CAPITULO 3: ESCAPE

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¿He? ¿Qué dices? ¿Qué continúe? ¡Oh cierto! la historia déjenme ver en qué parte de este diario me quede. he ¿Qué no te había dicho que este es un diario? Claro que te había dicho, digo si no de donde yo sabría lo que decía y pensaban ¿Qué a quién pertenece? Porque no mejor continuamos con la historia estoy seguro que seguirás descubriendo más cosas, ahora cierra la boca y déjame continuar.

Después del brutal castigo de parte del guardia hacia Okita ambos caminaban de vuelta hacia la celda en la cual seguían encerrados Okita y Kagura y mientras unos simples rayos de la luz de la luna se filtraban a través de los barrotes de una pequeña ventana, la poca esperanza de Okita se escapa pero mientras a duras penas caminaba con las piernas temblorosas pero el rostro firme para no demostrar ningún signo de debilidad ante el guardia su mente planeaba una manera de escapar.

-¡entra! nos vemos mañana niño, jajaja- rio el guardia mientras empujaba y cerraba la puerta de la celda

-¿Qué demonios?- pregunto Kagura mientras se acercaba a Okita que había caído de rodillas por el fuerte empujón del guardia – ¡no te me acerques!- grito Okita mientras se ponía de pie y se alejaba y se recargaba en la pared

-¡oye maldito! ¿Qué te sucede? Todavía que me preocupo por ti, así me tratas tu maldito- replico Kagura mientras tomaba a Okita por el cuello de la camisa pero su cara de enojo cambio al ver la de él y como su expresión de dolor era más que evidente

-suéltame- exclamo mientras Kagura lo bajaba. Después de eso Okita se apartó sin decir ni una palabra y se fue al mismo rincón donde solía dormir en soledad.

A la mañana siguiente regreso el guardia -vamos es hora su comida- les dijo mientras ponía sus platos sobre el suelo –que carajos es esto es menos que la última vez- reclamo Kagura mientras veía su plato con desprecio –oh lo siento, como no han trabajado adecuadamente tuvimos que bajar a la mitad su comida- respondió el guardia mientras sonreía

-maldito, ¡ya verás!- protesto Kagura mientras sacaba el brazo en un intento de alcanzar al guardia

-ya deja eso, china tonta. Toma ten, no tengo hambre- reacciono Okita mientras le entrega el plato

Y volvía a ver cara a cara al guardia –je interesante no dejas de sorprenderme- afirmo de nuevo el guardia mientras abría la celda

-bien si no piensas comer es ¡hora de trabajar!- exclamo el guardia mientras sacaba a Okita –oye bastardo aún estoy comiendo y cuando piensas darnos un descanso, te demandare por sobreexplotación- argumento Kagura mientras comía apresuradamente

-no se preocupe señorita usted no trabajara hoy, jajajaja- rio el guardia mientras se iba con Okita y dejaba encerrada a Kagura

-tengo que pedirte una cosa más acércate- y mientras Okita susurraba en el oído el guardia volvió a reír una vez más –jajajaj morirás más pronto, no cabe duda eres todo un masoquista- -en el fondo soy más sádico de lo que aparento- respondió Okita.

Después de eso pasaron 5 días más en la cual se había creado una nueva rutina. En la cual, solo Okita salía a trabajar en la prisión mientras Kagura se quedaba sola en la celda y de igual manera la rutina del guardia en la cual golpeaba a Okita sin piedad como si de una fantasía enferma se tratara, pero había algo aun un poco más extraño que ocurría en la comida y era que Okita siempre se ocultaba en una esquina dándole la espalda a Kagura y con la cara contra el muro, de igual manera su plato siempre venia cubierto hasta que un día la curiosidad gano.

-oye bastardo aún tengo hambre- exclamo Kagura mientras se acercaba a Okita –eso no me importa ya te comiste tu parte, idiota, no es mi culpa que comas tan rápido- respondió Okita mientras ocultaba su plato.

-bastardo, dame un poco no quiero morir de hambre- objeto Kagura mientras se lanzaba hacia él y mientras ambos tiraba del plato la pequeña cubierta se cayó, revelando que no tenía absolutamente nada –no puedo creer que ya te lo hayas comido todo- replico Kagura mientras su rostro se tornaba un poco triste

Pero antes de que Okita pudiera decir algo una voz se escuchó –oh valla, al fin lo descubriste niña, si así es el pequeño de ahí te ha estado dando su comida por esta semana, eso significa que él no ha comido nada, pero no te preocupes eso ya se acabó. Felicidades uno de ustedes se larga de este agujero

-¡QUE SOLO UNO!- respondieron al unísono ambos

-guau tranquilos, si aparentemente alguien dijo que teníamos un miembro del shinsengumi aquí así que nos llamaron desde más arriba y dijeron que por su servicio estaba libre pero el otro no dijeron nada así que será ejecutado hoy ya saben apara ahorrar gastos, ¡bien! ¿Quién de ustedes es?- pregunto el guardia mientras abría la puerta y sonreía

Ambos se voltearon a ver. Los dos conocían la respuesta y sabían el resultado de que uno de ellos moriría y el otro obtendría su libertad, pero en el fondo de uno de ellos, sabía que no tenía que ser de ese modo.

-yo tengo algo...- hablo Kagura en voz baja mientras se acercaba al guardia, pero antes de que pudiera decir algo Okita la detuvo y le cubrió su boca

-oh es ella no cabe duda, mírela no cabe duda es toda una perra del gobierno. Oh que triste me siento, tu podrás volver a tu vida de inmundicia y pobreza, oh que tristeza. Guardia llévese a esta perra que se siente feliz de volver a trabajar con un gorila- expreso Okita, mientras intentaba hacer un escena trágica y fingía estar triste

-ja bueno es hora de irnos niña. ¡Guardias sáquenla! – ordeno aquel hombre mientras sonreía y cerraba la puerta. En esos momentos Kagura solo guardo silencio y permaneció en un estado de shock ante el acto y sacrificio de Okita o tal vez ella simplemente quería salir del lugar sin importarle Okita

-jefe estoy casi seguro que el reporte decía que el miembro del shinsengumi era un hombre- observo uno de los guardias que escoltaba a Kagura

-ya lo sé, pero fue divertido no crees, esa clase de hombre solo se traga su orgullo por una persona especial- afirmo el guardia mientras Kagura escuchaba y se quedaba en silencio un tanto conmocionada.

Después de eso pasaron 6 horas que fueron eternas para Okita en donde el simplemente estuvo en silencio pensando en el acto que acaba de hacer.

-listo, niño ¡ya es hora!- grito el guardia mientras la puerta se abría y Okita salía para afrontar su destino, aun el pasillo rumbo al patio aprecia inmenso y con cada paso que el daba el corazón de Okita se agitaba cada vez más. Al salir al patio Okita pudo ver que ya estaba listo una plataforma de ejecución en donde dos guardias con katanas lo estaban esperando.

Después de eso ambos subieron sin decir ni una palabra, con cada escalón que subía una gota de sudor desde el rostro de Okita caía al suelo. Momentos después Okita estaba de rodillas y listo para enfrentar su destino con una sonrisa en su rostro

-¿unas últimas palabras?- pregunto el guardia –No, qué esperas que grite que me convertiré en el rey de los piratas o que el one piece existe, ¡VETE AL INFIERNO! – grito Okita

-bien dicho chico. ¡ADIOS!- y mientras el guardia daba la señal, ambas katanas bajaron dispuestas para cortar en cuello de Okita

Pero justo en el momento, cuando ambas espadas se acercaban peligrosamente al cuello de okita un grito retumbo por cada pared de la cárcel -¡AARRRRRG!- una silueta de color oscuro atravesó desde la cima de una de las paredes de la cárcel hasta llegar a la plataforma en donde aquella misteriosa sombra golpeaba brutalmente y apartaba a Okita de aquellas cuchillas al mismo tiempo que la plataforma improvisada colapsaba

-lo siento, yo soy la única que puede matar a este idiota- aseguro Kagura mientras se señalaba y tomaba el cuerpo seminconsciente de Okita

-china tonta ¿no puedes ser más delicada?- gimió de dolor Sougo mientras se intentaba recuperar

-cállate ¡idiota! Es tiempo de pensar como saldremos de aquí-

-no pienso agradecerte nada -

-ja, no lo necesito. Estamos a mano idiota- exclamo Kagura mientras se preparaban para pelear

Fin de este capitulo

Siguiente capítulo 4: adiós prisión 


El reporte de Yamazaki: código S + CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora