Capítulo 4.

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Ya habían pasado algunos días desde el incidente de la caverna, estaba empezando a controlar todo de mejor manera, empezaba a descubrir muchos usos útiles y me fortalecí muchísimo más. Sentía que nada me detenía.

Mi mamá pensó que me sería bueno convivir con algunas personas que no fueran los personajes de mis videojuegos, así que me inscribió a un curso de verano, de esos en los que se hacen deportes y muchas estupideces aburridas. Solo iba para que ella se sintiera bien, pero en realidad prefería saltar a un risco antes que ir.

Era de mañana, acababa de despertar, ese día era el primero del curso. Fui al baño a ducharme deseando que la tierra me tragara para no tener que ir a esa cosa. Después de ducharme y cambiarme bajé las escaleras hacia el comedor en donde se hallaba mi madre terminando el desayuno. Me senté en una de las sillas del comedor a esperar que me sirviera.

-Buenos días, mamá.- dije.

-Buenos días, cielo, ¿dormiste bien?-

-Sí, algo, los vecinos estuvieron discutiendo toda la noche, casi que se mataban el uno al otro a gritos. Era insoportable.-

-No sé qué pueda estar pasando, los vecinos no se comportan de esa manera, tal vez alguno le puso los cuernos al otro- dijo mi madre con una risa de por medio.

-Ja, eso no lo sabemos mamá, o puede que sí... en fin, da igual. ¿A qué hora se acababa ese infierno, digo, curso?

-¡Hey! No es tan malo como parece, hay muchas actividades qué hacer, hay muchos chicos, puede que hasta hagas amigos ahí.-

-Eso lo dudo, ya sabes cómo me va en eso, siempre soy como el bicho raro de los lugares y no puedes negarlo.-

-Yo no diría bicho raro, más bien, un bicho mucho más inteligente y capaz que todos los demás.-

-Y más débil, obviamente.-

-Eres muy fuerte en muchos aspectos, no tienen que ser necesariamente físicos.-

-Ya da igual, ya terminé de desayunar. Ya me voy a ese "sorprendente y divertido lugar en el cual toda la gente va a quererme."-

-Ja-ja, cuídate, Max.-

-Igual mamá, adiós.-

Me dirigí al garaje a tomar mi bicicleta que yo mismo modifiqué, con motor y todas esas cosas. El lugar no estaba tan lejos de ahí, así que no me tomó mucho tiempo llegar.

Cuando llegué aparqué mi bicicleta y traté de encadenarla a un poste, pero la cerradura estaba como trabada y no dejaba que la cerrara, obviamente usé mi mente para poder cerrarla, lo cual no fue muy difícil. Pero me puse a pensar: "Qué pasaría si alguien se diese cuenta de esto, me verían como la persona aún más rara de la que soy, o podrían llamar a las autoridades para que me capturen y me hagan exámenes y todas esas cosas, de ahora en adelante tendré mucho más cuidado de usar mi poder en público y de no ser descubierto por nadie." Así que me dirigí a las puertas de la instalación, era en una especie de escuela abandonada o algo así que habían remodelado para poner todo. De entrada nos pidieron a todos que nos sentáramos en las mesas que estaban en el salón principal.

Las mesas eran para seis personas, en la nuestra solamente había cinco incluyéndome. Todos hablaban tratando de presentarse, pero mi timidez solo me hizo capaz de escuchar con la cabeza inclinada, ni siquiera recuerdo el nombre de ninguno ya que solo estaba pensando en el momento que pudiese salir de allí. Levanté la mirada y vi hacia la puerta, y en serio que no pude apartar más la mirada, acababa de entrar una chica muy pero muy hermosa por la puerta, de cabello rubio y largo que le llegaba casi a la cintura, con unos ojos verdes que eran casi imposibles de mirar sin quedar embobado, un tono de piel blanco bastante claro y unas uñas pintadas de negro que denotaban que no era cualquier chica. No sé por qué, no sé cómo, pero resultó que la mesa que eligió fue justo la mía, y qué fortuna que la única silla disponible sea la que está al lado mío, pero a medida que se acercaba más empezaba a sudar y a ponerme nervioso. Nunca entendí bien lo que significaba "amor a primera vista" pero creo que ahora lo comprendía perfectamente. Se sentó al lado mío e instintivamente la saludé con un hola, ella solo me sonrió y tomo su teléfono.

El poder de lo inexplicableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora