Juan ha venido esta mañana con la pequeña a recogerme a casa de Laia, ahora está en su despacho y yo voy a ir a mi estudio a por unas cosas.
—Me voy a mi estudio—Le comento tras darle un beso.—Esta noche vendrán a cenar Nick y Laia.
—¿Barbacoa?
Juan se ríe y asiente.
—No tardes.
—No.
Le doy otro beso y me voy sin poder dejar de sentir, sigo temiendo la visita de Ainara, pero intento pensar que, como todos creen, Ainara solo quiere dejar a Juan antes que él la deje a ella, viniendo de Ainara es muy posible.
No tardo mucho y al bajar del estudio veo una pastelería abierta y compro unos dulces para la cena de esta noche.
Cuando llego a casa de Juan con los pasteles en la mano, veo uno de los coches de mi padre aparcado en la puerta, el chofer me saluda y siento un gran nudo en el estomago. Ainara ha vuelto, voy hacia la casa y al ir a tocar a la puerta veo que esta abierta y entro. Escucho enseguida las voces de Ainara y de Juan en la cocina y no quiero molestarlos. Entorno la puerta y dejo los pasteles en la mesa del salón. Ellos no pueden verme pero yo sí los escucho.
—No quiero seguir contigo Ainara. Todo ha cambiado...
—Sí, todo ha cambiado.
Me tenso por la voz de mi hermana.
—¿Qué pasa?
—Yo...—Escucho la voz de mi hermana amortiguada por los llantos, esto no traer nada bueno. Me voy hacia atrás y me llevo la mano al estomago que no deja de retorcérseme— Estoy embarazada... de ti.
Mi mundo se empieza a romper en pedacitos, el aire me falta y todo me da vueltas, apoyo las manos en la mesa y la aprieto con fuerza, esperando que se me pase el pánico. Poco a poco vuelvo a la normalidad.
—¿Cómo es posible?
—Vamos Juan ¿Hace falta que...?
—No me refiero a eso—Juan esta contrariado y casi puedo notar en su voz su tristeza— Tú y yo hace mucho tiempo que no tenemos relaciones.
—Lo sé, pero las cosas pasan.
—Yo nunca me acosté contigo sin protección Ainara.
Juan quiere buscar una salida, y me llevo la mano a la cara. No me gusta escuchar como habla con su ex, que además es mi hermana, de lo que han hecho juntos en la cama.
—Sí, pero esas cosas pasan. Toma los análisis, por eso me fui, estaba asustada.
Escucho el sonido de unos papeles.
—Estas de más de dos meses.
—¿Me crees ahora?
Esta vez mi mundo sí se derrumba.
—Sí pero...yo no...
—¿Y vas a dejar que mi hijo pase por lo mismo que yo? ¿Le vas a privar de su verdadero padre?
Cierro los ojos y un chorro de lágrimas caen por mi cara.
Juan ahora se encuentra entre la espada y la pared, lo puedo sentir, no quiere dejar a su hijo sin su cuidado, por mucho que ya no sienta nada por ella. Subo las escaleras, tambaleándome, para recoger mis cosas y cuando lo hago entro en el cuarto de Jazzy para despedirme de ella. No puedo seguir aquí. No quiero que la decisión de Juan le sea aun más difícil de tomar. Al entrar veo a Jazzy apoyada en la cuna. Me mira con sus preciosos ojos y extiende los brazos hacia mí. Entro y apago el intercomunicador para que Juan no me escuche y no sepa que estoy aquí.
—Hola mi niña. Me tengo que ir—Me abrazo a ella y trato de sonreír entre lágrimas—. Nunca te olvidaré. Te quiero mucho Jazzy y me hubiera encantado ser tu madre.
La niña me da un sonoro beso en la cara, de esos que le ha enseñado a dar Bianca, y sus palabras me dejan paralizada.
—Maaaammm... Maama.
Me quedo mirándola con los ojos abiertos como platos y no puedo evitar las lágrimas.
—No, todo ha cambiado mi niña.
Le doy un beso y con gran pesar la dejo en su cuna, enciendo el intercomunicador y la niña sigue llamándome mientras me voy. No sabía que había aprendido hablar, no sabía que había decidido hacerme su madre. Bajo las escaleras corriendo y escucho, cuando llego a la puerta, el llanto de Jazzy por el intercomunicador de Juan.
—Pero qué diablos... Lo siento tengo que ocuparme de Jazzy.
—Sí, ve con tu hermana—La escucho decir.
—Jazzy es algo más que mi hermana, es como una hija para mí, y si vamos a seguir con esta farsa por el bien del niño que esperas, es mejor que te empieces a acostumbrar.
—Aun dudas.
—Sí.
Abro la puerta y me escabullo tras ella cuando escucho los pasos de Juan. Me hubiera gustado verlo por última vez, pero no me sentiría lo bastante fuerte si lo hiciera. Llego hasta mi moto y trato de ponerme el casco.
—¡Señorita!—El chofer de mi hermana se acerca a mí—. ¿No se encuentra bien? ¿La llevo a su casa?
Lo miro y sabiendo que tiene razón asiento.
—Sí. No puedo...
—No pasa nada.
El hombre me sonríe, entro en el coche de mi padre y me alejo de aquí. Me rompo de dolor conforme me alejo y me voy derrumbando cada vez más. Cuando llego a mi casa, mi padre que está cerca de las escaleras, al verme tan destrozada viene hacia mí y me abrazo a él.
—¿Qué te pasa hija?
—Nada... no puedo decírtelo.
—__(tn) ¿No confías en mí?
—Sí, pero no puedo...—Por el bien de Ainara debo callar.
—Dime al menos por qué lloras.
—Acabo de perder a la persona que amo papa, y quiero irme, me quiero ir con Matt, no puedo seguir aquí. No puedo...
—Esta bien. Prepararemos un coche para que te lleve. Me voy contigo, me vendrá bien el viaje, para pensar mientras en cosas de mi empresa.
—Quiero ir sola papa.
—¿Seguro?
Asiento y mi padre me ayuda a preparar la maleta, al poco llega mi madre y al verme así me abraza.
—¿No podemos saber de qué se trata?
—No.
Me despido de ellos, pues solo he metido lo esencial y parto hacia la casa de Matt, no sé cuando estaré lista para volver, pero intuyo que para poder volver y mirar a Juan a la cara, sin sentir nada y soportarlo, pasará mucho. Tal vez nunca lo consiga, pues no podría venir y ver como él es feliz con su hijo, con Ainara... no podré.
Él nunca fue para mí, esto es lo que pasa cuando te enamoras del novio de tu hermana.
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Enamorada del novio de mi hermana (Maluma & Tú) *Terminada* , (Editando).
Teen Fiction__(tn) siempre se ha sentido diferente. Con sus 19 años no aparenta mas de 15 y para eso no ayuda mucho que siempre lleve coletas porque le molesta el pelo para pintar. Hija de un importante empresario y además Marqués, nunca se ha sentido a gusto...