No me olvides [En Edición]

Capítulo 2

Jacob

Las gotas de lluvia pintaron los cristales del tren... La vida se me había vuelto mas poética... Pero, quien no se vuelve poético cuando es feliz.

Yo era feliz, describiéndolo simplemente en una oración bastante cotidiana.

La maldita lluvia se volvió una tormenta...me recordaba a Crawley, aquellos días en que la vida me daba igual, cuando las preocupaciones iban y volvían pero eran muy poco interesantes para mí.

Cuantas veces no me pelee bajo la lluvia, me gustaba ganarme problemas...aunque eso no ha cambiado mucho, las aventuras que encontraba entre las fabricas eran cuentos que guardaba como una reliquia, era lo mas grande que podía haber hecho en ese entonces... Gracias a que yo siempre viví bajo la sombra de mi hermana, Evie Frye, ella era el centro favorito de todos y todas... Ella fue la consentida de padre... La consentida de la abuela y la que siempre me humillaba en el entrenamiento, pero aun así la quería... La quería tanto como mi hermana,

En Crawley las cosas eran bastante pesadas, al principio tanto ella como yo tuvimos que ganarnos el desdén y la rudeza de padre, no porque el lo quería así, a él le dolía la muerte de nuestra madre. Nosotros no fuimos consientes de ello los primeros años. pero si éramos lo bastante astutos como para darnos cuenta por las discusiones que padre y la abuela tuvieron por tantos meses.

Evie tuvo la suerte...o mas bien, la paciencia de sentirse interesada en la hermandad, así se ganó fácilmente a papá.

Yo, en cambio, no me sentía interesado en nada de lo que él me dijera, todo se resumía en guerra, tras guerra, templarios, asesinos...fragmentos, control... ¡Todo era ridículo! eran temas muy aburridos para un niño de seis años que solo quería jugar con su padre. Pero él fue muy insistente y quería que mantuviera el legado familiar.

Acepté, aunque, eso no evitaba que me viera desinteresado ante sus enseñanzas, lo que si me gustaba, era el entrenamiento, siempre le dedique mas tiempo a ello que a sus lecciones cotidianas.

Fui mejorando, pero cada vez que mejoraba, Evie me superaba. Tanto ella como padre siempre intentaban convencerme y guiarme por un camino distinto, diciéndome que no tiene nada que ver la rivalidad entre nosotros, ambos luchamos por el mismo motivo pero no, yo quería ser mejor.

Aunque, esto no me sirvió de mucho...

Evie, tuvo la oportunidad de asesinar a su primer objetivo, lo recordaba muy bien, yo quería ir con ella, pero padre me mantuvo todo ese tiempo a su lado, observando cada movimiento de mi hermana. Por suerte, tuve la oportunidad de burlarlo, gracias a lo que el mismo me había enseñado, entonces no dude dos veces en colarme junto a Evie. Fue...un error bastante complicado, ella si logro matar a su objetivo... pero, no evitó que me llevara mi primera paliza... Valió la pena, eso si.

Y, con el tiempo, nada cambiaría, seguía siendo el mismo descuidado de todos los días... pero, había aprendido algo mas importante, mis viajes "nocturnos" a las fabricas, me hicieron darme cuenta de la realidad en la que vivía mi ciudad, me indigné tanto que desde ese entonces me puse un solo objetivo en la cabeza.

Claro que se lo dije a Evie y ella empezó con su sermón.

— Jacob, si le hubieras puesto a padre cinco minutos de atención, te hubieras dado cuenta de que nosotros luchamos por eso, por la libertad...

—Oh, esto es incomodo sabes. me propuse un objetivo, que estaba destinado a cumplir --reí--

—Lo bueno es que al fin te diste cuenta...

—Oye Evie... Tú ¿Crees que pueda sorprender a nuestro padre si terminó con un templario?

—La verdad... es muy difícil impresionar a papá. aunque nunca sabes como va a reaccionar... Pero, si quieres sorprenderlo, no te recomiendo que lo hagas, eso, aun esta fuera de nuestro alcance.

—Evie...descubrí algo. pero no le quiero decir a papá...

—¿Qué fue? 

—Encontré varios documentos de las fabricas mas importantes de la ciudad, no estoy exagerando cuando te digo que todas le pertenecen a una sola familia, que ha estado recurrentemente en sus palabras.

—Bueno, papá sabe muchas cosas, quizá sabe de eso...

—No lo sé, Evie... Estaban en una caja fuerte... nada bueno se esconde en cajas fuertes...

—Jacob, quizá... solo quizá si puedes traer eso aquí, nos ayude...

—¡No, terminaré de raíz con el asunto. Si mueren podremos!...

—Jacob, así no funcionan estas cosas... Ese tipo de propiedades no son como el molino, así que si piensas dar un golpe así, mejor abstente.

— Lo pensé por un par de minutos— De acuerdo Evie...—Crucé los dedos—

Por supuesto que no estaba dispuesto a darle fin, solo quería tener la fama de haber asesinado un templario de alto rango siendo solo un aprendiz. Ahora que lo recuerdo, me doy cuenta de la cantidad de fallos en ese plan. En fin, en mi ilusión, visité constantemente "La casa de los Starrick"... Lo irónico, es que fue allí fue cuando la conocí... Nos odiábamos, eso no lo puedo negar, se notaba en las primeras veces que nos vimos.

Yo me burlaba de su ingenuidad y ella trataba de ser siempre intimidante, su actitud me divertía, quizá ella fue el motivo por el que me quede.

—Oh, llegaste temprano esta vez...

—Tenía que hacerlo... Te preparé una sorpresa

—¿Lo hiciste?

—Si, lo prometí —Le sonreí y ella me miró sin decir nada —...¿Te molesta mi compañía? —Le pregunté, debido a su silencio.

—Estoy esperando el momento ideal para pedir ayuda—dijo sarcásticamente

—¿En verdad la necesitas?—me acerqué a ella, tomé su barbilla mientras la acariciaba con mi pulgar.

—No, si me miras así...

—Le sonreí—Es inevitable.

—Jacob — ella sonrió y luego dejo de hacerlo mientras miraba al piso— ...deberías dejar estar aquí... Deberías irte y no volver jamás...ambos sabemos que hay muchas razones para eso...

—Kathe...tu eres la razón de que esto valga la pena y no me alejaría de ti por nada del mundo...

—Te odio...

—No lo hagas... Por favor, nunca lo hagas...

Me obligaba a sonar delicado junto a ella, como si mis palabras fueran promesas que estarían grabadas en el tiempo y que para ella, jamas se romperían. Allí estaba mi intento de ser poético,  ella me anunciaba el futuro y yo quería negarlo con el presente, valía la pena en ese entonces e incluso ahora.