Capítulo 14

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Jacob

Me fue inevitable ignorar la conexión que sentí con aquella mujer, intenté pensar en mis compromisos y el dilema de mantener una actitud discreta, pero ella tenia un aura bastante vulnerable y a la vez poseía una fuerza que no pasaba desaperciba, su delicadeza era aquel magnetismo que no me dejaba alejarme por completo, decidí recorrer un ultimo trayecto con ella hasta llegar a su hogar. Con ella frente a mi, una ultima vez antes de que desapareciera bajo el umbral de la puerta, mis ojos se quedaron fijos sobre los suyos.

—Ten cuidado, Samantha. El mundo puede ser un lugar peligroso.

—Gracias, Jacob. No olvides que si cambias de opinión, te estaré esperando.

Asentí, y con esas palabras, me alejé de ella esperando que fuera para siempre.

Quise visitar a Katherine y disculparme por mi ausencia. Tenía que ser honesto con ella, hablar sobre su peligroso pasado, y decirle que aún estaba dispuesto a apoyarla en todo lo que necesitara, era contraproducente que yo excavara mas profundo en los detalles de su caso sin escuchar su versión, ya había encontrado suficiente de su pasado para comprenderla, y desde la ultima vez que la vi, siento que tuvo el tiempo suficiente para reconciliarse consigo mismo.

En este punto ya no sabía si estaba comprometiendo mis creencias y a la hermandad por recuperar una parte de mi pasado, sin embargo el mayor martirio era pensar en que no valdría la pena.

¿Qué era lo correcto? ¿Debía seguir adelante con mi misión de proteger a Katherine? ¿Debía mantener mis labores como Maestro Asesino sin importar mi vida pasada?

Al llegar a la habitación, me preparé mentalmente para la conversación que debíamos tener. Probablemente lo que me temía, volver al mismo punto en el que ambos buscamos culpables por una mala decisión.

Antes de que pudiera abrir la puerta, Ian me recibió. Su mirada me lo dijo todo, ella se había ido. Aunque le di la orden de vigilarla, esa decisión también era parte suya. 

—Me preocupa que le pase algo.—notaba cierta incertidumbre en sus palabras. 

—Ella estará bien, sabe cuidarse sola.—le dije para tranquilizarlo—Ve a descansar un poco, el resto de los Rooks te extrañan.

Asintio sin animos y se fue, yo crucé la puerta, la conocía lo suficiente para darme cuenta de que ella nunca se alejaba sin dar una explicación, probablemente quería mantener lejos a Ian, pero le prometí que estaría pendiente de ella. 

Caminé hacia el escritorio, había leído la carta que le dejé. Al parecer lo entendió mejor de lo que imaginaba, e hizo todo lo contrario a lo que esperaba.

Encontré ceniza en un cenicero, ella no fumaba. 

—Qué estás tramando ahora. 

Me acerqué a los estantes y había un libro que no estaba en su sitio, era un diccionario. Que raro lugar para guardar un mensaje. Cuando retiré el libro, un pedazo de papel cayo al suelo.

Fruncí el ceño mientras veía lo que contenía, era un retrato rápido, el carboncillo se pegó en la yema de mis dedos, y cuando sostuve la imagen desde una esquina pude distinguir el rostro de Samantha.

Guarde el dibujo para que no se maltrara, aún me sentía un poco inherente a lo que acaba de encontrar, que se supone que era esto, alguna especie de broma.

Aunque no quería volver a encontrarme a esa mujer, no tenía más opción que ir a su fiesta tal y como ella me lo pidió.

Regrese con Ian más tarde para informarle la situación de Katherine.

—Esto no es bueno.

—¿Crees que ella tenga algo que ver con la tortura que pasó Katherine?

—Es una posibilidad, pero tengo que hacer algo.

—Maestro, encárgate de lo que debas, yo seré tus ojos y oídos está vez.

—Ian, confío en tí.—Asenti y le di una mirada de aprobación.

Envié una carta a la casa de Samantha para confirmarle mi asistencia, me daba cierto escalofrío volver a presentarme con ella.

El día de la fiesta, me dejó notar su emoción ya que envío un cochero personal para que pudiera asistir puntual. Siento que nunca debí haberla rescatado.

Al llegar a su casa, ella ya me esperaba afuera de la misma, llevaba un vestido ancho de un suave color celeste con encaje y varias perlas. Su cabello ahora estaba recogido con un adorno de flores que resaltaba aún más el tono rojizo.

Me baje del carruaje para acercarme a ella y darle un delicado beso en el dorso de la mano.

—Señor Frye, el negro le queda bien.

—Creo que me vería mejor con usted a mi lado.—le ofrecí mi brazo para caminar junto a ella al interior del edificio, ella sonrió y acepto mi invitación.

Mientras caminabamos, algo no andaba bien, sentí que éramos acechados constantemente por una mirada o más bien por una persona.

Mi instinto me decía constantemente que ambos corríamos cierto peligro, pero no podía alarmar a Samantha. En cierto modo decidí ocultar mi presagio mientras estaba junto a ella.

La fiesta empezó poco después, habían llegado ya varios de sus invitados, sin embargo no dejaba de ver a la persona que nos estaba acechando, porque no le podía reconocer.

Samantha no sé despegaba de mi, me llevó con ella al primer baile de la noche.

Trate de acompañar sus suaves movimientos mientras levantaba delicadamente sus brazos, la hice dar una vuelta y luego termine con mis manos sobre su cintura.

La mire a los ojos y ella me sonrió.

—Gracias por ayudarme.

—No es nada, estoy aquí por tí—le dije sin dejar de bailar sincronizado con ella.

—Mhp... Es bueno escucharlo, porque no te pienso soltar en toda la noche.

—Sam, es tu fiesta hay muchos hombres con los que puedes disfrutar.

Ella negó con la cabeza, tome una de sus manos y le dí una lenta vuelta, dejando que un poco de su peso recayera sobre mis brazos, mantuve cerca su rostro y luego la ayude a retomar el equilibrio.

Me miró unos instantes, nos agradecimos mutuamente por el baile con una ligera reverencia.

Me acerqué de nuevo a ella y la tome de la mano mirando su gran emoción pero no duraría mucho.

No me olvides [En Edición]Where stories live. Discover now