uno.

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La segante luz de la cámara me hizo cerrar los ojos por un momento y frotarlos contra mis nudillos, todos borraron sus falsas sonrisas, mi hermano mayor me soltó con asco del abrazo, revolvió su cabello y me observó con sus grises ojos molestos.

Bajé la mirada hacia el esponjoso vestido rosa pastel que mi madre había dejado en mi ropero listo.

Observé a mi mamá, rubia, refinada, con su nariz respingada. Secó una lágrima que se escapó de su bellos ojos.

Mi corazón dio un vuelco.

Papá estaba pagando las fotografías al señor.

──¡Amor! ¿Puedes venir un momento? Por favor. ──Gritó mi padre.

Mamá arregló su cabello, tomó un último sorbo de su whisky embotellado, salió de la cocina mostrando su ligera sonrisa con los dientes perfectos.

Me senté en el sillón con mis piernas colgando, dando un poco de vuelo, mi hermano se acomodó al lado mío.

──Todos creen que somos perfectos ──murmuro para mi hermano, quién me observa como casi nunca mira a alguien; con confusión y dolor teñido con cariño. ──Nunca nadie escucha en estas paredes de muñecas.

──Lo siento, pequeña. ── Me susurró después de darme un beso en la coronilla.

Dollhouse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora