Tercer Corte: "Cósmico"

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Las líneas navegaron a través de las fosas nasales de Jim, su adrenalina se disparó. Se levantó lentamente mientras Marcos guardaba sus "materiales". Fue hacia su pared y quedó mirándola un buen tiempo. Marcos se acercó para pedir su dinero, Jim parecía no escucharlo, Marcos le tocó el hombro y Jim giró bruscamente mirándolo directamente a los ojos. "Quiero más" dijo, a la vez que formaba una gran sonrisa, una sonrisa que no visitaba su rostro hacía ya varias semanas.


Jim tenía ahorros de su último trabajo, nada escandaloso, pero le servirían para estar tranquilo un par de meses. Al menos eso pensó al principio, pues ahora gastaba el equivalente a dos semanas de comida en su "amiga albina". Una hora después, "Strange Days" sonaba a todo volumen y Jim se esforzaba por formar un círculo perfecto con la cocaína que acababa de comprar.


El deforme círculo blanco tenía unos cinco centímetros de diámetro, Jim miró su obra un momento antes de colocarse el billete enrollado en la nariz y acercarse. Tomó aire, aclaró su garganta y comenzó a inhalar todo el círculo a buen ritmo. Dos segundos después, Jim caía de espaldas al piso y formaba una gran y macabra sonrisa.


Casi un minuto después, se sentó y miró a Marcos quien estaba riendo a un par de metros. "Ahora tú" dijo Jim. Marcos sonrió y recibió el regalo.


Horas después, Jim miraba la televisión nuevamente solo, con las luces apagadas, casi sin parpadear. Tomó una vieja agenda del suelo, usó su oscura portada para posar un pequeño montículo de cocaína, luego buscó su documento de identidad, lo recogió y usó su esquina superior derecha para tomar una generosa porción de polvo blanco con la fosa derecha; luego repitió el proceso con la fosa izquierda.


Se dio cuenta de que algo faltaba. La adrenalina y el sudor estaban ahí, pero no había "golpe". Su mente seguía llevándolo a aquel oscuro laberinto lleno de fantasmas nostálgicos, sus recuerdos. Se levantó, quitó el sonido al televisor y comenzó a dar vueltas como un león enjaulado. Encendió un cigarro común y se asomó a la ventana, una hermosa luna brillaba solitaria en el cielo, se quedó contemplándola un rato, luego apagó el cigarro en la ventana y volvió a su escritorio.


Sacó una bolsa de marihuana de una caja bajo el mismo, armó un porro hábilmente y le dio tres pitadas seguidas, sin perder el tiempo tomó la agenda con la coca y aspiró dos líneas, acto seguido, tomó un gran trago de cerveza. Levanto las manos apuntando al cielo y le mostró los dedos medios a Dios. Dos segundos después cayó a su cama completamente drogado, imaginando que un vórtice se abría en el techo de su habitación hacia un público delirante, un público que aplaudía a raudales desde el infierno.


Despertó unas horas después, no estaba seguro de cuando, pero el ruido social se había apagado, solo "You're Lost Little Girl"rompía aquella incómoda calma. Jim se encontraba en un mar de cenizas de cigarro,hierba, restos de coca y sudor por todas partes. Su mente aún no volvía al cuerpo, pero sí sus recuerdos, su soledad. De pronto la puerta se abrió y una figura femenina entró al cuarto. Se detuvo un momento en la puerta y luego acercó su rostro. Era Ana, una amiga suya, "una de las pocas personas con las que puedo conversar" había dicho alguna vez. Cruzaron miradas y dibujaron falsas sonrisas. Jim no se imaginaba que ella moriría asfixiada en su propia sangre doce horas luego de cruzar su puerta.  


"Soledad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora