El poder de lo inexplicable

Capítulo 2.

Desperté en el suelo del bosque, en ese momento tenía la vista muy borrosa y no recordaba muy bien qué era lo que había pasado. Cuando por fin tomé fuerzas para levantarme me di cuenta que estaba en la puerta de esa madriguera del lado del exterior, entré para revisar todo, pero solo me encuentro con que tenía poco más de un metro para adentro. No entendía bien lo que estaba pasando, así que sin darle más vueltas al asunto tomé mi mochila y me puse en marcha hacia mi casa.

Entré a mi casa y mi madre ya había llegado sorprendentemente, ella llegaba a las 5:30 p.m. y yo me había ido a la 01:30 p.m., no podía creer que había pasado tanto tiempo afuera. El tiempo se había pasado demasiado rápido, pero no le di importancia y saludé a mi madre.

-Hola mamá. - dije con un tono de voz algo cansado.

­-Hola, Max, ¿cómo te fue hoy? – dijo mi madre siempre con su tono de voz que le levantaría el ánimo hasta a la persona más deprimida.

-Pues bien, aburrido igual que siempre. – dije con un suspiro al final.

-Ya te he dicho que deberías de salir con alguien alguna vez, tratar de socializar con la gente, puede que encuentres a personas que te agraden... o chicas. – me dijo ella con un tono entusiasta. Mi madre estaba esperando deseosa el día en que llegara a casa a presentarle a una chica, no me relacionaba con nadie, así que eso no sería posible. Lo siento mamá.

-Mamá, ¿cuántas veces tengo que decirte que no me interesa socializar con nadie? Estoy bien así, solo. No necesito a nadie más, deja de preocuparte tanto por mí. – dije molesto, estaba harto que mi madre me insistiera en que conozca gente.

-Está bien hijo, pero en serio me gustaría verte con alguien alguna vez, no estando siempre solo. Sabes, los amigos son lo más preciado que una persona puede llegar a tener, pueden estar en todos los problemas que tengas y ayudarte a conseguir la solución a ellos. Así que no es tan mala idea tener a unas cuántas personas en las cuales confiar y poder contar con ellas. – dijo tratando de dejarme algún mensaje que creería ella que tomaría en cuenta.

-Ah, está bien. Trataré de socializar con la gente a ver si encuentro a un grupo de personas con las cuales me lleve bien, aunque lo dudo. – dije suspirando.

Obviamente mentía, pero no quería seguir discutiendo este tema con mi madre, solo me sonrío y siguió preparando la cena.

Subía las escaleras cuando de repente sentí un fuerte dolor de cabeza, como que fuese un pinchazo directo al cerebro y caí al escalón de cuclillas.

-¿Estás bien cariño? – dijo mi madre asustada por el fuerte golpe.

-Sí. No te preocupes. – dije sosteniéndome la cabeza por el fuerte dolor que me había dado.

El dolor era insoportable y cada vez los pinchazos eran más fuertes.

Mi nariz empezó a sangrar, por suerte el dolor había disminuido de manera aceptable. Caminé hacia el baño para limpiarme la sangre, abrí el grifo y me lavé la cara. Pero en el espejo pude divisar que mis ojos estaban de otro color. Era casi imperceptible, pero yo que conocía perfectamente el color de mis ojos, los cuales eran marrón oscuro, se habían vuelto más claros. Como un color miel oscura o algo así, pero no me importó y me fui a mi habitación.

Cuando estaba en mi habitación estaba jugando en mi consola de juegos, cuando perdí en el último nivel del juego me puse furioso. Grité y empecé a arrojar cosas, hice como que tiraba mi consola desde lejos con mi mano en perspectiva con el aparato, pero no sé cómo la consola se movió de su sitio. Me quedé atónito, no podía ser posible que se moviera, pesaba bastante y no había nada que la pudiera mover. En ese momento me acerqué a ella para ver si en verdad se había movido, y efectivamente, se había arrastrado por lo menos diez centímetros en la mesa en la que la tenía. Me pareció más que aterrador extraño, cualquiera se hubiese hecho en los pantalones después de haber visto que su consola de videojuegos se moviese sola delante de ellos, pero yo no, en vez de eso me puse a pensar que yo había fingido que la movía con mi mano. ¿Y si en serio la había movido yo...? ¡No! Eso no podía ser, no es lógicamente posible. Pero luego me acordé de lo que pasó esa tarde en el bosque. Corrí a buscar mi cámara de vídeo en mi mochila para ver la grabación de esa tarde, la encontré y revisé la carpeta de multimedia y encontré el vídeo, pero cuando estaba entrando en esa especie de madriguera gigante, hubo interferencia estática y no se pudo ver nada, cuando di por lo menos tres pasos dentro la grabación se cortó de golpe. No podía creerlo, estaba seguro de que había grabado todo, pero no era así. Me puse a analizar todo lo que recordaba, pero no encontraba un sentido lógico a lo que había pasado hoy. ¿Y si esa piedra brillante tuvo algo que ver con lo que ocurrió con la consola? No, ¿cómo podría tenerlo? Pero seguramente esa piedra fue la que hizo a ese venado hacer lo que hizo. Así que podría ser una posibilidad, en realidad, era la única que tenía.

Intenté mover el portalápices que estaba en mi escritorio de la misma forma que lo había hecho con la consola y no entiendo cómo pero funcionó. Me vi las manos y solo pensé: este es el comienzo de algo muy grande.