Sacerdotisa

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Al caer ella, todos nos arrodillamos.
Abrió sus ojos con cierta dificultad, escupiendo aún mas sangre. Sus labios se curvaron, esbozando una sonrisa.

-Debemos volver a Rivendel-comentó Anien alarmada-Te van a curar.
-No ...ustedes tienen que ir a La Puerta Negra-respondió con voz cortada y débil-Es su destino.
-¡No te dejaré!-advirtió Nacil llorando-¡Tú lo sabes! ¡No lo hice cuando eras niña, menos ahora!

Me quedé callada, poniendo una mano en la herida de Aranel. Todos me miraron confundidos, mas, cuando metí dos dedos en la cortada, sin hacer ninguna expresión.

-¡Ngh! ¡Tn!-reclamó la castaña.

Adentré mas mis dedos, a lo que emitió un sonido de queja y dolor.
De mis dedos, brotó una luz azul, empezando a sanar la herida.
Saqué mis dedos de un tirón, haciendo que ella gritara.

-¡Estúpida!
-Está ...sanando-murmuró Nacil, muy sorprendido.

Supongo que Anien y Legolas ya se la sabían, pues no noté sorpresa en ellos.
Cuando Aranel se sentó, no tenía herida alguna.

-¿Cómo lo hiciste?-preguntó asombrada.
-Hay cosas que no se deben decir, cuando no es el momento-respondí con una pequeña sonrisa.

Avanzamos un poco, pero no tardó para que cayera al suelo completamente inconsistente.

Narra Legolas

Al caerse TN, corrí rápido a ella, checando su pulso.
Como estaba viva, me calmé y la cargué en mi espalda.
Seguimos un largo camino, hasta que por fin despertó.

-¿Uh? ¿Qué pasó?-preguntó adormilada
-Te desmayaste
-Oh...entiendo

La bajé, volviendo a retomar nuestro camino a La Puerta Negra.

-¿Me dirás aquello?-preguntó Aranel a TN
-Mmm...nope-dijo sonriente.

La mayor de las humanas se molestó levemente, mirando a otra parte. Me acerqué a ella, tocando su hombro, llamando su atención.

-Digamos que ...TN utiliza magia para sanar
-¡¿QUÉ?! ¡¿ES UNA SACERDOTISA?!- si, que discreta 7-7
-Que bien guardas secretos-regañé con sarcasmo-...Espera ¿Una qué?
-Sacerdotisa, ya sabes. Hablamos cuando TN duerma, pues nos quieren matar.

Miré hacia delante, encontrando a un Nacil y una TN sufriendo un "pequeño" ataque de celos, mientras que Anien reía por lo bajo.

No me quiero enamorar (Legolas y tú) Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora