24 de diciembre de 1850-Sonríe Clarisa- dijo mi padre con una de sus más sinceras sonrisas mientras me tomaba una fotografía con esa enorme caja que según él era una "cámara fotográfica"
Le sonreí a la cámara para acto seguido escuchar el sonido de la "cámara" y luego sentir en mi rostro una enorme luz blanca y muy cegadora.
-¿¡Clarisa!? - dijo una voz muy conocida desde el pasillo de mi casa, esa voz tan familiar era la de mi hermano Dimitri que venía de visita desde muy lejos.
Al escuchar su voz, solo me levante del sillón donde me tenían para "la fotografía". Acto seguido sali corriendo por el pasillo de mi enorme casa; antes de salir de la habitación donde me encontraba antes, pude escuchar el grito de mi madre.-¡Clarisa eso no es de una dama, vuelve aquí!
Yo solo reí a su regaño mientras me iba corriendo por el pasillo; con mi mirada visualice al final del pasillo a un hombre con un cuerpo un poco formado, con tez blanca, un cabello café y un traje color Caqui, ese hombre era mi hermano que en ese momento estaba abriendo la puerta de mi habitación.
Al ya estar cerca de él me lanzo, para acto seguido caer en la parte trasera de su torso. El al sentir que caí encima de él, dio un brinco para luego girarse, agarrarme por la cintura y girarme, luego de ese momento me soltó y me dio uno de sus cálidos abrazos de hermano mayor.
-que pequeña estas Clarisa- dijo mientras me miraba con esos ojos café y me daba una de esas sonrisas con sus hoyuelos muy marcados.
Mi hermano me decía así porque yo era bajita, de figura delgada, albina y ojos de un celeste muy claro. Siempre me pregunto de porque éramos tan diferentes en nuestro físico, pero no le daba tantas vueltas al asunto, porque aun así sigue siendo mi hermano.
-¡pero tu estas muy viejo!- le dije entre risas, mientras miraba la sonrisa que me daba al decirle eso, pero esa sonrisa se borro para luego ponerme una cara de mucha seriedad, quien diría que serio se veía más como un hombre adulto que como un chico de de veinte años.
-Mi madre me escribió una carta diciéndome para que es esta pequeña fiesta- me dijo mirándome con esos ojos café que irradiaban angustia, rabia y compasión.- Clarisa, ¿estás segura de aceptar eso? ¿Casarse sin sentir una pizca de amor? Creía...- en eso fue interrumpido al escuchar el sonido de una tos proveniente de un ser femenino, me gire entre mis talones y vi a mi madre roja del enojo con los brazos cruzados.
-Clarisa entra a tu habitación, no querrás que los invitados te vean así. - me dijo mi madre muy disgustada, lanzándome con su mirada miles de hachas con fuego.
-Sí, madre. - le dije para acto seguido abrir la puerta de mi habitación y adentrarme en ella con miles de preguntas en mi mente, tal vez Dimitri tenía razón.
Mire mi habitación, era muy pequeña pero acogedora; tenía una enorme cama con sabanas rojas con pequeñas decoraciones doradas, un armario de madera pulida, una peinadora con un enorme espejo que daba a la vista de mi cama y un pequeño escritorio donde encima tenia las cartas que había recibió esta mañana.
Me acerque a ellas y vi la carta de la familia Apelío, donde en ella estaba escrita con tinta negra que vendrían este 24 de diciembre para tomar mi mano en matrimonio con su hijo, que era un multimillonario de su Estado.
La verdad no queria hacerlo, casarme sin amor seria espantoso, de tan solo pensarlo me daba horror. Mi hermano tenía en parte razón, y era uno de los motivos por este enredo en mi mente, por otra parte este matrimonio podría ayudar a mi familia a borrar la deshonrar de mi hermana, que al escaparse de casa y alejarse del estado todo el mundo comenzó hablar mal de mi familia, dando comentarios que mi hermana se había ido por estar embaraza de un cualquiera.
Que en realidad no era cierto o eso creo yo; mi familia y yo no hemos sabido nada de su paradero, y mucho menos si está bien o está mal o quien sabe que le haya pasado.
Tantos pensamientos que tenia que no me había percatado de la presencia de mi madre en la puerta de mi habitación.
-Clarisa ven siéntate.- me dijo invitándome a sentarme en la sillita de madera en mi peinadora.
Asentí y me dirigí a la silla, me senté y me mire al espejo, tenia los cabellos desparramados por toda mi cara y el lazo que me había puesto estaba de lado, parecía que miles de pájaros pasaron por mi cabeza.
Mi madre agarro el cepillo que estaba encima de mi peinadora y comenzó a peinarme y arreglarme el lazo.
-Clarisa... yo entiendo que tal vez no quieras casarte con el hijo del Sr. Frederick, pero entiende hija que lo de tu hermana a causado un gran impacto en nuestra familia. - Mi madre se cayó un momento para luego volver a decirme- tu padre se ha quedado sin trabajo y no haya como mantenernos... - dijo ya finalizando mi peinado
Me lévate de la silla, mire a mi madre a los ojos y le dije.- madre, está bien yo tome esta decisión y tengo que cumplirla, además esto lo hago por ustedes, para ayudarlos a salir de esta. - Le dije para luego abrazarla y decirle al oído- yo haría lo que fuera por ustedes.
Me separe de mi madre y Salí por la puerta de mi habitación, dejándola sola
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¿Pasado?
Mystery / ThrillerAnia es una investigadora privada a la que le toca descubrir el pasado de la familia Thompson, su familia. Donde hace muchos años atrás ocurrió un misterioso asesinato que cambió la vida de muchos, por su parte Christopher es un muchacho que le enca...