Gruñidos De Medianoche I

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Los muros se levantan, imponentes, escondiéndonos de un mundo que está desplomándose, desaparece. Muere.
Detrás del muro, la única línea de defensa somos los hombres en turno de guardia, asomándonos por sobre el muro, esperando que los zombies se acerquen, para deshacernos de ellos. Para mantener a la gente fuera de peligro.
Subo las escaleras al pretil que nos permite mirar el exterior. Eric ha ordenado que hagamos el menor ruido posible, para así no atraerlos. Llego a mi lugar, y la persona a la cual voy a relevar me deja un arco y varias flechas. No sé qué haré cuando llegue el momento de asesinar a un zombie. No tengo idea de cómo usar esto. Regreso a verlo, pero el no hace lo mismo.
Intento poner una flecha en posición, pero no logro hacerlo. Miro a todos lados, desesperado.

-Tal vez te sientas mas cómodo usando esto. - Dice una voz a mi lado derecho. Giro a mirar, y el chico de a lado me pasa una ballesta. No es muy grande. Tiene unos 25 años, y es mucho. Se ve joven. Su cabello es castaño oscuro y es algo largo. Sus ojos son pequeños, y grises. Sus labios son delgados, y el también lo es. Tomo la ballesta.
-Te será difícil recargarla al principio, pero no creo que lo necesites. No hay mucha actividad aún. Mi nombre es Gareth. Gareth Moreland. - Me dice mientras estrecha su mano.

-Dean Paradis. - Respondo, y le devuelvo el saludo.

-Causaste una polémica con la gente de misiones hace unos días.- Dice, mientras mira el exterior, vigilando que nada se acerque.

-Sí. No pensé que les afectaría tanto.

-La gente cree que mientras menos personas estén aquí, su vida estará más asegurada. - Encuentro cierto tono de preocupación en su voz. - Se han hecho a la idea de que se han ganado su lugar, pero la verdad es que has hecho más que algunos de ellos.

-No entiendo por qué están enojados

-Están conscientes de que llegará el momento en el que las provisiones escasearán, y mientras más gente se refugie aquí, menos tiempo queda para que ese momento llegue. Los he oído hablar. Ándate con cuidado.

-¿Qué cosas han dicho? - Pregunto. El me calla casi instantáneamente.

-¡Sh! Ahí hay uno. - Un zombie sale de entre los árboles. Va apresurado, pero caminando. Gareth toma el arco, apunta su flecha, y la dispara. Ésta alcanza al zombie por el pecho y lo derriba momentáneamente, pero sólo lo enoja. Se levanta y comienza a correr hacia el muro. -Tu turno.

Recojo el arma y apunto a su cabeza, pero se mueve demasiado rápido. No sé si pueda darle.

Sigo su paso apuntándole por unos metros más, y disparo. La flecha da en su frente, y cae muerto al instante. Muerto definitivamente. Suspiro y bajo la ballesta.

-Nada mal para el primer tiro. - Dice Gareth dándome un par de palmadas en la espalda.

Los gruñidos regresan. Gareth levanta el arco mientras recargo la ballesta.

Tenso la cuerda , coloco la flecha y apunto a los árboles en espera de los muertos.

El primero se asoma, y antes de que pueda disparar, Marianne sale de entre los árboles y se deshace de él desde su camioneta, dándole un tiro a quemarropa en la cabeza. Han regresado, cosa que me causa un alivio después de lo que pasó ayer con Adrian.

Las puertas del muro se abren a ellos, y todos bajan rápidamente a ver que estén bien. Yo y Gareth nos quedamos por si más zombies vienen.

Volteo a mirar. Marianne baja de la camioneta cojeando. Los médicos de la comunidad se acercan a ayudarla, pero ella rechaza su atención, y los manda con otro chico en su grupo, que viene sangrando en el hombro. Seguramente lo han mordido.

Día ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora