Capitulo 1: Cambio drastico

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Hoy cumplo 13 años y las cosas no han sido como esperaba este año...mis padres llevan cambiando de casa ya por cuarta vez y he tenido que soportar su ausencia con tan sólo siete años... Tenía cinco años cuando mi padre se fue a España por el trabajo y mi madre nos cuidaba sola...el no nos visitaba y yo ni sabía su nombre...me daba pena preguntarlo porque pensaba que decepcionaría a mi madre pero alfinal me acabé enterando y muy tarde...cuando nos visitó dos años después se quedó dos semanas con nosotros y luego...luego se los llevó a todos dejándome viviendo con mis primos en la casa de su madre, mi tía, yo tenía ahora siete años y no entendía nada de lo que estaba pasando...no me acostumbraba a estar sin mi madre...por entonces yo la quería muchísimo y le decía cosas muy lindas, bueno, como todos los niños "normales" y lo pongo entre comillas porque yo precisamente no era "normal", recuerdo el momento cuando mi madre me decía las cosas como podía y lo que yo entendía.

Mamá -Hijo tienes que entender que no podemos hacer nada lo he intentado todo pero te tienes que quedar aquí, te prometo que volveré por ti-
Yo -Pero, mamá yo no quiero quedarme con la tía bruja- Entonces mi madre me golpeó en la cara y me gritó.
Mamá - ¡No te permito que hables así de tu tía! ¡A tu cuarto Reyk!-
Yo - ¡Pues vale! ¡Te odio mamá!- Era la primera vez que le decía eso a mi madre y me dolió haberlo dicho. pero prefería pensar que todo era culpa suya.
Ese día me cambió por completo, no paraba de pensar en ello me preguntaba repetidas veces lo mismo ¿Por qué era yo a quien abandonaban de esta manera? ¿Por qué mi madre me ha golpeado? ¿Qué esta pasando? ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cuanto tiempo me quedaré tan lejos de mis padres? ¿De verdad ese es papá? ¿Quién me quiere si ni mis padres me quieren? Todas esas preguntas no me dejaron de dar vueltas por la cabeza, mientras pensaba en mi cuarto con la puerta cerrada podía escucharse el ruido que hacían todos llevando las cosas al camión de mudanza. De repente se abrió la puerta de mi cuarto y un hombre vestido con un traje blando que anunciaba la empresa de mudanza que habían contratado mis padres y empezó a llevarse mis cosas, todo lo que era personal mío lo había guardado mi madre en un pequeño maletín que se llevó antes de que yo me despertara. Ya se lo habían llevado todo y yo estaba listo para subir al auto de mi padre que me llevaría hasta la casa de la tía bruja a la que yo tanto detestaba, tenía preparado un cuarto en el segundo piso del chalet donde ahora tendría que vivir lejos de mi familia, pasaba el tiempo y yo estaba mirando a un pequeño peluche que no tenía ni cuatro centímetros de altura, era un pequeño oso de peluche al que yo le ponía pequeñas camisetas que me enseñó a hacer mi madre, cuando lo miraba me perdía en su tierna mirada y me olvidaba de todo lo que sucedía a mi alrededor.
No me dí cuenta de que ya habíamos llegado, ese osito me distrajo tanto que fue como si me hubiera ido a otro mundo con tan sólo mirarlo a los ojos, fui bien recibido y pude tener mi última comida con mi padre, mi madre, y mis dos hermanos, hablamos bastante rato y al parecer yo era el centro de atención, cada vez que soltaba una palabra conseguía que todos rieran y disfrutarán del momento incluso cuando mi tía discutía con su marido hice que los dos dejaran de discutir haciendo un comentario que les implicaba a los dos como la típica pareja de amor - odio aunque yo no sabía casi nada de ese tema.
Luego de un rato subí a ver mi nuevo cuarto, no era muy grande pero pensé que me podría acostumbrar, me trajeron mis cosas y las fui ordenando, y al rato de estar dejando todo en su sitio me sorprendió mi primo alarmado porque ya me quedaba sólo con ellos.
Hely - ¡Oye, vamos! Tienes que despedirte de tus padres y de tus hermanos ¿Qué haces todavía aquí? ¡Date prisa!-
Yo - ¡Ay! ¡De nuevo pierdo la moción del tiempo!- Me interrumpió y me cogió del brazo llevándome con el a la puerta donde veía a todos despedirse con besos y abrazos e incluso me dí cuenta de que mi tía lloraba, Hely me soltó y me dijo poniéndome sus manos sobre mis hombros.
Hely - Escucha no seas llorica despide te como un hombre- Me puso por delante de el mirando a la puerta y me dió un pequeño empujón hacia donde todos se despedían de mis padres y hermanos, me acerqué y mi madre me abrazó con lágrimas en los ojos y luego me abracé con mis hermanos, mi padre permanecía sentado en el asiento del conductor y no nos despedimos, pasó un tiempo y ya habían subido al auto, mi tía me mantenía pegado a ella y cuando empezó a alejarse el auto me liberé de las manos de mi tía y corrí intentando alcanzarlo gritando y llorando de lo triste que me ponía realmente ver como se alejaban tan rápido, tan sólo seis segundos después perdí el auto de vista y me quedé de pie paralizado por el momento con las manos en la cara, me limpié las lágrimas y me prometí que nunca más lloraría por nada, pasaron unos minutos y me llevaron a mi cuarto donde estuve pensando hasta dormirme.



Mi maldicion llamada vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora