Cap. 2. Atrapa Sueños

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Salí corriendo, subí escaleras arriba, corrí por los pasillos y entre a mi cuarto, lo cerré con seguro, y fui a acostarme en mi cama en la oscuridad; todo mientras lloraba, leí en el mismo libro de ciencias naturales que es una buena forma de bajar calorías, claro, cuando estás con obesidad mórbida, no cuando eres un palo parlante como yo. Lloré hasta quedarme dormido, lo cual fue un largo rato.
Y por primer vez durante tanto tiempo tuve un sueño.
Estoy en un paisaje de pastos verdes, colinas altas y más a lo lejos alcanzó a notar unas montañas y aparte, bosques. Uso mi pijama; unos pantalones larguiruchos y una camisa bombacha, estoy descalzo. Miró el cielo azul, despeado de nubes grises que arruinen mi día. En mis manos aparece un cordel blanco que tirando de un papalote rojo carmesí.
Comienzo a correr sintiendo el rocío del césped recién mojado, me siento libre, el viento golpea mi rostro y el papalote sigue volando detrás de mí. Es un momento en el que me siento libre, recuerdo cuando era pequeño e íbamos mamá y papá (todavía Mabel no nacía) a un lindo paisaje, solíamos jugar con un papalote, pero cuando caía la lluvia y con ella, los rayos, solía esconderme en el interior de nuestro auto y nos poníamos a cantar en lo que pasaba la lluvia.
Seguí corriendo sin importarme hasta donde podía acabarse mi pedazo de pradera. Pero, claro, la lluvia comenzó a caer. Primero sentí una pequeña gotita de agua en mi mejilla, paré de correr, y me toqué la mejilla, luego, otra en mi hombro. El papalote seguía a flote, pero cuando la llovizna comenzó a caer, empecé a correr desesperado buscando un lugar donde mantener seco al cometa, pero mientras más corría, más lluvia caía.
Entonces estaba completamente mojado corriendo bajo el cielo nublado, corriendo, estaba desesperado. El cometa rojo seguía flotando detrás de mí. No quería que llegara la peor parte; los rayos, pero antes de que pudiera seguir corriendo. Llegó mi peor miedo.
El ruido que creaban me hacía caerme sobre la hierba y dejar escapar un grito de terror, con las piernas dobladas, me levantaba y seguía corriendo buscando una salida. Otro rayo, ésta vez sobre la tierra haciendo que se tambaleara y se resquebrajará toda la tierra haciendo levantar piedras del tamaño de mi cabeza. Me caí sobre mí mismo. Débil, me levanté. Otro rayo sobre el suelo. Me volví, esta vez no fue en el piso, fue en un árbol, había fuego y huecos enormes en la tierra. Entonces, alcé la mirada hacia el cielo, un remolino comenzaba a crearse cerca de aquí. Miré el papalote estaba flotando ahí, nada le había ocurrido, pero, pues no todo es para siempre, un brillo blanco parpadeo arriba de éste, quemándolo, y la corriente eléctrica pasando por el cordel hasta mi mano, y luego, finalmente, comencé a retorcerme de la descarga eléctrica, hasta que mi corazón no puedo con más y morí en mí sueño.

Me levanté de un sobre salto con poca respiración. Estaba sudando, mi cabello rubio estaba mojado. Miré por la ventana y podía ver las vecindades, eran de grandes casas, y con la luna redonda y blanca sobre la carretera con un precioso cielo oscurecido estrellado. Se veía muy hermoso.
Me volví a mi mesita de noche de mi izquierda, estaba un extraño objeto que no había visto hasta el momento de ahora. Es un aro decorado con un patrón de rombos de hilos con cuentas. Colgando del aro había cordeles de los cuales colgaban plumas de colores y dijes diferentes, rayos, principalmente, una casa, un oso y otras cosas más. Un Atrapa Sueños, me vino a la cabeza el nombre del objeto; los usaban los indios para espantar las pesadillas y quitarles el insomnio a varios de los suyos.
«Es muy bonito» pienso, es pequeño por lo que me lo hecho al interior del pantalón.
Voy descalzo, lo sé porque siento el piso frío al sentir el tacto. Cruzo mi habitación hasta el pasillo. Comencé a caminar a paso lento el lugar, solo puedo pensar en una sola cosa; el bosque. El que se encuentra a unos cuantos minutos de Las Residencias Verdes, no está muy lejos, si me fuera caminando llegaría en menos de veinte minutos. El cuarto de Mabel queda en un pasillo próximo al mío, está la puerta pintada con flores muertas y unicornios tristes por una lluvia bajo de ellos. Siempre eh pensado que Mabel y yo tenemos heredado el talento del dibujo de nuestra madre, aunque Mabel dibuja en las paredes de su cuarto, yo en mis libretas, yo dibujo los pocos sueños que tengo, se podría decir que solo tuve el sueño reciente en los siguientes años, por lo que no debo de olvidar dibujarlo. Tal vez la muerte de mis padres me impactó de tal manera que hizo funcionar mis sueños de nuevo.
Toqué la puerta, no respondió. Abrí la puerta con delicadeza y sin hacer el menor ruido posible aunque es imposible porque todas las malditas puertas de esta casa rechinan a la hora de abrirse. El cuarto esta oscuro, la única la luz que hay es la lámpara y apenas si es potente, es apenas muy tenue. El cuarto está decorado con dibujos y pinturas de Mabel. Mariposas con alas quemándose, flores con pétalos muertos, cráneos de esqueletos con decoraciones del día de muertos y unicornios y hadas llorando bajo lluvias.
Mabel está acostada entre un montón de mantas hecha un ovillo, dormida, era tan pacífica, no puedo ver su rostro, solo su larga cabellera castaña. En la mesita de noche se encuentra el reloj digital, los números brillantes y verdes dicen que son las tres de la mañana. Dicen que cuando te levantas sin ningún motivo alguno a esa hora es debido a que alguien o algo te observaba, muchos dicen que son los duendes, otros, los fantasmas. Yo digo que es solo un reloj biológico que nuestro cerebro crea.
Me siento a lado de su cama para mirar dormir a mi pequeña hermana. Es tan frágil, no podría ella sola con todo esto. Pero es lista. Dice una voz en mi cabeza. Podría ella vivir esto y tomarlo con calma, no es la más fuerte, pero si la más lista, es decir, mira a tu lado izquierdo ¡Mira esas pilas de libros! Me vuelvo y miró la pila de libros. Libros de fantasía, pienso en contra de la otra voz que está en mi cabeza. Todo libro te deja algún mensaje, tiene esos de Sherlock Holmes, con leer eso ya debe tener en la cabeza el mensaje de tomar todo con inteligencia y calma, luego están dos libros de Stephen King, ese hombre es un genio, creo que hay que ser muy estúpido como para no notar los mensajes que dejan sus libros. Pero, un libro no le enseña a pelear, peleo con la voz de mi cabeza. Pero, si le enseña lo peligroso que es el mundo y que debe ser valiente e inteligente. ¿O no?
En eso, Mabel se mueve en su cama, da una vuelta y pone su rostro frente a mí, su cara estaba enrojecida, con cabellos marrones pegados alrededor de sus mejillas, dormía con el ceño fruncido, al parecer ella se puso a llorar hasta descansar. Recuerdo que mi padre nos había dicho que cuando nos sintiéramos tristes lo mejor era dormir. Mis padres, muertos. ¿Cómo? No puedo creer que hayan muerto. La mujer que había sacado sus talentos, el hombre de quién saque su inteligencia. Muertos. Las personas más importantes de mi vida. Una lágrima cae por mi mejilla.
— Ahora yo te cuidaré Mabel. —Le digo— Tenlo por seguro.
Acarició su mejilla enrojecida. Bueno, al menos no iré a la escuela una semana. Eso es algo bueno. Lo malo, es que me pasaré esa semana llorando por la muerte de mis padres. Y, aparte el hecho que durante esa semana no podré ver a mis padres. ¿Quién nos cuidará? No recuerdo que mamá o papá tuvieran algún hermano o familiar que nos pudiera cuidar, la familia de mamá murió en un incendio cuando era una niña y papá es hijo único y los abuelos murieron yace mucho. ¡Ay no! ¡Quedaremos en un orfanato! Dos lágrimas caen por mis mejillas al pensar en el sufrimiento de todas esas pobres almas infantes que se quedan encerrados en esos horribles lugares dónde la palabra "mamá" y "papá" quedaba diluida en el aire como una palabra maldita y prohibida. Lo peor de esos lugares es que muchas veces, cuando son hermanos, son separados el uno del otro.
«No quiero perderte» Pienso mirando a Mabel. Paso mi mano sobre sus mejillas. Miró sobre el hombro de ella, observó más hacia allá, en unos metros hacia el este, están los bosques. Comienzo a sentir un cosquilleo en el bolsillo, como un gato ronroneando, es un sentimiento extraño, siento que el atrapa sueños empezó a vibrar. Meto mi mano y esta el objeto intacto, pero siento una vibración que recorre mis dedos a la hora de tocarlo y a la hora de ver el bosque a la lejanía. Algo dentro de mi grita con todas sus fuerzas que tengo que ir al bosque.

Sleepwalkers Vol.1 El SenderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora