Te busco, te encuentro, me ves

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Te busco entre las voces de los árboles necesitados
que respiran tu aliento cálido en los días de invierno.
Difícil es que me veas si estás lejos en las alturas.
Mis palabras son insignificantes comparadas con las tuyas armoniosas.
Por las madrugadas lluviosas me despierto con desgano
si no está tu silueta navegando por los mares insólitos de la madrugada.
El frío me invade cuando las gotas de lluvia aumentan,
y tu ser abrigador desaparece, dejándome con la niebla repentina.
Por la pared estoy afirmada y contemplo tu rutina cotidiana,
por si volteas y provocas que me salgan las alas.
Y cuando tus pies tocan tierra, ¡ay cómo mi corazón tiembla!
¡Cómo quisiera que mis dedos rocen tu respiración!
Cuando más te acercas, más me vuelvo frágil y desesperada.
Mientras me miras intento parecer segura, aunque esté enloquecida.
Los segundos son infinitos mientras tu compañía me sostiene.
Las lluvias se desvían si me envuelves con dulzura.
¡Para qué quiero un sol si tú alumbras mis mañanas!
Cada día, cada noche, mi voz se vuelve más sedienta
y las miradas son viejos clavos que plantan una sonrisa.

-Kothe.

Mis primeros poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora