Mascota.

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— Será muy divertido. La llevaremos a casa, le compraremos su playa artificial, y le daré mucha lechuga —Makoto se sentó en el sillón junto al azabache, con la transportadora acuática entre los brazos y el pecho en un fuerte abrazo.

— No creo que una tortuga sea muy interesante.

— ¡Qué malo! —Los brazos del castaño rodearon con más fuerza el recipiente transparente—. Herirás los sentimientos de Tortuga.

— ¿Tortuga? —Sousuke sonrió con ingenuidad.

— Así se llama —Makoto se puso de pie y caminó hasta una mesita donde colocó al pequeño animal de no más de ocho centímetros.

El de ojos turquesas no reprimió su carcajada, a sabiendas de la mala mirada que le regalaba su novio. Es que, ¿qué clase de nombre era "Tortuga"?

— Sousuke —el castaño lo llamó, más serio—, esto es muy importante para mí...

— ¿Uh? —El más alto se levantó del sofá y caminó hasta quedar de frente con el joven de ojos verdes—. Lo sé.

— No, no entiendes —agachó la mirada y un rubor lo azoró—. Desde que tengo memoria... ¡todas mis mascotas mueren en menos de un mes! —Los ojos se le cristalizaron por la tristeza. Sousuke frunció el ceño, preocupado—. Perro murió atropellado, Pez saltó de la pecera, Pájaro escapó de su jaula...

— ¿Y Gato? —Bromeó Sousuke, intentando animarlo.

— Nunca he tenido un gato —respondió con el ceño fruncido, alejándose del moreno—. No te burles.

— Lo siento—tomó de la muñeca a Makoto, acercándolo a su propio cuerpo, y acarició una de sus mejillas—. No pasará nada. Eres un excelente dueño.

— Hmn...

— Confía en mí.

(Dos semanas después).

Makoto escondió el rostro en las rodillas y se auto abrazó mientras lloraba en frente de un pequeño montículo de tierra removida. Tanto él como Sousuke vestían de negro de pies a cabeza a pesar del calor veraniego. Una de las manos del azabache revolvió la melena castaña:

— Adoptemos un Gato.


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