25.

9.2K 941 107
                                    

Hoy era el día.
Estaba tan nervioso, no sabia como iba a reaccionar, pero de lo que sí estaba seguro es de que ella no se iba a ir sin haberme escuchado antes.
Fue tan raro no haberle puesto ninguna carta en su taquilla.
Ya se me había hecho rutina ponérsela con el sumo cuidado de que ni ella ni nadie me viera, incluso debo admitir que era divertido verla confundida y con una sonrisa cada vez que leía una de mis cartas.
Iba a echar de menos eso de comerme la cabeza pensando que ponerle en cada carta para hacerla sonreír, pero ella se iba a mudar así que de algún modo eso se iba a terminar y yo debía decirle toda la verdad cuanto antes.
Terminé de ponerme mis deportivas, cogí las llaves de casa y me fui hacia el puente.

Eran las 17:10 y ella todavía no había aparecido, ¿se habría enterado de quién era y por eso no quería verme?
Tantos pensamientos negativos rondaban en mi cabeza y ninguno de ellos me daba la respuesta del porqué ella no estaba, sabía que solo habían pasado diez minutos pero mi corazón daba vuelcos al pensar que ella no iba a venir.

Pasaron otros diez minutos, mis esperanzas se iban esfumando, hasta que la vi.

Joder, es preciosa.

Ella se iba acercando a mí y cuanto más me veía más cambiaba su cara.
—Así que todo este tiempo fuiste tú el estúpido de las cartas anónimas.
—Sí, fui yo.
—¿Por qué, Ethan? ¿Por qué diste por echo que te odiaba? ¿Por qué no hablarme directamente?
—Me mirabas con repulsión, Sky.
» ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Tan solo teníamos siete años, estábamos en el parque y una niña te había empujado así que fui a ayudarte porque a una niña hermosa no se le puede dejar llorando sola, me llamaste tanto la atención.
»Cuanto más hablabas, más me gustabas y todas aquellas veces que iba al parque solo era para verte y jugar contigo, para tenerte cerca aunque fuera de manera amistosa, aunque con los siete años que tenía ya podía reconocer que aquello que quería contigo no era amistad, sino que quería más.
» Pero entonces un día todo pareció cambiar, tú dejaste de venir al parque, fui ahí cada día y me quedaba esperándote durante horas todo el mes de mayo y junio hasta que me di por vencido, sabía que no ibas a volver y sabía que debía de olvidarme de aquella niña tan bonita que me conquistó el pequeño corazón.
» Hasta hace unos meses, que supe que eras tú aquella niña que tan loco me traía, tú, la chica que no hablaba con nadie y que las únicas personas que sabían tu nombre eran tus compañeros y profesores, tú, la chica callada que no dejaba que nadie se le acercara, ¿acaso no te acuerdas cómo me miraste o cómo me hablabas cada vez que intentaba ser amistoso contigo? Todo lo que me provocas cuando te veo, solo tú puedes sacar ese sentimiento en mí Sky, estoy enamorado de ti y no me da miedo decirlo porque sí, estoy enamorado de la niña tímida que aleja a todos pero que no logró alejar al niño estúpido de siete años.

—Ethan, no sabes lo enamorada que estaba de ti cuando te conocí, por eso deje de ir a ese parque, nadie me quería, ni siquiera mi familia lo hace, ¿cómo iba a saber que tú sí que lo ibas a estar de mí? Todo era tan extraño que hice lo que mejor se me daba, huir.
» Y cuando me hablaste y supe que eras tú, el Ethan del que me enamoré con siete años me entró miedo y intenté alejarte de mí, para que no tuvieras que aguantar a esta chica desastrosa, ni siquiera me imaginaba que eras tú el de las cartas anónimas, pensé que era Susan que se quería reír de mí.
» Pero te vi aquí, y entonces me di cuenta de que Susan no tenía nada que ver, que todo este tiempo fuiste tú y...

Y entonces la interrumpí,
Y hice algo que siempre desee hacer.

La besé.
Y qué bien me sentí.

Cartas de un anónimo.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora