él.

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Los días me pasaban lentos entre preguntas y más preguntas. Mis padres preocupados y tristes nunca me abandonaban, se pasaban día y noche en aquella diminuta habitación.

- Te queremos.- me repetía una y otra vez mi madre.- Espero que él te ayude a recordar todo el pasado.

Aquella persona que iba a venir debía ser importante pues depositaban toda su confianza en él y daban por supuesto que era la clave para mi lenta recuperación.

Poco a poco las lágrimas de mi madre se iban apagando, se veía más contenta. Me alegraba por ella, era una mujer encantadoramente adorable y aunque apenas la conocía le había cogido mucho cariño.

Ya había pasado más de una semana desde que me había despertado. Me estaba empezando a cansar de aquel sitio, era agobiante. Demasido luminoso, demasido aburrido y con una atmósfera tan cargada que apenas dejaba respirar.

Pero esa mañana todo parecía diferente, notaba a mis padres muy emocionados y sonreían todo el tiempo. No sabía que pasaba pero aquella alegría se me había contagiado.

- ¿Qué pasa, mamá?- pregunté intrigada.

- Hoy es el gran día.- me respondió con una enorme sonrisa.

No sabía de qué se trataba, ¿por qué era el gran día? Decidí preguntar de nuevo.

- ¿El gran día? ¿Qué pasa?

- Hoy tendrás la visita de una persona muy especial.

Parecía que al fin iba a conocer a ese ser misterioso del que tanto hablaban. 

La mañana pasó lenta, como siempre. Entre dormitar y leer, seguía muy cansada pero ya hacía muchas más cosas que antes aunque apenas me dejaban moverme de la habitación.

Tras la comida decidí dormir un rato ya que no había nada mejor que hacer, esa semana ya iba por mi segundo libro y me apetecía alargarlo más que el anterior así que evitaba la lectura continua. 

Justo cuando empezaba a caer en el sueño profundo mi madre entró en la habitación.

- Princesa, despierta.- me susurró con una sonrisa.- Ya está aquí.

Me cogió por sorpresa, estaba un poco desorientada pero pude deducir que era ese gran momento que tanto ansiaban.

Hizo pasar a un chico. Parecía de mi edad. Rubio, estatura media, pelo ondulado y perfectamente peinado, ojos verdosos y una preciosa sonrisa.

- Os dejo solos.- dijo mi madre emocionada.

Él asintió y sonrió. Se acercó a mi mientras susurraba un "ha pasado mucho tiempo".

Le sonreí a modo de saludo.

- Hola.- le susurré.

- Hola, Phoenix.- sonrió.

Me resultaba extraño que me llamase por mi nombre, mis padres jamás lo hacían, tan solo el médico y las enfermeras.

Se hizo un incómodo silencio, no sabía qué decir, no lo conocía de nada aunque su cara se me hacía ligeramente familiar.

- Bueno, cuéntame. ¿Qué tal te encuentras?- me preguntó cortando el silencio.- Llevamos miles de años sin vernos.

- Yo...bueno... supongo que bien. Ya no me duele tanto el cuerpo pero sigo sin recordar nada y eso  entristece a mis padres.- le respondí preocupada.

- Lo siento mucho...- me dijo bajando la cabeza.- Ellos me habían comentado que no recordabas pero pensaba que fuera una cosa de los primeros días...- me miró entristecido- Entonces... ¿No sabes quién soy?

- Lo siento mucho.- le susurré mientras negaba con la cabeza.- No recuerdo nada. Solo sé que ellos son mis padres, que me llamo Phoenix y que he tenido un accidente por eso estoy en el hospital.

Parecía que le afectaba verme en ese estado, pues ya no quedaba nada del chico alegre que había entrado por la puerta. Pero de pronto sonrió.

- No pasa nada, yo te ayudaré a recordar.- dijo animado- al menos a recordar el pasado.

Le sonreí para agradecirle su propuesta.

- Dado que no me recuerdas me presentaré. Soy Ashton, era tu mejor amigo hasta que te mudaste a Inglaterra. Éramos vecinos en Sidney.- me dijo amablemente con una sonrisa.

Revival (5 seconds of summer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora