Shiro

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Me quedé mirando al chico, como hipnotizada, no sabía decir que era exactamente, pero al menos para mi era algo hipnótico. El me miró y me sonrojé, era extraño, nunca había reaccionado asi. Encogí la cabeza y miré hacia la mesa.

- Bueno... Shiro... Tienes suerte, queda un hueco junto a la... ¿señorita?...

Pegué un respingo y levanté la cabeza.

- ¡M-María!

Me volví a sonrojar y de los nervios me levante de la silla.

- No hacia falta que te levantases...

- Hmm...

Shiro se acercó a la mesa vacía a mi lado y apoyó su cabeza en su mano izquierda.

El era un chico misterioso. Tenia rasgos orientales, lo que lo hacia mas atractivo a mi vista, siempre me han parecido muy atractivos, o al menos, eran exóticos para mi. Su pelo era plateado con algún que otro reflejo blanco, lo que me hizo preguntarme si era su pelo real o se había teñido, el cual llevaba suelto y le llegaba sobre la nuca, pobre, pronto los obsesivos del colegio le obligarán a cortarse el pelo. Sus ojos eran oscuros y grises, llenos de misterio (y brillo, por cierto, aunque eso me gustaba mas, hacía que destacasen cuando le daba la luz debido a su color oscuro). El mediría cerca de un metro ochenta lo que le hacia bastante alto con respecto a los otros chicos que componían la clase (o casi, Carlos mediría mas o menos lo mismo que el).

Estaba embobada con el cuando su mano tocó mi hombro.

- ¡KYAAAAA!

Me caí de la silla mientras toda la clase me veía asombrada. Me había golpeado al caerme e intentaba reponerme del golpe. Tras unos segundos de silencio, empezaron las carcajadas y los crueles comentarios.

- Mira al bicho raro, no ha cambiado nada.

- Pedazo de friki, vete de esta clase.

- Lárgate de aquí, no pintas nada.

- ¡Chicos, por favor, es vuestra compañera!

En ese momento mi reacción fue salir llorando de la clase y encerrarme en los baños, esos ataques colectivos y verme sola ante ellos, duelen, muchísimo.

Estuve llorando cerca de una hora cuando alguien llamó a la puerta del baño.

- E-está ocupado

- Oye... María, ¿no? ¿Te importaría que habláramos?

Cuando reconocí esa voz abrí rápidamente la puerta y choqué con la persona que me había hablado. Tardé un poco en reaccionar entre la llorera y la cercanía de quien fuese de la puerta.

Levanté la cabeza y pude ver que era Shiro con quien había chocado. Me sonrojé tontamente de nuevo y me eché para el lado. Jamás me había estrellado con un chico, dios, que vergüenza.

- L-lo siento...

- Tranquila, no pasa nada, ¿Estas bien?

- S-si, tranquilo, ya estoy acostumbrada.

Shiro sacó algo de sus bolsillos y se agachó hasta que su cara dio con la mía. Esta muy nerviosa y sentía el corazón en la garganta. Cerré los ojos y sentí a los pocos segundos algo rozándome los ojos mientras me retiraron las gafas. Cuando loa abrí, vi que Shiro me limpiaba los ojos con un pañuelo y sostenía con cuidado mis gafas en la otra mano.

- Ya está... Mejor, ¿No?

- S-si.

- Oye, no conozco este sitio y no pareces una mala persona, ¿Te importaría enseñarme el instituto?...

Dark ReminiscenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora