CHAPTER 2

5 3 0
                                    


Narra Chris.

Solo la bese para que se fastidiara y no le dijera nada a esa criada, no quise hacerla llorar.

Era la última reacción que habría pensado que ella tendría al besarla. Lo primero que me vino en mente era callar, estar tranquilo y pensar que ya se le habría pasado.

Pero luego me arrepentí.

Fui en busca de ella por toda su casa. Hasta que encontré una puerta, con una señal de "no te conviene entrar si no eres Denise Miller"

Entre despacio y vi gotas de sangre caer de sus manos.

En ese momento me imagine lo peor, y así era, ella se estaba cortando las venas, la miré asustando, y le quite el cristal lleno de sangre de la mano.

Ella me miro con rabia y yo estaba preocupadísimo.

Me fui rápidamente al baño de su habitación y cogí el rollo de papel, empecé a ponerle papel encima pero ella no se estaba quieta.

-Más te vale sentarte de una vez y no moverte por que si te apretó la muñeca te dolerá más de lo que te duele poniéndote el papel.

Ella cambio el gesto de rabia de su cara a uno asustado.

Sonreí hacia mis adentros.

Le puse tranquilamente el papel en la muñeca pero seguía cayendo sangre.

-Esto te dolerá. -dije, y nada más decirle eso apreté el papel sobre su muñeca.

Ella no se movía pero estoy seguro que en su interior se moría del dolor.

Después de varios minutos de apretarle la muñeca, ya caía menos sangre.

-¿Tienes alguna camiseta vieja? -pregunté.

Ella asintió y me señalo con la mano que no estaba herida un rincón, donde había una caja.

Me acerqué a la caja y vi mucha ropa, cogí la primera camiseta que vi y la empecé a romper, me acerqué de nuevo a Denise, y le enrolle la muñeca en la tela.

Después de terminar ella se levantó y me miró.

-Sal de mi habitación -me dijo.

-Quiero hablar contigo Denise.

-He dicho que salgas de mi habitación, no te lo volveré a repetir.

No me iba a pelear con esa niñata, encima que la ayude, no sabe ni agradecer.

En estos momentos ella podía estar muerta y ni si quiera me da unas simple gracias.

Que se olvide de que la voy a volver a ayudar.

Salí de la habitación dando un portazo, baje las escaleras y me encontré a Marta.

-Marta, ¿Cuántos años tienes? -pregunté-ç

-19, señor.

-¿Por qué trabajas con tan pocos años?

-Es que mi madre también trabajaba aquí, y cuando ella se fue me quedé yo.

-Ok, acompáñame, y enséñame tu habitación.

Ella asintió rápidamente, se quitó el delantal y me dijo que la siguiera.


LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora