Capitulo 4.

354 15 1
                                    


Lali estaba parada en la puerta del bar de la playa y se debatía internamente que debía hacer. ¿Entrar o no entrar? Estaba conflictuada con ella misma. No quería tener secretos con Candela pero tampoco dejar de ver y perder contacto definitivamente con Peter. Era una situación extremadamente rara. Finalmente decidió entrar, vacilando a cada paso. El morocho del lunar la esperaba sentado junto a una de las ventanas, donde se podía apreciar la furia del mar en un día lluvioso como el que estaban teniendo.

La morocha se sentó en el sillón frente a él, sin decir nada. Peter la miro, se levanto, se acerco a Lali y la abrazo, dejándola anonadada, abrumada y estática sin saber si corresponder o no aquel abrazo.

- Cande, yo – suspiro jugando con las servilletas del local. Ella solo lo miraba en silencio, rendida contra la pared. – Yo te quería pedir perdón

- ¿Perdón? ¿Por qué? Vos no me hiciste nada a mí.

- Yo me equivoque mucho Candela. No debería haberte dejado en ese momento sola. – tomo la mano de la morocha pero esta se soltó.

- No Victorio – negó con la cabeza – vos tomaste una decisión. Yo te dije que esperaba que no te equivoques con lo que estabas haciendo, no entiendo porque cambio tu opinión. Parecías muy convencido.

- Lo estaba en ese momento, pero termino siendo todo un error del que me arrepiento Cande...

- Yo quede sola Vic – se acomodo en su asiento para mirarlo mejor. Era la primera vez en toda la charla que lo llamaba por su apodo. – Yo había dejado a mi familia por Peter y también a mis amigos. Inclusive a Lali. Cuando paso lo que paso entre nosotros yo pensé que íbamos a estar juntos pero no quisiste y si bien yo me derrumbe, sabía que tarde o temprano vos también lo ibas a hacer y te ibas a arrepentir.

- Y lo hice Can – carcajeo – trate de buscarte varios meses.

- Pero yo no iba a dejar de respetar tu decisión Vico, vos ya habías tomado esa elección. Vos. Por lo que yo no iba a interferir.

- Yo nunca me olvide de vos Candela.

Los ojos de la castaña parecieron perderse en el azul de los ojos de él. Candela no sabía que decir, que hacer. Estaba estática, desahuciada, cansada.

- Seguimos nuestra vida – le acaricio la cara – los dos. No nos hagamos esto a nosotros mismos, es volver a algo que no tiene sentido.

- Nos queremos Cande, por lo menos yo todavía te quiero. – los ojos de ella cada vez se fundían más en los de él.

- No te hagas esto a vos mismo Vico – le susurro. – se que estas de novio, o algo así, no tiene sentido... - repitió, tratando de convencerse a ella también. Victorio pensó en Eugenia y retrocedió, no podía lastimarla.

- Perdón – carcajeo tirándose para atrás –no me caracterizo por hacer las cosas bien. Yo no quiero lastimar a nadie más.

- Parece simpática... esta chica – bajo la mirada.

- ¿La conoces? – pregunto sorprendido, comenzando a sentirse incomodo.

- Los vi un día – confeso, Victorio volvió a sentir esa sensación horrible de querer morir. – en la playa. Es muy linda.

- Es una buena persona. – admitió mirándola.

- ¿Y de que teníamos que hablar? – pregunto la morocha sonriendo con tristeza – Que seas muy feliz Vic – se paro, dispuesta a irse del lugar. Vico se paro junto a ella, para evitarlo, y ambos quedaron muy cerca.

- Seguís tan linda, como siempre.

Lali lo miro a los ojos, tratando de entender el porqué de ese efusivo abrazo que el morocho le otorgo. Peter estaba llorando. Lali se quedo helada. No podía comprender que estaba pasando, no podía entender el porqué él estaba llorando en su hombro. Peter le acaricio la cara y le sonrió abiertamente, cosa que la tranquilizo aunque sea un poco.

- ¿Qué pasa Peter? – lo observo preocupada - ¿Estás bien?

- Hable con Vico – le conto riendo – recupere a mi hermano – volvió a abrazarla soltando algunas lagrimas. Lali sonrió suspirando, algo aliviada. Le acaricio la espalda dulcemente, dejando su bolso a un costado.

- No llores Pitt – susurro despacio. – Es algo lindo.

- Lo sé – se separo y le tomo de la cara, riéndose – estoy muy feliz. Gracias. Muchas gracias.

- Shh... ¿muchas gracias por qué? – le seco las lagrimas con una de sus manos, acomodándose en su lugar, mientras el morocho se separaba y se sentaba en su lugar.

- Por escucharme el otro día – le tomo las manos arriba de la mesa. Lali lo miro confundida. Esto se le estaba yendo de su control. Peter llorando, Peter hablando, Peter tomando sus manos, Peter mandándole mensajes. Peter. Y ella. Peter y ella hablando, Peter y ella tomados de las manos, Peter y ella. Otra vez se repetía la historia.

- No tenes nada que agradecerme Pitt, soy tu amiga – remarco con doble intención. La de hacerle saber que contaba con ella y la de marcar una distancia entre ambos.

- Es por eso que ahora me vas a acompañar –la tomo de la mano, agarrando el bolso de Lali y guiándola hacia la puerta.

- ¿A dónde? – grito asombrada – Peter hay que pagar tu café.

- Ya lo pague – sonrió y la miro – a la playa.

- Pitt, está lloviendo.

- No es tormenta eléctrica, ya averigüe, por lo que podemos ir a la academia de surf. – explico todavía arrastrándola por la vereda.

- ¿Vos estás loco? – ella se soltó, abriendo los ojos como dos platos. – Está lloviendo nene, no vas a meterte solo al mar con una tabla hoy.

- Vamos a ir a la academia, estoy seguro que va a haber muchas personas en el mar. Y segundo... no voy a ir solo.

- ¿Y con quien vas a...? – no termino de decir lo que iba a preguntar que empezó a entender la idea de Peter. Lo miro fijamente y el sonrió, con su sonrisita de costado tratándola de convencer con eso. - ¿Vos no pretenderás que yo...?

- Dale Lali – la interrumpió y volvió a agarrarla – Vamos.

- No Peter, no. Estás loco – protesto la morocha. – me estoy mojando, hace frio. Volvamos a tomar un café, por favor – insistió pero el parecía no escucharla. Caminaba con una sonrisa, tomándola de la mano y con cierto apuro. Lali no podía creer lo que estaba viviendo. – Basta – se quejo ya enojada. El paro y la miro.

- ¿Qué pasa?

- Pasa que no me voy a meter al mar con lluvia, es peligroso. Pasa que jamás me subí a una tabla de surf en mi vida y no tenía pensado hacerlo hoy y menos con un loco maniaco que pretende arrastrarme hasta la academia. – exclamo con verborragia, haciendo reír a su acompañante. Peter la tomo de la cintura y la abrazo mirando al cielo, riendo a carcajadas.


Desencuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora