Capítulo 25: Inaudito

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Debo parar, maldita sea.

A pesar de no querer hacerlo, Hardy se alejó de ella...tratando de volver a poner en orden sus pensamientos.

Diablos, jamás pensó que besarla sería así de arrebatador. Todavía sentía una leve comezón en los labios y en la nuca, lugares donde ella lo había tocado con aquella suavidad que, había notado, era característica suya.

Su respiración acelerada igualaba la de ella, ambos parecían en algún tipo transe, solo mirándose a los ojos.

Aunque tratara, las palabras no lograban salir de sus labios, lo único que lograba hacer era mirar los rojizos y, ahora, hinchados labios de ella y anhelar, con toda su alma, volver a probar su dulzura.

Era tan suave y dulce...podría hacerse adicto a sus labios con mucha facilidad.

Por primera vez en muchos años, alguien lo había dejado sin palabras... y razonamiento.

Algo inaudito. Y debía detenerse.

Recomponiendo a medias sus alocados pensamientos, sacudió la cabeza y sonrió con socarronería.

Jamás permitiría que la chica supiera cuan perturbado había quedado luego de probar sus castos y a la vez adictivos labios.

-Bueno...- titubeó Hardy, sin poder evitarlo. Pasándose las manos por el pelo, suspiro y trato de volver al estoicismo de siempre. – Creo que debería volver a su camarote – dando un paso al lado, la instó a caminar.

Ella asintió, manteniendo la cabeza gacha, comenzó a caminar.

Procuro en todo momento mantener su mirada lo más lejos posible de ella...por muy difícil que eso le resultara.

Maldición, si la miraba volvería a besarla y probablemente no iba detenerse solo en eso. A esas horas del día habrían unos cuantos camarotes libres, podría llevar a la chica allí, volver a besarla y levantar su...no. No había tiempo para eso ahora.

Pero ya lo habría más adelante.

Ahora más que nunca deseaba a la hermosa princesita para él...y solo para él.

Pensar en que alguien más pudiera disfrutar de sus inocentes besos y caricias le resultaba extrañamente incómodo, muy incómodo...quizás más de lo que era aconsejable.

Sin dejar de mirar el enloquecedor balanceo de sus caderas al caminar, Hardy la siguió hacia el camarote en que ella debería estar prisionera con su amiga, quien por lo demás había resultado ser más dócil que la princesita.

Alexa podría parecer dócil, pero él estaba seguro que dentro de ella se escondía una mujer rebelde y bastante terca.

Quizás sería bueno dejarlas salir a su voluntad.

Alexa camino por el pasillo, aún temblando por dentro. Aquel beso le había provocado miles de sensaciones, y una de ellas era el fuerte y alocado latido de su corazón.

Probablemente hasta él oía el rápido latido de este.

Soltando un leve suspiro, ella volvió a sentir un leve cosquilleo en sus dedos. Ansiaba volver a aferrarse al, sorprendentemente, suave cabello de él, mientras la besaba...de nuevo.

Pese a todo ansiaba que el Diablo volviera a besarla y a estrecharla contra su esbelto, y a la vez musculoso cuerpo.

Y eso le provocaba miedo. Temía terriblemente de sus reacciones a las tentadoras caricias y dulces besos de él.

Dios, si casi había dejado que le levantara las faldas. Solo le basto una caricia y su mente había quedado en cero.

Se sentía débil, esto jamás le había pasado. Bueno...nunca había besado a un hombre y mucho menos deseado que volviera a hacerlo.

Everything Has Changed  [H.S] //EDITANDO//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora