la anciana y la vena que le latía en la frente; si seguía iba a estallar  seguro.

Sasuke no dijo palabra alguna, era tanto lo que debía procesar que no hallaba por dónde comenzar a atar cabos del enredo en el que estaba metido. Por ahora se concentró en bajar las tensiones de la mujer, no quería lamentar un accidente debido a la ira de ella.

—Tranquila, abue. Si ya me voy, ¿ves? —dijo el muchacho en un tono calmado, dejando la loza usada en el fregadero. La respuesta que obtuvo fue un tremendo coscorrón que le llegó a sacar lágrimas.— AUCH...¿Y eso por qué...?

—Porque sabes que con esa falsa ternura no me compras. Te conozco como la palma de mi mano, tonto Sasuke. Ahora vete y deja de abusar de la bondad de Jiraiya-san, ¿quieres?

Le puso el bolso en la mano y lo empezó a empujar a la salida con insistencia, como quien barre la basura en su casa. El azabache se puso sus zapatos y salió hecho una bala del lugar, ya con el coscorrón recibido le bastaba y le sobraba y no quería otro mas. Cuando estuvo fuera se dió cuenta de su nuevo problema.

¿A dónde diablos tenía que ir?

Miró el bolso. Ahi estaba esa cosa rara, peluda y anaranjada que se llamaba igual que su antiguo amigo; parecía que estaba durmiendo, pero no veía que respirara. Lo agitó unos instantes, intentando despertarlo. Nada, seguía sin reaccionar.

—Vamos, tonta cosa peluda. Despierta. Necesito preguntarte algo...

Los enormes ojos azules se abrieron de par en par reaccionando a la voz del Uchiha y el zorro asomó su cabeza por fuera del bolso. Tenía la lengua afuera, haciendolo parecer un perro.

—Modo hibernación desactivado. ¿Me necesitabas Sasuke?

—Si. Verás... No me acuerdo dónde debo ir a trabajar. Supongo que tu sabes donde es.

—Realmente... hoy estás mas disperso que de costumbre. Enseguida despliego un mapa para ti. —el animal cibernético desplegó enseguida un mapa holográfico proyectado desde sus ojos, mostrando donde se encontraban ahora y con una flecha azulada la tienda donde supuestamente trabajaba. Según calculaba el azabache, serían unas 4 cuadras, pero había otro problema: no conocía nada. Ni las calles, ni la tienda, ni siquiera esos extraños vehículos que circulaban en el pavimento. Nada, estaba en blanco.

—Cosa rara, será mejor que me vayas indicando. Que se me olvidó un poquito el camino. —mintió el Uchiha. Aun tenía que estudiar el entorno y recopilar información y para eso tenía que fingir que todo iba bien, salvo un par (o mejor dicho un montón) de olvidos. Si tenía suerte, saldría luego de este lío.

Naruto, con las orejas atentas y aun asomando la cabeza por el bolso, accedió a guiar al muchacho. En 10 minutos ya habían llegado al lugar: una humilde tienda cerca del barrio comercial de Konohajima. Un letrero grande en el frontis rezaba 'Junk Shop Sannin'.

Sasuke abrió la puerta, poniendo en marcha el negocio. Dentro habia muchas cosas extrañas: desde letreros vintage hasta partes de allmates como le explicó Naruto. El pelinegro se sentó pesadamente en la silla detrás del mostrador y dejando a un lado el bolso, del cual salió un rato después la criatura anaranjada. Se sentía física y mentalmente agotado, pero tendría que hacer la vista gorda a todo eso; tenía que pensar en esto como una misión de infiltración o quien sabe qué le pasaría en ese extraño pueblecito.

De pronto un gritito agudo se sintió, seguido de un dolor punzante en la cabeza del pelinegro.

—Sa-su-keee~

Un trío de niños apareció en el lugar, uno de ellos le enterró un sendo golpe en la cabeza al Uchiha que estaba absorto en sus pensamientos y ni cuenta se dió que los enanos habían entrado a la tienda. El muchacho se agarró la cabeza y chilló.

—¿¡Pero qué les pasa conmigo, pequeñas ratas!? Ni los conozco y me hacen esto... auch... —se llevó ambas manos a la cabeza, sobándose. ¿Pero en qué estaban pensando esas sabandijas?

—Tonto como siempre, kore. —se burló el autor de la fechoría: un mocoso que no le llegaba ni a la cintura al Uchiha, de cabello negro alborotado y vestido con un traje lleno de matices del verde. Tenía unos googles en la cara y un gorro con una orejas de oso. Pero debajo de toda esa vestimenta extraña, Sasuke enseguida supo quién era.

—¡Konohamaru, basta! —Terminó gritando y haciendo que el trío de enanos diera un respingo ante el grito que soltó el azabache; ya lo tenían francamente harto. La única niña del grupo miró al Uchiha con la nariz levantada en un claro gesto de desprecio, mientras el que se veía como el más alto comenzaba a desordenar las estanterías, sin prestarle mayor atención al muchacho de chaqueta blanca y celeste.

—Eh, eh, ¿qué es esto? —Preguntó el mayor, sosteniendo unas placas y piezas de una forma extraña. Se veía bien ridículo vestido de rata, literalmente. Aparte que las mangas le quedaban muy grandes y le daba un aire infantil.— Sasuke, Sasuke, anda y dime qué es esta basura.

—Hmph, ya lo sabes, son piezas de allmate. Es mejor que vayas dejando todo en su sitio, Udon, si no quieres llevarte un reto que te mandará volando hasta tu casa. —Era como hablar con el aire; los muchachos poco y nada hacían caso a las advertencias del airado joven. El mencionado Udon volvió a sacar partes y objetos, dejándolos desperdigados por todo el suelo del local y la única respuesta a la advertencia de Sasuke fué un sonoro chasquido de lengua.

Los enanos siguieron haciendo de las suyas, incluso acosar a Naruto, a quien le estaban jaloneando las colas con total descaro. Eso hasta que la puerta del local se abrió, la figura que atravezó el umbral de la puerta era más que conocida para el Uchiha: Cabello blanco largo y en puntas, dos lineas rojas que bajaban de sus ojos y una mirada despreocupada enmarcada esta vez por unos lentes de lectura. Podía estar vestido de otro modo, pero era inconfundible.

—¿Jiraiya-san? —Musitó Sasuke casi en un hilo de voz, levantándose de su asiento. Los niños quedaron estáticos al ver al mayor y se olvidaron por primera vez de sus fechorías.

つづく

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2016 ⏰

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