Capítulo 5

22 1 0
                                    

Todos estábamos en silencio observando divertidos cómo Kevin estaba ligando con una tipa. El entrenador nos hizo una seña acompañada de una sonrisa y señaló a Dean a que hiciera el movimiento. Él, con una sonrisa, se acercó hacia el balón de fútbol y le pegó en dirección a Kevin. El balón impacta en su espalda haciendo un sonido hueco.

Las risas se escuchan de fondo cuando Kevin se da la vuelta furioso y nos ve a todos riéndonos de él. La chica corre hacia él preocupada y le empieza a hablar para comprobar si está bien. E iba a seguir viendo, pero la voz de Jorge, el entrenador, me hizo dejarlo a un lado.

-Es por ese motivo que no se pueden distraer en pleno entrenamiento.- Señaló a sus espaldas a Kevin quien no tenía muy linda cara que digamos.- ¡Smith, acá ahora!- Gritó Jorge. A los segundos llega Kevin con cara de querer matar a alguien. Amenaza con la mirada a Dean quien se encoge de hombros con una sonrisa burlona.- La próxima vez que te vea flirteando con alguien en mi entrenamiento no va a ser un balón el que te golpee, ¿Entendido?- Kevin asintió de mala gana.- Bien, tres vueltas al campus.

-¡¿Qué?!

-Como oíste.

-¡Tengo, prácticamente, fractura en la espalda! Y por culpa de ustedes. No voy a andar dando vueltas por ahí. Lo que deberían hacer es darme un masajito todo rico y olvidamos el incidente.

-Deja la estupidez y vete a dar las vueltas si no quieres que te saque del juego.- Kevin alzó las manos en señal de rendición.

-Está bien, no te alteres. No hay que llegar a esos términos.- Y empezó a trotar. Luego se volteo y con una sonrisa dijo:- Lo del masaje aun sigue en pie. Tú solo llama a tu hija y ella se encarga de todo.- Y se volteó. Jorge se puso rojo de la rabia y empezó a gritarle que ya no iban a ser 3 vueltas sino 10, y que se olvidara de estar en el juego.

Luego de eso nos corrió diciendo que nos veríamos la próxima semana. A lo lejos se escuchaban las amenazas de Jorge hacia mi pobre y estúpido amigo.

-Ey, David.- Saludó un tipo que si mal no recuerdo se llama Ryan. Le di un asentimiento de cabeza y seguí caminando hacia el estacionamiento. No me iba a duchar acá porque hoy me toca ir donde mi mamá y tengo que estar bien aseado si no quiero que empiece con su habladuría fastidiosa.

*

-Dios mío, Samantha ¿Qué es lo que tanto haces allá arriba? Vamos a visitar a nuestros padres, ni que fueras a algún concierto o algo.

-Ya estoy lista.- Avisó bajando por las escaleras. Llevaba un vestido blanco con dorado que le quedaba lindo. Hice señas que me siguiera y caminé hacia mi Jeep.

-Te prometo que no entiendo como puedes tardar tanto.- Exclamé prendiendo la camioneta-¡Una hora! Una hora para vestirte.

-Deja de quejarte y maneja que vamos tarde.- La miré burlón y arranqué.

*

-Y ¿Cómo te va en la universidad, David?- Preguntó papá. Ya habíamos terminado de cenar y nos encontrábamos en el living hablando de diferentes temas. Mi mamá y Sam se habían ido a la cocina a preparar unos batidos, creo.

-Lo normal. Mi continua esperanza es que nada más me queda un año para graduarme y ser libre.- Roger, mi papá, rió.

-Libre.- Se burló.- Después de eso vas a saber lo que te viene.- Negó con la cabeza divertido.- ¿Y el taller? ¿Has ido? ¿Si te da tiempo?

-Sinceramente tengo ya una semana que no voy. Como empezaron las clases y todo eso no me ha dado tiempo de pasarme por ahí. El director de la uni me dijo para repararle el carro y lo hice, pero es lo único que he hecho.- Pasé mi mano derecha por mi cabello para hacerlo a un lado.- Aunque ya debo volver, porque el dinero no aparece en mi bolsillo por arte de magia.- Roger me da una palmada en el hombro, apoyando mi idea.

Pequeña DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora