Capitulo 9 - Felicidad

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Con los primeros rayos que se filtraban por las ventanas de la cabaña Lin se despertó acostada frente a la chimenea junto a Louis, ambos cubiertos por una gruesa manta; él aun dormía con la cabeza apoyada de uno de sus brazos mientras que con el otro mantenía abrazada a Lin.

 Ella aprovechó la oportunidad para detallarlo, no quería despertarlo si se movía; podía observar desde un punto bajo su tez blanca, sus mejillas algo carmesí por el calor de la habitación, su nariz perfilada y su cabello castaño que ahora adoptaba un despeine particular pero que sin duda le quedaba muy bien.

Lin extendió su mano y apartó uno de los mechones que le cubrían los ojos, para cuando volvió alejarse un par de ojos grises-azulados la observaban.

― Buenos días ―pronunció Louis con voz gruesa y luego sonrío.

― Hola ―Lin le devolvió la sonrisa algo apenada que la descubrirán detallándolo.

―¿Cómo te sientes? ―Louis tocó su frente para ver si tenía fiebre, pero la retiró tranquilo al ver que no. 

― Muy bien, solo con algo de fatiga. 

― Bueno, eso lo podemos arreglar ¿te sientes bien para salir o quieres desayunar aquí?

― Salgamos, ya me siento un poco mejor, solo algo aletargada. 

― Vale, pero si te cansas o te sientes mal me dices.

―Esta bien, prometo decírtelo.

Louis besó su frente, luego ambos se pusieron de pie y fueron a arreglarse y vestirse para salir, afuera aun hacia frío y estaba lloviznando.

Después de abrigarse salieron abrazados bajo una enorme sombrilla, a todos los lugares a los que quisieran llegar debía ser en caballo o a pie ya que el terreno no era muy bueno para los autos. Volvieron a la cabaña principal para avisar sobre los caballos perdidos y luego caminaron hasta un pequeño pueblo turístico de la zona, con pequeñas casas coloniales, tiendas de dulces, puestos con flores y artesanías. Luego de comprar algo de chocolate caliente decidieron pasar por cada uno de los puestos, despues  de un rato entraron a un vivero.

Habían todo tipo de flores, unas en macetas, otras en jarrones, a pesar de ser un vivero tenía un decorado muy particular con un diseño de paisaje, en el centro había una fuente y por todo alrededor las flores, ya llegaba la primavera así que el clima era propicio para que estas florecieran y estuvieran en su mayor esplendor. Lin se detuvo frente al área de las rosas y se agachó para oler unas de color blanco.

― Estas son mis favoritas ―pronunció con una sonrisa sin quitar la vista del arreglo.

― Si, es hermosa ―consintió Louis de pie junto a ella, aunque este no veía las rosas sino a Lin, esa mañana se veía particularmente más hermosa que otros días, muy fresca, muy natural y cuando Lin volvió a ponerse de pie notó que el chico la observaba.

―¿Todo bien?

― Si, si ―sonrío nervioso despeinando un poco su cabello con una mano― ¿Te gustaría llevar algunas de estas flores Lin?

Lin asistió con una sonrisa, segundos después salían del vivero y ella llevando un ramo de rosas blancas. 

― ¿Por qué blancas? ―preguntó Louis luego de llegar al final de una calle de adoquines y sentarse en una banca de madera a descansar― Y no rojas u otro color.

― Porque representan pureza Louis y también porque puedes pintarlas del color que desees en tu imaginación. 

― Eso es...es genial ―cuando iba a seguir preguntándole sonó su celular, luego de una breve conversación y de asentir una y otra vez colgó la llamada― Era uno de los productores, que comenzaremos la gira por el país la semana que viene.

Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora