Vince se levantó torpemente por sus heridas y por el alcohol que corría por sus venas. - Este es mi número. Estaremos en contacto.- Y sin más, salió por la puerta a quién sabe dónde.
Sick no decía nada, estaba pensando y no sé en qué. Eso me asustaba porque cuando Sick pensaba, era para maquinar, para complicar aún más las cosas. Sé que era una de esas veces.
Cuando se decidió a hablar, mis sospechas se confirmaron. - No somos ratas, no lo somos me cago en la puta. ¿Tratar con la policía? Qué coño está pasando. El barrio se va a la mierda.
- De todos los chicos de estas calles, Sick era el que más sacaba a relucir su odio acumulado contra la bofia. Siempre nos han puteado, pero creo que con Sick era otra historia. Se ha llevado más palizas en los cuarteles que en cualquier otro lugar.
- No podemos trabajar con él. No podemos. Tenemos que putearle. Mataremos a ese hijo de puta. Pero antes, ganaremos dinero.
Sick expuso un particular plan. Quedaríamos con los tres clientes restantes, le daríamos la información a Vince y luego iríamos a por él. Tan arriesgado como ambicioso. Si salía bien, ganaríamos una importante cantidad de pasta con la que empezar en el negocio de manera independiente. Y eso me excitaba, lo suficiente como para dejarme llevar por este a priori desquiciado plan. Las reacciones no se harían esperar y serían imprevisibles. Pero aún así merecía la pena arriesgarse. O eso quería pensar.
Al día siguiente, Sick llamó a los tres contactos de Ambel. La reunión sería en una carretera secundaria que conducía a un bosque alejado de la ciudad. Una vez allí, una vieja cabaña abandonada que antaño servía de aserradero, conocida por todos, sería el punto de referencia.Seguidamente, se le informó a Vince. Sick escogió la medianoche como hora señalada para llevar a cabo nuestro trabajo. Ahora sí que estaba de los putos nervios.