11. - Desvelo.

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A las 4 de la mañana mi teléfono sonó con una llamada entrante y maldiciendo, como siempre, descolgué aún con los ojos cerrados.

-¿Diga? -Se oía mucho ruido de fondo, como música, y fruncí el ceño.

-Kay... -Dijo Ian al otro lado y me senté en la cama.

-¿Ian? ¿Dónde estás? -Me levanté y me puse una chaqueta.

-En una discoteca, sinceramente no sé dónde. Se llama Night o algo así. -Comenzó a reír.

-¿Estás borracho? -Pregunté terminando de ponerme los all-stars, cogiendo las llaves de su coche y yendo a la puerta.

-Sí. -Siguió riendo.

-Dios mío, no te muevas de donde estás. En seguida estoy ahí. -Suspiré mientras él seguía riendo y diciendo cosas que no entendí.

Colgué y di gracias a que sabía conducir, pero no tenía coche todavía. Al menos, Ian no se llevó el suyo y podía conducirlo ahora.

Me subí en el coche y empecé a dirigirme hacia ese pub, discoteca o donde fuera que estuviera este hombre a las 4 de la mañana.

Era extraño, porque no me había dicho que iría ahí o que saldría, y mucho menos si iba acompañado, pero supongo que no deberíamos de contarnos todo.

De hecho, yo tampoco le estaba contando todo. Había estado ocultándole cosas, pero no sabía por cuanto tiempo más podría ocultarle mi secreto a él.

A las cuatro y media, llegué a la famosa discoteca. Estaba algo lejos. Por fuera habían jóvenes y no tan jóvenes, borrachos y quizá drogados.

Algunos estaban tirados en la acera, otros apoyados en la pared, otros gritando, cantando o diciendo cosas incomprensibles e incluso, vomitando.

Me dirigí a la puerta, donde había un hombre de unos dos metros, sino eran más, vestido de negro y unas gafas de sol iguales.

¿Para qué quería alguien unas gafas de sol oscuras por la noche?

-Buenas noches. -Dije frente él.

El hombre, o gorila, levantó una mano impidiéndome el paso y me señaló de arriba a abajo, como que así vestida no podía entrar.

Le hubiera dado la razón si quisiera entrar a divertirme, pues llevaba un pantalón corto de pijama, una sudadera grande, una coleta mal hecha y unos all-stars sucios y viejos.

-No quiero entrar. Vengo a buscar a un amigo. -El hombre se cruzó de brazos y bufé. -Por favor. -El hombre negó y yo me giré frustrada.

En un ágil y rápido movimiento, me colé por debajo de sus piernas y agradecí ser de baja estatura, así que corrí por todo el local con el hombre gorila persiguiéndome.

Sabía que Ian estaría en la zona VIP, pues él, al ser alguien reconocido y famoso, lo dejaban estar en esas zonas, igual que las demás personas como él.

Esquivando gente en la pista de baile, que solo se restregaban entre ellos, corrí a subir unas escaleras hasta la zona VIP, donde había otro de los gorilas, pero me volví a escabullir por debajo de él.

Ahora era dos hombre persiguiéndome que, si me atrapaban, estaba segura que me echarían de no muy buenas maneras.

Corrí hasta que vi a Ian. Estaba apoyado a una pared con el hombro, aguantando el equilibrio, y con el teléfono en el oído, como si hablara con alguien.

Me acerqué rápidamente y me escondí detrás de él, haciendo que me mirara y luego a los dos hombres siguiéndome.

-Viene conmigo. -Dijo un muy borracho Ian.

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