Capítulo 2

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Un fuerte rayo de sol cayó directamente a mis ojos provocándome un fuerte dolor de cabeza y unas repentinas ganas de matar a alguien.

No recordaba mucho de lo que había paso anoche, ni de como había termino la fiesta. Desgraciadamente el único recuerdo de ayer que permanece constante en mi cabeza es en el cual me estrelle con Liam,  definitivamente Thomas y Noah son unos idiota.

—¡Ay mi cabeza!— chille inconscientemente.

Poco a poco mis ojos se fueron adaptando a la luz y logre distinguir unas sábanas azules con olas. Me acomode en la cama y me restregué los ojos levemente, a lo lejos divisé una pared blanca en donde se encontraba escrita una frase "We are the champions", de manera inmediata mis pensamientos se organizaron y a los pocos segundos llegue a la conclusión de que no estaba en mi habitación.

¿Cómo llegue aquí? Mi cuerpo al instante se tenso totalmente, hasta que la habitación me comenzó a ser bastante familiar y sabía perfectamente de quien era.

Segundos después escuche pisadas provenientes del pasillo de afuera que se detuvieron al frente de la puerta. Lentamente esta se empezó a abrir y la persona que menos quería ver, asomó su cabeza por ella. Thomas.

— Ya estas de buen humor " Bella durmiente"... o debería decir "Bestia durmiente"— dice riéndose de su propio chiste.

Lo mire de manera amenazante, no respondí nada ante su broma de mal gusto. Él entró a la habitación y se sentó a mi lado. Cada cinco segundos podía sentir su mirada pícara encima de mí. 

Después de un largo e incómodo silencio decidí hacer la pregunta del millón.

—Thomas, ¿Qué hago aquí?— le pregunte aclarando mi voz.

—¿En serio no te acuerdas? — dice con un tono irritante.

En ese momento pasaron por mi mente varias posibles escenas de lo que pudo haber pasado anoche que me llevaron a pasar la noche en la casa de Thomas. Y para se sincera las alternativas me asustan.

— ¿Maté a alguien?— pregunte buscando romper el hielo.

— ¡Ojalá hubiera sido eso! — dice riéndose.

¿Qué pude hacer que hubiera sido mucho peor que matar a alguien?

— ¿Qué hice?— pregunte ansiosa, mientras él se limitaba a sonreír.

— ¡Que graciosa! Finges no saber.

— Thomas, no me acuerdo de lo que "hice" ayer — dije asustada mientras me levante de la cama.

—¿ En serio no te acuerdas?—- dijo cambiando su expresión a una completamente seria, eso me estaba empezando a asustar más de lo que estaba, ¿Qué puede ser tan malo para poner a Thomas tan serio y rígido?

Negué con la cabeza — No.

— ¿Sabes? Es mejor así, no te atormentara la vergüenza. Es una bendición que tu cerebro tenga piedad de ti.

— Mmm... Y ¿Dónde esta mi celular? — le pregunte al notar que no lo tenía cerca, además con la intención de cambiar de tema.

— ¿Tu celular?... Mmm...— dijo de manera dubitativa mientras observaba detalladamente mi rostro —  No sé si soy el más apto para decírtelo, pero anoche dijiste que tu celular podía volar y como nadie te puso atención lo lanzaste y salvajemente impacto en el ponche.

¿Por qué Thomas quería ser gracioso en estos momentos críticos?

— No estoy para tus bromas, sin sentido, sé que amas molestarme.— le afirmé.

— ¡No es una broma! — levanto sus manos como una señal de inocencia —Cristal en serio tu celular no soporto el vuelo.

— Exijo que dejes de bromear y me des ya el celular.— dije un poco estresada.

Estire mi mano hacia él con severidad esperando mi móvil.

—Conste que tu lo pediste.— Thomas se paro vacilando un poco de la cama y camino hasta un gran mueble blanco que estaba pegado a la pared del costado derecho, abrió uno de los cajones de forma ruidosa, sacó algo y lo volvió a cerrar, luego se dirigió hacia mí —¿Estas segura que lo quieres ver? 

— ¡Déjate de bromas!

Al momento, Thomas lo puso encima de la cama. Estaba hecho pedazos, la pantalla estaba totalmente rota y no tenía la tapa de atrás, sin contar que partes internas del celular se veían sobresalir.

— ¡Qué rayos! ¿Qué fue lo que hice ayer?

Era más evidente que Thomas no me diría nada.

—Me voy— digo tomando mis tacones junto con mi desastroso celular y salgo de la habitación lo más rápido que puedo.

— Llámame cuando llegues — escuche.

Thomas se quedó en la habitación. Cretino. Mientras caminaba por uno de los pasillos en busca de la puerta vi el hermoso recorrido de fotos de Thomas, he sido una de las pocas personas que han entrado en su casa, ni siquiera a sus ligues los trae aquí, ¿Debería sentirme halagada? Cuando por fin estaba en frente de la salida mire hacia ambos lados esperando que alguien me impidiera salir, pero eso nunca paso.

Apenas salgo de la casa de Thomas, comienzo a caminar hacia la mía, afortunadamente vivimos a tan sólo unas cuadras. El dolor de cabeza fue aumentando a medida que crecía el bullicio del medio día. En todo el camino sólo podía pensar en la magnífica explicación que les iba a dar a mis padres que justificara el estado de mi celular. 

Esto debe ser una pesadilla.

Cuando llegue a casa, lo único que quería hacer era tomar una gran siesta. Dejando de lado el problema del celular mis pensamientos fueron invadidos por la imagen de Liam, había algo de él que me atraía, tal vez son sus hermosos ojos verdes o sus labios delgados y delicados, definitivamente tenía que conseguir su número, pero creo que antes de eso debería comprar otro celular.

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