15. - Declaración.

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El timbre sonó. Miré a Ian con el corazón latiéndome a mil. No podía hacer esto, no estaba preparada para ello aunque me estuve mentalizando.

Susurró un "tranquila, confío en ti" que solo me hizo tener más presión encima de mis hombros. Besó mi mejilla y se metió en su habitación sin hacer un solo ruido.

El timbre volvió a sonar y caminé hasta la puerta, donde suspiré antes de abrirla y tragué un nudo al verlo ahí, con las manos en sus bolsillos y su media sonrisa traviesa.

-Hola. -Dijo y su voz aceleró más mi nervioso pulso.

-Pasa. -Me hice a un lado, él entró y luego cerré.

-¿Y bien? -Dijo mirando el teléfono hecho pedazos en la barra de la cocina. -¿Qué ha pasado? -Se sentó en la silla frente a esta.

-Me ha llamado esa persona. Me he enfadado y he tirado el móvil contra la pared. -Suspiré.

-¿Qué te ha dicho? -Frunció el ceño con los brazos cruzados.

-Tiene fotos nuestras. Más fotos. Muy comprometedoras. -Él gruñó.

-Necesitamos pruebas de que eso es verdad. A lo mejor ni siquiera las tiene, solo está riéndose de nosotros. -Dijo convencido.

-Mucha casualidad que lo esté haciendo para reírse de nosotros y sea cierto, ¿no crees? -Asintió fastidiado. -De todos modos no puedo hacer nada ahora que no tengo teléfono. Tendré que esperar a comprarme otro aunque Ian me ha dejado uno de momento. -Rodé los ojos.

-A todo esto, ¿dónde está? Su coche está abajo aparcado. -Levantó una ceja.

-Fue a comprar. El supermercado está cerca así que suele dejar el coche aquí. -Mentí.

-Entonces, no tardará en llegar. -Se levantó y comenzó a caminar hacia mí.

-Exacto. -Retrocedí un poco.

-Dime la verdad. No me sueles llamar, pequeña. -Tragué saliva nerviosa mientras se acercaba más.

Suspiré, aún retrocediendo hasta que choqué contra la pared del pasillo que daba a la habitación de Ian. Nos iba a descubrir. Sospechaba algo. No podía con esto.

"Confío en ti", sonó en mi cabeza con la voz de Ian.

-Necesito distraerme. Necesito dejar de pensar en todo esto, en las llamadas, los mensajes, las fotos. -Puse las manos en su pecho, actuando lo mejor que podía. Irónico.

-Y yo puedo ayudarte a distraerte, ¿por eso me has llamado? -Dijo acercando su boca a mi cuello.

-Ah... Sí. -Jadeé un poco cuando besó ahí.

-Entonces, vamos a distraernos. -Dijo.

Agarró la parte trasera de mis muslos y me enredó en su cadera, besando mis labios salvajemente y yo llevé mis manos a su corto pelo.

-No quiero hacértelo en tu habitación. -Dijo entre besos y yo abrí mucho los ojos.

Él aún los tenía cerrados y besaba mi cuello. Si no lo hacía en mi habitación, no podía hacerle la señal a Ian del despertador.

-Sí, yo... Sí, quiero... Que me lo hagas ahí. -Dije entre suspiros.

Mi espalda chocó, esta vez, con una puerta, la habitación de Ian, y él giró el pomo abriéndola, pero me bajé de su cintura antes de que mirara dentro y me puse a sus espaldas, haciendo que se girara conmigo.

Miré disimulada sobre su hombro, donde Ian nos miraba con los ojos muy abiertos y negaba frenéticamente con las manos y la cabeza.

-¿Dónde... Dónde vas, Néstor? -Le dije agarrando su camisa, intentando que no se diera la vuelta.

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