Gracias al entrenamiento

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Advertencia: Este capítulo contiene lemon.

[Narra Zoro]

Había estado toda la tarde bebiendo con Robin, y a pesar de un par de momentos incómodos, me lo estaba pasando bien. Ya entrada la noche, decidimos volver al barco, pero la mujer no se encontraba en condiciones de caminar porque me había intentado seguir el ritmo con el alcohol, así que la cargué a la espalda y salimos de la taberna.

"Vale, ¿por qué han cambiado la calle durante estas horas? Así no hay quien encuentre el camino de vuelta al barco"

-Mujer, ¿tú sabes cómo volver al Sunny?- Decidí preguntarle a ella antes de empezar a dar vueltas sin sentido. Ella se rió desde mi espalda antes de responder.

-Puede que sí, o puede que no.

-¿Lo sabes o no? Si no me lo dices vamos a estar dando vueltas toda la noche.- Ella volvió a reírse, la situación debía parecerle muy divertida.

-Es que no quiero volver ya, me gusta que me lleves cogida.- Ya estábamos otra vez con las situaciones incómodas. ¿Qué le pasaba a esa mujer?

-Bah.- No supe responder otra cosa. "Soy idiota" pensé. Caminando en la oscuridad, habíamos salido del pueblo pero nos habíamos metido en un bosque que antes no estaba ahí. Vaya isla más extraña. Al final desistí y bajé a Robin. Me senté apoyado bajo un gran árbol y le expliqué que lo mejor sería esperar a que amaneciese ahí.

[Narra Robin]

Había dejado que el espadachín me llevase hasta el bosque, pero en realidad no estaba tan borracha como aparentaba, solo lo utilizaba como excusa para acercarme a él. Ahora que él estaba sentado, simulé tropezarme para caer sobre él.

-¡Pero ten cuidado!- dijo él ayudándome a incorporarme. De esta manera conseguí quedar sentada sobre sus piernas cruzadas, ocasión que obviamente aproveché para apoyar la cabeza sobre su hombro.

-El suelo se mueve, espadachín-san.- Susurré imitando la forma de hablar de alguien borracho.

-Se mueve.- Repitió él, sin duda avergonzado ante nuestro contacto. Puse una mano sobre su pecho y efectivamente, le latía rápido el corazón. Qué mono.

-¿Te encuentras bien? Tú corazón va muy rápido.- Él soltó algo parecido a un gruñido, y a mí me dio la risa. Me encantaba esa situación.

-¿No puedes caminar pero sí puedes notar mi corazón? ¡Bah!- Le fastidiaba (y mucho) que yo me diese cuenta de que esto le afectaba. Pasé a ser más descarada y abracé su cuello mientras le miraba directamente a los ojos. No dije nada, mientras él se mantenía rígido como un palo y lo más pegado posible al árbol. Creo que se podían tocar sus nervios y su vergüenza con las manos. Pensé en besarle, era el momento que había estado esperando, ahí lo tenia.

-¡OOOOOOOOOOOOI! ¡Zoro! ¡Robin!- No era posible. Me habían vuelto a interrumpir por segunda vez en un día en dos momentos lo menos apropiados del mundo. Al oír la voz de nuestro capitán, Zoro (seguramente aliviado) se levantó conmigo en brazos sin el más mínimo esfuerzo.

-¡Luffy! ¿¡Dónde estás!?- Respondió él a la llamada de nuestro capitán.

De entre los árboles aparecieron él, nuestra navegante y el pequeño doctor. Nunca me había alegrado menos de verles, qué mala suerte.

-¡Robin! ¿Estás enferma?- Preguntó Chopper al verme en brazos de nuestro nakama. Mi mirada se cruzó con la de Nami, que sonrió maliciosamente al verme en brazos del espadachín.

-No es nada, Chopper.- Respondió Zoro en mi lugar mientras yo negaba con la cabeza.- Solo es que ha bebido más de la cuenta.

-Hemos venido a buscaros porque no habíais Sanji iba a preparar la cena y no volvíais y Nami estaba preocupada por si Zoro os había perdido en el bosque, shishishishi.- Rió el capitán

Oculto [Zorobin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora