Capítulo 2

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(Poner melodía de fondo, para tener una mejor lectura n.n)

Hace mucho tiempo, en un pequeño reino, los reyes estaban felices, pues como no estarlo, si la reina había dado a luz a un pequeño bebé, el cual era bastante hermoso.

Para celebrar la llegada, los reyes decidieron hacer una gran celebración, invitando a la realeza y plebe, todo el mundo estaba invitado a ver al pequeño, pues ya desde muchos años lo habían estado anhelado.

A la fiesta, no podía faltar el queridísimo amigo del rey, Saotome, quien era el gobernante de un reino cercano al suyo. La invitación no era sólo para él, sino también para su pequeño hijo, el príncipe Reiji.

Los dos reyes habían planeado que se conocieran, y que desde pequeños formaran una conexión, para así más adelante formar alianzas. No planearon un matrimonio, como lo habían dicho antes del nacimiento de su hijo, pues ambos eran hombres y eso no estaba bien visto y mucho menos en aquellos tiempos.

Al llegar Saotome, llegó con sus entradas exóticas que siempre solía hacer, dejando a todos los invitados impactados pero a la ves maravillados y con una enorme sonrisa en la cara.

—Mi querido amigo, el rey Hyuga. —dijo alargando la última palabra, como siempre solía hacerlo.

—Saotome, es un gusto tenerte aquí.

—Reiji, pasa a ver a tu futuro compañero de alianzas. —le indicó a su hijo.

—¡Si papá! ¡Estoy emocionado de conocerlo! —aquel pequeño chico, de aproximadamente cinco años, se acercó hasta la pequeña cuna, donde estaba el bebé durmiendo plácidamente.— ¡Aww! ¡Es tan pequeño! —sonrió alegre, como siempre y dejó un pequeño regalo.

Los dos padres estaban felices de que desde tan pequeño, Reiji se llevara bien con Aine, el nuevo príncipe.

Unos minutos más tarde, se anunció la llegada de unas pequeñas seres, las hadas. Quienes con sus poderes, le otorgarían un don al nuevo príncipe.

—Las honorables excelencias, las tres ilustres hadas: Ringo, Nanami y Tomochika.

Por una pequeña ventana del castillo, entraron tres haditas, que al llegar se posaron enfrente de los reyes haciendo una reverencia.

—¡Ohayopuu! nosotras, le daremos un don al pequeño Aine, que sumados serán tres.

Las tres, se acercaron a la cuna. La primera en pasar fue Ringo.

—¡Pero qué lindo chico! —dio unos cuantos saltitos al verlo.— Bien, yo te daré el don de la belleza, al crecer, serás un apuesto joven, y muchas morirán por salir contigo.

La segunda en pasar fue Nanami.

—Esto... ¿Qué te iba a dar? —si, esta hada era un poco torpe.— ¡C-Claro! Ya me acordé... Mi querido Aine, yo te doy el don de una melodiosa voz, una, que al oírla todo mundo caerá rendido ante ti.

Era el turno de la última hada.

—Bien mi querido Aine, yo te doy el don de..-

Antes de que acabara, un terrible relámpago se vio, de donde él salió un terrible hechicero, el más temible por todos.

—Vaya, vaya, una hermosa fiesta, está la realeza, la plebe e incluso... La gentuza. —dijo señalando a las hadas.

—¡Si serás! —intentó golpearle Tomo, pero Ringo la detuvo.— Nadie te quiere aquí Ranmífico.

—¿¡Qué!? —se exaltó, pero después intentó tranquilizarse.— Solo decía que me siento excluido, pues creí que no había recibido invitación por error, pero al ver que nadie me quiere aquí, me iré...

—¡Espera! No es así... Eres bienvenido cuando quieras.

—Su majestad, se lo agradezco, y para que vean yo también le daré un don al recién llegado. —se acercó lentamente.— Aine... Sí, crecerás dotado de belleza y melodiosa voz, pero... ¡Escuchen bien todos! ¡Al cumplir los 16 años, antes de que el sol se ponga, se pinchará con el uso de una rueca, y morirá!

—¡Deténganlo! —gritó el rey enfurecido y preocupado a la vez.

Sus súbditos se acercaron el hechicero, pero él los evadió fácilmente yéndose rápidamente, dejando a todos aterrados por la profecía que acababa de hacer.

—¡Por dios! ¡Mi querido Aine! —la reina se acercó hasta él, rodeándolo con sus brazos.

—Tranquila majestad, aún falta que Tomo le de un don, de seguro podrá hacer algo. —dijo una de las hadas.

—¿Podrán deshacer el hechizo? —preguntó el padre preocupado.

—Desafortunadamente no, los poderes de Ranmífico son mucho mayores que los nuestros, pero algo se podrá hacer.

Así fue entonces como la última hada se acercó hasta el pequeño Aine.

—Mi querido príncipe... Al cumplir los 16 si te pincharás, pero en vez de que mueras, caerás en un profundo sueño, del que solo podrás despertar con el primer beso de amor.

Una vez hecho eso, el rey por seguridad de su pequeño mandó quemar todas las ruecas del reino, creyendo que eso sería suficiente.

Por otra parte, las tres hadas discutían sobre cómo podían ayudar a los reyes.

—El quemar todas las ruecas no es suficiente, Ranmífico es más poderoso, puede hacer una en cualquier momento.

—¡Maldito! ¡Cómo me gustaría convertirlo en un sapo gordo y feo! —dijo Tomo enojada.

—¡Tomo-chan! No digas cosas tan feas. —le interrumpió Nanami.

—¡Chicas! ¡Se me ocurrió una idea! —todas voltearon a ver a Ringo.

—¿Cuál? —preguntaron las dos hadas.

—Miren la idea es que... Esperen, las paredes tienen oídos, será mejor que vayamos ahí. —señaló un pequeña cajita.

Entonces, ahí todas las hadas se reunieron, esperando oír el plan de Ringo.

—¿Qué tal si la convertimos en una rosa?

—¡Si! ¡Así no podrá pincharse! —dijo Tomo animada, pero luego encontró un inconveniente.— Pero de seguro Ranmífico mandará una nevada, y lo podría matar de igual manera.

—Cierto... Él siempre mata tus flores Ringo.

—¡Agh! Ya pensaremos en algo...

Después de un tiempo, las tres ya habían planeado algo, sería llevarse a Aine a una pequeña casa en el campo, donde ahí lo refugiarían hasta que cumpliera los 16 años, y ya después lo llevarían de vuelta con sus padres. Y ellas se harían pasar por campesinas.

Al principio los reyes no querían, pero acabaron accediendo por el bien de su hijo. Y con mucho dolor se lo entregaron a las hadas.

—¡Nada de magia chicas! —dijo Ringo quitándole las varitas mágicas a cada una.

—¡P-Pero Ringo! Nunca hemos estado sin la magia...

—¡Calla Nanami! Podremos con esto.

Y así, las hadas se llevaron a Aine lejos, donde Ranmífico no pudiera encontrarlo ni hacerle daño, por lo menos durante ese tiempo.

Todo iba bien, hasta que aquel día llegó, el cumpleaños de Aine, el día en que cumpliría los 16 años.

Continuará...

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Bueh, pues aquí una parte más de esta historia. Pensaba hacerla en dos partes, pero al recordar bien cómo va la película me di cuenta de que se haría muy largo y cansado, tanto como para ustedes, como para mí, entonces lo más seguro es que si lo divida en tres.

¡Espero les guste! Y esto vaya bien ;-; no pensé que fuera tan complicado hacer esto ;-;

¡Hasta la siguiente!

Misuteri Poe.

El Chico Durmiente (adaptación) (concurso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora