Capítulo 1

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—¿Por qué me mata lo malo, si es tan jodidamente bueno? —

FRIDA/ FRIDAY

—Una maleta.

—Un perro.

—Una mujer en la calle.

¿Cómo se llama la historia?

Mi vida.

¿Algo más podría salir peor?

Probablemente.

Y es que creo que va a empezar a llover.

Todo empezó esta mañana—aunque por cómo explotó supongo que no lo fue. — vivía con una chica, mi ex rumie, precisamente una muy normal—de no ser por su problema con la limpieza.—tuvimos una convivencia excelente o eso creía yo.

Al principio llevé la fiesta en paz, era nueva en una ciudad del doble de grande que mi pueblo y si lo comparaba con un psicópata que podía matarme de noche o meterme en las redes de la prostitución era lo mejor que una mujer sin experiencia podría conseguir.

El primer mes estuvo explicando cómo mantener la limpieza y porque era importante desinfectar todos los días. Ya saben, por las bacterias, las enfermedades, los fantasmas, etc. Y la verdad nunca aprendí hacerlo bien así que siempre solía mirarme como si dejar la cocina sucia fuera el peor de los pecados, pero yo entre a la universidad, Pope y el trabajo ni le di importancia.

Pero esta mañana llegaba de trabajar exhausta, con los tobillos hinchados y maquillaje corrido. Fui directo a tirarme en la cama, soñar con esa vida que nunca voy a tener, pero que es bonito imaginar y justo cuando lo creía unos gritos en la sala me trajeron y llevaron hasta de nuevo al mundo de los vivos.

Mis ojos casi se salen por lo que veía. Pope —mi bello perro— había hecho un desastre de magnitud 10.0 de esos que hasta él sabe que fue tan grande que se escondió debajo de la cama.

En el balcón había unas lindas plantas que al parecer le gustó mucho porque las arrastró por la sala en donde las rompió y caminó por todas partes. Sus patas estaban pintadas desde la alfombra hasta la pared y el sofá parecía haber sufrido un cataclismo del hoyo tan grande que tenía.

Diablos ...

Fue cuando recordé que le había comprado un hueso y su instinto le dijo que lo escondiera, pero como no tiene neuronas no pensó en esconderlo debajo, sino dentro del sofá, empecé a reírme, vamos que yo lo adopte porque su retraso me recordó al mío.

Tampoco me había dado cuenta de que estaba gritándome y bueno aún estoy un poco impactada.

Me dijo que mi animal era del demonio, —y claro que lo es por eso lo amo–pero luego dijo que lo mejor era devolverlo a la calle que de seguro tenía una enfermedad mental o matarlo era lo más económico. — y eso sí que no. — según los problemas de Pope era que mordía sus zapatos, llenando de pelos su cama y dañando sus cortinas, normal.

LA ESTADÍA. © ~1~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora