Capítulo 2

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—Muy buen plan —repitió.

—¡Hiker! —gritó Horn, como si nadie en la sala lo hubiera notado.

—Muy observador, Horn —respondió Hiker, en obvio sarcasmo.

—Hiker. Somos más de doscientos agentes, y yo pertenezco al Sector Omega, ¿en verdad quieres arriesgarte de esta manera? Me sorprende por parte de tu inteligencia —aseveró el serio anciano, mi superior.

—¿Y tú crees que soy tan idiota para venir solo?

La sala permaneció en completo silencio. Yo, qué puedo decir, sudaba frío, el hombre, Hiker, era algo viejo, aunque no tanto como Blake, el del Sector Omega. Todos sabíamos que si alguien podía al menos igual el poder de Blane Hiker, era ese viejo, al parecer inútil; pero que todos respetaban y temían. 

Blake sacó, aún no sé de dónde, una pequeña pistola. Disparó. 

Pero el resultado no logró más que alarmarnos. Hiker seguía de pie, y sin daño aparente. ¿Cómo era eso posible?

—Qué lástima, Blake. Al parecer no has aprendido nada —anunció Blane Hiker, mirándonos.

El anciano nos miró. Su mirada casi podía quemarnos. Al ver que ninguno de nosotros comprendía el mensaje, gritó:

—¡Ataquen, idiotas! ¿No han aprendido nada hasta hoy?

Mark fue el más rápido de todos. Sacó una Colt .38 de oro puro, y disparó. Solo con el sonido del arma, el resto despertamos de nuestro aletargamiento. Saqué una pequeña Baby hecha de bronce. Disparé a máxima velocidad. El lugar por donde Hiker estaba, se llenó de orificios, y no fue sino hasta cinco segundos después, que pudimos observar lo que quedaba de Hiker.

¿Lo que quedaba?

Estaba totalmente ileso, cubierto por unos extraños escudos rojos semitransparentes.

—Te dije, Blake, que no soy idiota, como para venir solo.

—Así es —mencionó un hombre de no menos de dos metros y medio. 

A su lado se hallaba otro tipo de la misma característica. Al parecer ellos habían desplegado los insólitos escudos.

El señor Blake titubeaba, consternado.

—¿C-Cómo es po-posible? ¡Imposible, esa tecnología no es humana!

Hiker rio.

¿Cómo nos llaman ustedes, Blake? ¿No es acaso superhumanos? ¡Por supuesto que no es tecnología humana! Está completamente fuera de su alcance. HikerBot, encárgate de todos ellos. HikerBot2, acompáñame.

Y Hiker y su robot salieron de la sala tan pronto que ni el señor Blake pudo sacar su arma a tiempo.

—El señor Hiker me ha indicado que los destruya —anunció el robot con una voz nasal. Me aterrorizé.

—Tranquilos, señores. Yo me encargaré de esto esta vez. Espero que aprendan algo.

Y el anciano se levnató de su asiento, adornado con incrustaciones de diamante. Sacó nuevamente la Colt .38, y disparó. El androide se defendió con el escudo rojo . Sin embargo, esta vez el escudo, con solo una bala, se rajó, y su resistencia apenas alcanzó para resistir la bala. Mientras el robot —supongo, por su expresión—, trataba de entender el poder abrumador de la bala, el miembro del Sector Omega sacó otra arma, la que disparó con la mano izquierda esta vez. Era una Colt .42, mortífera arma reservada únicamente para los miembros del Sector Omega. Estaba hecho del oro más fino, y pequeñas incrustaciones de diamante en las balas. Su poder había sido incrementado en laboratorio, como todas las armas que usamos, pero esta era especial. Había deseado una como esa desde que entré a Omega Corporation.

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