Capitulo 5

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Los rayos de sol se colaban irrespetuosamente por entremedio de las cortinas, de un salto me levante de la cama y abrí las cortinas, cada rincón de mi habitación estaba iluminado, le daba un aura de paz y relajación.

Así me sentía en esos momentos, relajada, hasta que recordé lo de ayer. ¿Cómo había podido espiarme mientras me vestía? Quiero morirme, no, en realidad, quiero matarlo.

Baje, luego de cambiarme, mi abuela preparaba el desayuno, al parecer éramos las únicas despiertas.

-hola, mechi.- me saludo con dos besos en la mejilla.

-hola, Abu...-me senté sirviéndome un poco de café.

-podrías hacerme un favor, corazón.

-sí, claro-. Deje la taza a un lado y le preste atención.

-saliendo de esta calle y doblando a la derecha hay un negocio, podrías ir a comprar pan, ya no queda.

-sí, no hay problema.

Me puse un abrigo, ya que, a pesar de que no era invierno, en las mañanas estaba fresco. No alcance a dar dos pasos, cuando la puerta de la casa de ruggero se abre. No pienso averiguar si es él o no, así que camino a toda prisa.

-hey.- me toman de la muñeca.

Me volteo y le doy un golpe en el brazo para luego alejarme unos pasos.

-buenos días para ti también-. Sonríe sobándose delicadamente.

Suelto un bufido y rodo los ojos. No sé qué decirle, así que me doy vuelta para seguir con mi camino.

-¿te pasa algo?-. Me alcanza y camina junto a mí.

-eres un idiota-. Le suelto. Me mira confuso, pero noto que hay una pizca de burla en sus ojos.

-¿Por qué?

-ay por favor. ¡No puedo creer que me hayas espiado mientras me vestía!-. Chilló dando un salto hacia él.

Sus mejillas se encienden al rojo vivo, aun así me sostiene la mirada.

-no te vi desnuda si es lo que piensas-. Dice sereno-. No lo haría, no te creas tanto.- sonrió ligeramente.

Abrí los ojos y apreté los puños. ¡Quien se cree que es! Esta vez era yo la que estaba roja, pero de rabia.

-imbécil-. Mascullo alejándome a paso apresurado.

Se quedo parado en medio de la calle. Algo me decía que iba a intentar seguirme, pero finalmente no lo hiso.

(. . .)

Me había pasado gran parte de la mañana recostada en la cama, le enviaba mensajes a mis amigos a la vez que escuchaba música. Como los extrañaba. Principalmente a tini, mi mejor amiga.

Le puse pausa a la nueva canción que se disponía a inundarme los oídos, ya que sentí unos golpes en mi ventana. Me acerque a ella, di un brinco así atrás, cuando una piedra aterrizo en el cristal. ¿Pero qué mierda...?

-¿ruggero...?

-mechi, ¿puedo subir?

-¿subir?

-sí, ahora. ¿Puedo?

-eh...bueno, deja que te abro la puerta-. Hice ademán de irme pero me detuvo.

-¡no! Subo por aquí-. Sonrió y no sé como comenzó a escalarla muralla. Supongo que abran pequeños espacios por los cuales trepar.

En cuanto llego se detuvo frente a mí sonriendo. Le abrí la ventana para que entrara.

-así es más romántico ¿no lo crees?

-¿qué?-. Me puse roja y lo mire asustada.

Soltó una sonora carcajada que me pareció la cosa más linda que había oído en mi vida.

-permiso-. Dijo cuando termino de reírse

Cuando ya estuvo dentro le pregunte lo que me venía rondando por la cabeza desde que llamo a mi ventana.

-¿Qué haces aquí? ¿Paso algo?

-la verdad no. Solo estaba aburrido en casa-. Dijo como si nada.

Me quede en silencio sin saber que decir.

-bueno...si hay algo-. Por una fracción de segundo pude notar en su voz nerviosismo. Pero creo que lo obligo para que desapareciera.- quería disculparme por lo de la mañana y quiero que sepas que no vi nada, de verdad-. Me aseguró levantando las manos a un lado de su cabeza.

-está bien, te creo-. Le sonreí y me senté en la cama con mi celular.

-¿Qué hacías?-. Dijo al tiempo que se dejaba caer a mi lado.

-nada, hablaba con mis amigos.

-Ah.

-¿Qué?

-nada-. Mi celular vibro en mi regazo. Era diego otra vez.

Había una foto de él, y detrás se alzaba un río maravilloso iluminado por el atardecer. Había un mensaje adjunto a la foto.

Te echo de menos, princesita lambre. Ojala estuvieras acá con nosotros.

Sonreí ante el mensaje. Princesita lambre hace tiempo que no me llamaba así.

-¿Por qué princesita lambre?-. di un saltito, se me había olvidado que ruggero estaba aquí.

-ah...porque cuando pequeña actué en una obra, donde era la princesa, y desde ahí que me llaman así, aunque ya no tanto-. Sonrió recordando el momento cuando me baje del escenario y mis padres vinieron corriendo a abrazarme y felicitarme. No sé cómo puede hacer eso, ahora me moriría de vergüenza.

Ruggero me miraba taciturno. Había perdido el brillo en sus ojos.

-¿estás bien?

-sí...eh, me preguntaba si...te gustaría ir a dar una vuelta por la playa. Claro si tu quieres, si no, no importa-. Movía sus manos constantemente, me parece a mí o está nervioso.

-sí, me encantaría. Deja que me pongo algo encima. Camine hasta mi armario y saque mi chaqueta azul que tanto me gustaba. Ruggero me sonrió levantándose-. Vamos.

Abrió la puerta de mi habitación y me dejo pasar, sentí su aroma a lavanda y me encanto.

Le deje una nota a mamá y salí tras ruggero, que se había adelantado unos pasos.

Bien espero que les guste este capitulo, perdón por desaparecer más o menos una semana, pero estuve ocupada y no he podido escribir, este capitulo ya lo tenia escrito, besos. no se olviden de comentar y votar, bye.

pd: este capitulo va dedicado a Luhfedemila gracias por pasarte y leer mi novela, hermosa. beijos.

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