Una maldita realidad

Capítulo 1

- ¡ Fuera!- es lo único que pude escuchar entre todo el bullicio.
Los motores rugían, la adrenalina corría, al igual que las apuestas y el dinero.
Tomé la delantera, todo estaba como yo lo planeaba. Esta noche iba a conseguir el cuádruple de lo normal, y eso me motivaba. Las curvas eran fáciles, a decir verdad era un circuito con curvas anchas que no causaban dificultad; pero lo que hacia que esta carrera sea especial es el los concursantes eran nada mas y nada menos que unos ricachones dispuestos en perderlo todo.
Eran tres curvas, que rápidamente logré atravesar, solo faltan una para llegar,pero un tonto me choco la luz trasera, esto no se iba quedar así, yo tengo que ganar; necesito ese dinero. Rápidamente le empezé a acorralar hacia el centro, él por acto reflejo se detuvo en seco y yo aceleré con todo, llegando así en primer lugar como lo planeado. Recogí el dinero y rapidamente fui a casa, ya que, aparte de ser tarde, tenia que ver a mi hermano y abuelo, que de seguro deben estar preocupados por mi, como siempre cuando tardo en llegar a casa.

No demoré mas de quince minutos en llegar a casa, no había mucho tráfico, algo muy bueno la verdad, porque no estaba dispuesta a esperar que el tráfico avance, a demás es que no tengo tan buenas reacciones cuando algo me desespera, y eso si que me hubiese desesperado .

Aparqué el auto y entré a casa con mucha cautela, no quería hacer ni un sólo sonido, porque a pesar de que el abuelo se mayor, tiene un oído de delfín...

- Buenas noches Alex- si para mi mala suerte el abuelo no se había dormido, esto si que seria todo un sermón, con discurso incluido.
- Buenas noches abuelito- eso es un claro intento fallido de ablandar un poquito a mi abuelo, pero de que me salvo, ni la Virgen María se lo cree.
- ¿ Estas son horas de llegar?- Y allí vamos
- Perdón si, se me hizo un poco tarde- dije con cara de suplica, no quería escuchar un sermón más por esta semana.
- Bueno ya que se puede hacer, eres irremediable.- dijo moviendo la cabeza de un lado al otro en forma de negación.

Pero algo me sorprendió el había hecho una pausa, algo raro a decir verdad, ya que el abuelo no para de dar su sermón ni para tomar aire...

-Debería preocuparme, estas enfermo- el abuelo me quedo mirando con una cara muy sorprendida

- Espera,sé a que te refieres...y No, no es eso. Debes de respetarme, soy tu abuelo.- paró de hablar, y bajo su mirada hacia sus manos, se quedó en suspenso, no entendía lo que le pasaba. Tomando una calada de aire y con un suspiro empezó a hablar, después de unos largos y estrésantes segundos,-Llegó esto para ti- dijo estirándome la mano con un sobre blanco - Es de la universidad- mis ojos se abrieron como platos.

- Ya lo leíste, qué dice- estaba intrigada, mucho diría yo

- Eso no me corresponde a mi, tu esfuerzo, tus preguntas, tus respuestas-dijo señalando el sobre.

- Estoy cansada, voy a dormir, que descanses.- no quería ver el contenido de ese sobré aún.

- No lo abrirás - dijo, estaba emocionado, podía verlo en sus ojos.

-No estoy lista aún -doy un suspiro, estaba nerviosa- voy a ver a Ariel. Buenas noches.

Tenía qué ver a mi hermano; necesito esa tranquilidad que sólo él me puede dar, y si, a pesar de ser pequeñito, podía reflejar tranquilidad y estabilidad; muy diferente al abuelo que en lugar de eso daba intranquilidad al igual que emociones fuertes.

Y allí estaba, dormido, reflejando paz y serenidad. Él era todo para mi, mi combustible para poder arrancar a toda velocidad en las carreras más complicadas, empinadas y sobretodo, con muchos accidentes geográficos, sin el no tendría razón para hacer lo que hago, ni motivos para arriesgar lo que arriesgo.

Me quede mirándolo por un momento acaricie su cabezota y me fui a mi habitación. Mañana no habría excusa de que no estoy lista, mañana tenía que abrir ese sobre; y no quiero hacerme tontas ilusiones, mañana será un emocionante día...