Desencuentro.

Prologo.

El mar estaba furioso y chocaba contra las rocas una y otra vez. El solo estaba sentado, fumando un cigarrillo tratando de estabilizar sus nervios. Este verano había sido un desastre, toda su vida se había complicado en solo dos meses. Estaba enojado, aturdido, confundido. Desde que Candela entro a su vida que no paraba de hacer locuras, que no paraba de enloquecerse buscando soluciones a problemas que no los tenían, y que solo significaban generar otro drama.

- Vico - ella, con su cabello castaño hasta la cintura al viento, se acerco con precaución. - Vico... - susurro sentándose a su lado. El la miro.

- Cande, esto está mal. - le acaricio la cara. - Mi hermano

- Tu hermano ya sabe Vic - bajo la cabeza, interrumpiéndolo. - Nos guste o no. Y... los dos nos queremos, yo te quiero Vico.

- Nos queremos, pero de ahí a que sea lo mejor. Es mucho el lio, hermosa. - carcajeo.

- Entonces... ¿esto no da para más? - volvió a mirar al mar. Vestía con una remera y un short de jean gastado, sus ojos marrones se llenaban de lágrimas a la vez que se levantaba lentamente.

- Cande... - rogo con la voz ronca. - sabes lo que siento.

- Sé que sos un cobarde pero está bien, respeto tu decisión, solo... espero que no te equivoques. - se agacho a su lado y le dio un beso sobre su mejilla, para luego alejarse por la playa, lentamente.

El la vio irse, despacio, tranquila pero no por eso menos linda. Se había enamorado perdidamente de ella, pero debía alejarse, olvidarla. Candela no era la mujer con la que el pasaría el resto de su vida, por mucho que él lo deseara.