Capítulo 10

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Ancla


Después del desayuno, Niall pasó por Harry y, a pesar de la mala actitud de Louis, terminó por llevárselo para presentarlo con Josh.

Mientras tanto, Zayn había salido de la sala de visitas y se dirigía al patio, cuando vio a lo lejos a Louis.

—¡Tommo!— le llamó, el castaño volteó al reconocer la voz de su mejor amigo, sonriéndole de lado.

—Hey, hermano. ¿Dónde estabas?— Zayn hizo una mueca ante la pregunta.

—Necesitaría un porro para contarte.

—Está bien para mí— aclaró Louis alzando los hombros. Zayn rodó los ojos.

—Todo lo que tenga que ver con tabaco o marihuana esta bien para ti— refunfuñó, pero aún así ahora ambos se encontraban caminando hacia la celda del moreno.

Al entrar cerraron la reja y se subieron a la litera de arriba. Se sentaron juntos recargándose contra la pared. Zayn metió la mano bajo su almohada y sacó un porro y un encendedor plateado.

—¿No es ese el encendedor que Payne te regaló?— inquirió Louis burlón.

—Ah... Sí— murmuró, poniendo el cigarro de marihuana entre sus labios con pereza y encendiéndolo.

—¿Qué pasó con el que te regaló tu prometida hace unos meses?— decía mientras se estiraba y quitaba el porro de los labios de Zayn, poniéndolo entre los suyos y dando una profunda calada, sintiendo de inmediato sus músculos relajarse y su mente aclararse.

Zayn se encogió de hombros. —Creo que lo perdí.

—Eres tan idiota— susurró con voz ligeramente más ronca, rodando los ojos—, ¿cuándo estarás con quien de verdad quieres? Deja de aferrarte a esa chica, joder.

—Tú no lo entiendes.

—Explícamelo entonces.

—Perrie es... La amo.

—Ajá, claro. ¿Quieres intentar responder otra vez?— dijo sarcástico, dando otra larga calada antes de pasarle el porro—. Pero ahora con la verdad.

Zayn frunció el ceño, sintiendo el humo deslizándose por la garganta antes de comenzar a hablar— Lo único que me hace no sucumbir totalmente a este infierno, lo único que me conecta aún con el mundo real es ella. Si yo terminara las cosas con Perrie, simplemente perdería la cordura en este lugar— confesó antes de apagar el porro y volverlo a guardar.

Louis resopló.

—Eres un idiota.

—¿Qué?

Bro, te condenaron demasiados años aquí. Hazte a la idea de una puta vez. No puedes sólo aferrarte a ella por no sucumbir aquí dentro. Lo terminaras haciendo tarde o temprano, porque pasarás el resto de tu vida aquí— suspiró, antes de mirarlo directamente a los ojos—. Y otras cosas pueden hacer que mantengas la cordura en este maldito infierno.

—Mi ancla de la cordura siempre ha sido Perrie.

—Y ese ha sido tu jodido problema.

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