Capítulo 12

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Jacob

Samantha Gallagher, es de nacionalidad galesa, cuenta con alrededor de veinte años de edad, es huérfana y llegó a Inglaterra con la esperanza de encontrar una vida digna junto a sus tíos que fueron muy benefactores con ella, lejos del pasado que afrontó en su niñez, tuvo la oportunidad de estudiar y ahora trabajaba como institutriz de dos niños de ocho y siete años respectivamente, lo hacía con el objetivo de pagar sus propios caprichos, detestaba depender del dinero de sus tíos, pero nunca fue malagradecida con ellos.

Entre sus intereses más comunes hay una larga colección de monedas que construyó desde hace cinco años, mencionó que tiene un gusto innato por reparar cualquier objeto que funcione con un mecanismo simple o complejo de engranajes, tiene cierto gusto por el sonido que producen todas las piezas juntas, ella lo describe como una armonía adictiva. Cuando me relató esto, noté que el miedo desaparecía de su mirada.

Hablamos durante varias horas, y por más pronto que suene, ella me demostró confianza. Me insistió en que la cuidara, así que alquilé una habitación para que pudiera descansar, no se sintió en ningún momento incómoda junto a mí y se durmió profundamente, pero yo no pude pegar un ojo durante toda la noche, era una mujer que no conocía, pero no podía dejarla a la intemperie después del riesgo que pasó durante su secuestro, tenía que asegurarme que estaría a salvo.

La miré dormir tan plácidamente, su cabello rojo y rizado la hacían ver como una pequeña niña indefensa. La primera impresión que tuve sobre Samantha era de incertidumbre, la misma que puedes sentir al momento de entrar a un cuarto completamente oscuro y vacío. Nada me aseguraba que ella era mujer indefensa o simplemente era producto de mi paranoia, lo único seguro es que ella no era como cualquier mujer que había rescatado de problemas similares, la veía más frágil, más inocente y sobre todo muy fuerte, había algo distinto en Samantha que no me permitía verla como una persona común.

Después de darle vueltas a la vida de Samantha, pude conciliar unas horas de sueño, mi cuerpo cayó en una butaca frente a ella, para cuando desperté, ya no estaba en la cama, tal vez todo el asunto de su aura misteriosa solamente se trataba de un espejismo reflejado de su belleza y su carácter seductor, pero en realidad, aun no me había librado de ella.

—Buenos días, Jacob. La tierra te dice hola. —Se sentó en la cama frente a mí.

—Pensé que ya te habías ido. —Dije aun sin ánimos, mientras mis ojos se acostumbraban a la luz.

—Quise tomar un baño. —Sonrió. —Pero este lugar no es muy adecuado.

—Mhp... Es tu decisión.

—Lo sé, es que aún me siento nerviosa por lo que sucedió ayer.

—¿Cómo pasaste la noche? —Dije para evitar el tema.

—Muy cómoda, tu compañía me ayudo a dormir.

—No eres la primera que me lo dice. —Sonreí. —Avísame cuando estés lista, te llevaré a casa.

—No hace falta, quería...—Dejó de hablar y bajo la mirada. — Puedo apañármelas desde aquí, no vivo muy lejos, pero quiero pagarte tu hospitalidad.

—¿Qué? —Me precipité al escuchar la suavidad de su voz al final.

—¡Jacob!, no me refiero a eso.

—Fue culpa mía, continua.

—Dentro de unos días es mi cumpleaños y mis tíos me organizaron una fiesta, además están aprovechando la ocasión para encontrarme marido, no tengo intenciones en invitarte para que te conviertas en mi esposo, es solo en forma de agradecimiento y quiero evitar que me hostiguen durante toda la noche. Además, de no ser por ti, probablemente esta fiesta se convertiría en un homenaje.

—Dudo que tu familia sea tan indolente.

—No puedo imaginármelo de otra manera. —Sollozo ligeramente.

—No llores, preciosa. Ya estás a salvo.

—Gracias, Jacob. —Me abrazó nuevamente.

La pegue contra mi pecho mientras acariciaba su suave cabello, eran hilos muy delicados que caían sobre su espalda en forma de cascada, esta mujer tenía la capacidad de volver vulnerable a cualquier persona, me pregunto si es parte de su encanto natural. Me estaba comprometiendo demasiado dentro de su vida, yo sólo la rescaté, no podía ser parte de su vida personal, la separé de mis brazos y le observé el rostro, sus ojos estaban ligeramente rojos por las lágrimas, levanté mi pulgar hacia su mejilla y le limpié una lágrima.

"Tengo que irme" fue lo único que pude decir antes de que siguiera controlándome con sus delicadas acciones.

Jacob, esto no es correcto.

Mi prioridad aún era el bienestar de Katherine, ella me necesitaba, ni siquiera la visité en el hospital y falté cuando dejó ese lugar, sé que era importante para ella que estuviera allí, pero cómo puedo mirarla a los ojos si ni siquiera la conozco y sé que mentiría con tal de no involucrarme.

No me olvides [En Edición]Where stories live. Discover now