Epílogo.

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Baekhyun se sentó en la ventana, el sol besándolo, manteniéndolo tibio. Su piel estaba descubierta, el suave asiento de la ventana lo sostenía gentilmente. Podía escuchar la brisa bailar con los árboles y las campanillas en la parte trasera de la pequeña vivienda, como el viento las hacía cantar y reír.

La casa olía a vino de especias, a carne rostizada junto con el dulce aroma de un pie de bayas.

Podía escuchar a los hombres en los campos, reuniendo las flores para hacer perfume y los aromatizantes que ahora producían junto con los jugos y vinos, sus voces se unían en armonías mientras cantaban durante las horas del día.

Aunque existía una voz en particular, la cual añoraba escuchar.

Sehun se había marchado a la ciudad para hacer negocios para el próximo año con los mercaderes. Se había ido hacía tres noches y Baekhyun maldecía a la fiebre que le había evitado acompañar a su amante.

Ahora se encontraba bien y estaba esperando. Esperando por aquella voz que lo hacía sentir vivo.

Lo primero que escuchó fueron los cascos del caballo, los pasos acelerados y emocionados.

Baekhyun  se envolvió entre las cortinas de seda, dejando que lo blanco y el brillo lo envolvieran.

Los niños comenzaron a gritar, la risa de Sehun era suave y rica, tan familiar como respirar. Baekhyun sabía que su compañero daría los regalos y dulces, compartiendo el botín. Sonrió al escuchar la alegría de sus voces... su amante decía ser feo, intimidante, pero Baekhyun nunca lo consideró así. Y parecía que los niños tampoco lo hacían.

Por mucho que quisiera correr en dirección a su amante, esperó. Sehun lo encontraría sentado en la ventana, esperándolo. Les daría la privacidad que necesitaban cuando se reencontraran. Pareció tomar una eternidad antes de poder escuchar los pasos de Sehun.

- ¿Baekhyun? ¿Cómo te sientes? ¿Aún tienes fiebre?

Se deshizo de las cortinas de seda y se dio la vuelta en dirección a la voz de Sehun con los brazos abiertos.

- Lo estaba, pero ahora que estás de regreso tengo una fiebre de necesidad.

- Te traje regalos. -Sehun se acercó, el beso era salvaje y apasionado.

- Tú eres el único regalo que necesito -murmuró, la voz de Sehun enviando una onda de placer por su espina, sus besos enviando otra.

- No he dormido. La oscuridad me persigue sin ti.

- Entonces debes recostarte conmigo y dormir. La oscuridad no te alcanzará aquí.

Sehun asintió, su lengua deslizándose entre los labios de Baekhyun, saboreándolo, caminaron hacia la cama que estaba cubierta de suaves frazadas. Se subió sobre su amante, colocando sus brazos alrededor del cuello de Sehun, sus piernas alrededor de la cintura y confiaba que su amante sería capaz de resistir su peso. Sehun no lo dejaría caer. Su confianza era implícita.

Las manos de Sehun se posaron sobre sus glúteos, lo sostuvieron antes de dejarlo caer sobre la cama. Las almohadas y frazadas olían a los dos, aunque el aroma de Sehun era más ligero que el suyo. Eso sería corregido pronto, ya que se amarían en la enorme cama.

- La ciudad estaba ocupada, llena de vida. Te extrañé, extrañé tus historias y tu aroma.

Gimió suavemente, cada palabra era como una caricia.

- Nuestra casa no estaba tan cálida sin ti.

- Traje ovejas que tienen la lana más suave. Una nueva flauta. Y arcilla para ti. -Cada palabra fue dicha entre besos, las ropas de Sehun se estaban frotando contra su piel.

- Eres tan bueno conmigo, Sehun. Siempre piensas en mí. -Sus dedos encontraron las cintas en el cuello de Sehun y las abrió para poder quitarle la túnica.

Sehun era cálido, sus besos apasionados y un tanto salvajes.

Baekhyun respondió con la misma pasión, sus manos buscando las cicatrices que hacían de la piel de Sehun tan fascinante. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron. Tres largos días.

- Amor. -La longitud de Sehun era caliente, dura y rogaba por sus caricias.

Asintió y frotó sus narices juntas.

- Sí, te amo.

Luego presionó a Sehun hacia abajo y se deslizó por ese enorme cuerpo, usando sus labios y lengua, buscando el miembro de Sehun.

-Baekhyun.. -Sehun correspondió a sus caricias, abrió sus muslos, dándole espacio. Amaba cuando Sehun pronunciaba de esa manera su nombre, lleno de amor y pasión.

Molestó el miembro de Sehun con su lengua, reconociendo su forma nuevamente. Las manos de Sehun eran cuidadosas y gentiles mientras acariciaban su cabellera. Se dejó llevar por las caricias, casi toda su atención se encontraba en la calentura de la necesidad de Sehun.

Probó el líquido que se escapó de la punta, gimiendo al sentir los sabores, fuertes, salados y deliciosos, que llenaron su boca. La voz, ronca y profunda, de Sehun llenó la habitación como señal de su pasión.

Hubo un momento en el que todo esto era nuevo, cuando cada caricia y beso era algo que debía ser descubierto y explorado. Ahora ya no era nuevo, pero cada caricia y beso aún era atesorado y disfrutado, querido. Sus dedos tocaron los sensibles testículos de Sehun, acariciándolos.

- Oh... por favor. -La súplica fue hecha con una sonrisa. Y de pensar que antes creía que era un inútil. No sabían de qué manera lo necesitaba Sehun.

Tomó el miembro de Sehun en su boca, su cabeza moviéndose lentamente de arriba hacia abajo mientras succionaba. Sehun se dejó llevar, su longitud presionándose contra sus labios una y otra vez, felicitaciones llenaban el aire a su alrededor. Succionó fuertemente, esperando que Sehun pudiera alcanzar el orgasmo, deseando probarlo.

Un grito ronco y profundo se pudo escuchar y un líquido salado y caliente llenó sus labios, Sehun se estremecía debajo de él. Se tragó toda la longitud del hombre, gimiendo al sentir el sabor, al tener a Sehunen su boca.

Sehun se dejó caer, sacudiéndose, temblando un poco. 

- Casa...

- Oh, sí, Sehun. Casa. Bienvenido a casa.

Rio, encantado y cálido. Definitivamente estaba en casa, en los brazos del hombre con la voz de las alas.

belleza auditiva | sebaek.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora