Los 5 sentidos - Corazón de melón [Fanfic]

Capítulo 1 - A new life [E]

Después de 7 horas de vuelo por fin podía pisar tierra firme. No es que le disgustara volar y estar a kilómetros del suelo, pero agradecía poder estirar las piernas y no tener que soportar a pasajeros histéricos, bebés llorando o el mal olor de un hombre al que se le había olvidado el uso del desodorante. Pero sufrir todo lo que había soportado en el trayecto solo era el principio de todo lo que aún le tocaba sufrir. A partir de ahora tendría que vivir en una ciudad que no conocía, acostumbrarse a una sociedad superficial que lo basaba todo en el dinero, cuando ella y sus hermanas no tenían nada, por no mencionar que vivirían con una tía a la que nunca habían visto y que llevaba el nombre de uno de los personajes que casi siempre protagonizaba las historias de Linda cuándo Epsilon era una niña.

El viaje en autobús desde el aeropuerto hasta su nueva casa había sido relativamente corto gracias a la lista de reproducción de su móvil, la música la estaba ayudando con creces a soportar el giro de 180º que había dado su vida en menos de 24 h. Ella solía pensar en el destino y que todo pasaba por una razón, pero si en esos momentos se ponía sentimental sentiría que perdería todo por lo que había luchado, desde siempre había tenido un carácter rebelde, algo frío, no le importaba que le dijeran que tenía un humor negro y una lengua demasiado ácida para tener solo diecisiete años, a Tom siempre le había gustado que fuera así y aunque Linda casi nunca la entendía cuando hacia referencias a citas de libros o películas le sonreía como si ella formara parte de uno de los tesoros de su vida. Al bajar del autobús se vio de frente con una amplia parcela la cuál tenía una espléndida vegetación que ningún vivero tendría que envidiar y un césped perfectamente cortado. ¿Dónde diablos la habían mandado a vivir? Con un suspiro se quitó los auriculares y cuándo fue a llamar al telefonillo de la gran mansión las puertas se fueron abriendo poco a poco lo que le hizo fruncir el ceño y agarrar con fuerza sus maletas. ¿Es que tenía una especie de sensor o algo? Epsilon miró de reojo a todos los sitios que su visión le permitía. No había rastro de vida humana, solo una cámara de vigilancia que la estaba enfocando y poniendo de mal humor. Esperaba que no hubiera cámaras por todas partes, para ella su privacidad era una de las cosas más importantes del mundo y le cabreaba bastante que no lo respetaran, apretó nuevamente el agarre de sus maletas, respiró hondo y levantó un pie dispuesta a cruzar esa puerta que tanta desconfianza le había generado, pero lo que iba a ser un paso hacia delante resultó ser un paso hacia atrás cuándo comprobó que una figura corría en dirección a ella.

- ¿Qué narices..? - Esa silueta se le iba acercando cada vez más, no le gustaba nada.

Al cabo de unos segundos se distinguía mejor esa sombra, que resultó ser una mujer con el pelo de color fucsia, joder, y ella que pensaba que el suyo era raro porque era plateado, pero no le dio tiempo a seguir pensando en colores y peinados porque esa mujer la estaba abrazando. A ella. Con fuerza. No sabía como reaccionar, soltó el equipaje y se quedó con los brazos a los dos lados de su cintura. ¿Se suponía que tenía que abrazarla también? No estaba demasiado segura de ello.

- Mh.. Disculpe.. ¿Usted es..? - Lo cierto es que en su mente la pregunta no sonaba tan educada, pero no quería dañar los sentimientos de alguien que había corrido una gran distancia solo para abrazarla.

La mujer del pelo rosa la soltó por fin, la agarró por los hombros y la alejó, mirándola con una gran sonrisa para después recorrerla con la mirada de arriba abajo. Tenía cierto brillo especial en los ojos.

- Lo siento, no pude contenerme de la emoción, llevo toda la mañana pegada a la cámara de seguridad esperando tu llegada - Su sonrisa seguía ahí, como si no pudiera controlarla.

- ¿Eres Ágatha? - Tenía que serlo ¿no? Aunque aparentaba los treinta y algo era imposible que fuera su hija y por lo que sabía esa mujer se había mudado de casa y no estaba demasiado convencida con el traslado de las que eran 'sus primas'.